Entrevista con el director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia Miguel Ángel Jiménez: "Cuando el Estado de Alarma acabe y volvamos a la 'nueva normalidad', la Iglesia seguirá sirviendo a la sociedad"

Miguel Ángel Jiménez, responsable del Sostenimiento de la Iglesia
Miguel Ángel Jiménez, responsable del Sostenimiento de la Iglesia

"Cuando el 15 de marzo todos empezamos a quedarnos en casa, hubo un colectivo que no la tenía: los sin hogar. Ellos encontraron en la Iglesia, en sus centros de acogida, el techo y las paredes, el hogar que necesitaban"

"Tenemos que gritar proféticamente que esta sociedad tiene que cambiar y en muchos aspectos de manera radical"

"A pesar de que a veces da la sensación de que la sociedad no reconoce su labor, sin embargo, el número de X, que es un pulso permanente y anual, crece. Eso muestra la confianza sencilla de la gente en lo que la Iglesia hace"

"Los templos cerrados, porque la Iglesia permanece siempre abierta, supone que no se pueden realizar colectas, que los donativos se resienten"

"El sistema que existe actualmente en España es tremendamente respetuoso. Marca la casilla de la Iglesia quien quiere, libremente. El mejor argumento que se puede encontrar para que cada uno pueda decidir en libertad si marcar o no marcar es la labor de la Iglesia"

"Los abrazos volverán", es el lema de la campaña que la Iglesia española ha lanzado este año para la declaración de la Renta. En mitad del drama del coronavirus, los obispos han querido lanzar un mensaje de esperanza. "Esta situación será superada y volverán los abrazos. Eso ha sido lo que hemos querido expresar: fundamentalmente esperanza", nos cuenta Miguel Ángel Jiménez, director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia.

En entrevista con RD, Jiménez asume que hay quienes que siguen pensando, pese a todo, que la Iglesia no se involucra. "Es bueno que haya voces discordantes. Por usar un lenguaje coloquial: nos pone las pilas", apunta, aunque reivindica "la labor constante de la Iglesia con los olvidados permanentes, de los sin hogar o los drogodependientes, y parecían reclamar de la Iglesia que respondiera. Esa es la respuesta: poner luz sobre todo lo que la Iglesia hace. Además, sin esperar nada a cambio".

"Cuando el 15 de marzo todos empezamos a quedarnos en casa, hubo un colectivo que no la tenía: los sin hogar. Ellos encontraron en la Iglesia, en sus centros de acogida, el techo y las paredes, el hogar que necesitaban (...). Cuando el estado de alarma acabe y todos volvamos a la llamada 'nueva normalidad', cuando ya no sean necesarias ayudas de emergencia, la Iglesia seguirá sirviendo a la sociedad no solo con ayudas sociales a los más necesitados, sobre todo ofreciendo esperanza y poniendo la realidad de Dios en medio del mundo", recalca el responsable del sostenimiento de la Iglesia. 

-El tema de esta campaña... "Los abrazos volverán"... es un canto a la esperanza en tiempos de coronavirus. Entiendo que éste no era el lema de campaña inicial. ¿Cómo se ha trabajado esta nueva campaña? ¿Nos puede contar algo de la que estaba prevista? 

En medio de las dificultades, del dolor y del sufrimiento, especialmente en los momentos de enfermedad y de muerte, la Iglesia tiene que expresar además de la cercanía con las personas que sufren, también, y sobre todo, vivir y transmitir esperanza. Es verdad que esta situación será superada y “volverán los abrazos”. Eso ha sido lo que hemos querido expresar: fundamentalmente esperanza.

Lo que estaba previsto era mostrar la labor permanente de la Iglesia en beneficio de la sociedad y la petición de colaboración con esa labor.

Habrá que dar gracias a tantísima gente como se está entregando porque sigue desempeñando su trabajo, su oficio, su vocación, especialmente los sanitarios, sí, pero también otros muchos. Los científicos están procurando un remedio para esta enfermedad, y su trabajo habla de Dios, de la razón que se imbrica con la fe. Pero hay una esperanza que vivimos más allá: la esperanza en la resurrección, en la vida eterna, la vida en plenitud. Si nos tomamos en serio esta vida es porque creemos en la vida plena que nos espera en el cielo.

La Iglesia está en lo ordinario y en lo extraordinario. Una sencilla constatación. Cuando el 15 de marzo todos empezamos a quedarnos en casa, hubo un colectivo que no la tenía: los sin hogar. Ellos encontraron en la Iglesia, en sus centros de acogida, el techo y las paredes, el hogar que necesitaban. La catástrofe que este virus ha provocado también ha hecho posible que la sociedad entera siguiera olvidándose de los que ya tenía muy olvidados. A ellos da siempre respuesta la Iglesia. También ahora se la ha dado en medio de otras muchas acciones, unas puntuales por esta situación, otras permanentes.

Cuando el estado de alarma acabe y todos volvamos a la llamada “nueva normalidad”, cuando ya no sean necesarias ayudas de emergencia, la Iglesia seguirá sirviendo a la sociedad no solo con ayudas sociales a los más necesitados, sobre todo ofreciendo esperanza y poniendo la realidad de Dios en medio del mundo. 

- Hablan de una iglesia abierta 24 horas los siete días de la semana. ¿Qué puede aportar la Iglesia en estos tiempos difíciles?

La Iglesia está siempre disponible. Ojalá y no tuviéramos que ver largas colas a las puertas de los comedores sociales, ni de la Iglesia ni de otras instituciones. Tenemos que gritar proféticamente que esta sociedad tiene que cambiar y en muchos aspectos de manera radical.

El papa Benedicto XVI afirmó rotundo que, aunque se acabará la necesidad material, la persona siempre estaría necesitada de esperanza. Habrá que buscar los instrumentos necesarios para que nuestras sociedades avanzadas no se dejen a personas fuera del camino, pero la presencia de la Iglesia es un bien social porque aporta algo que nadie más puede aportar: esperanza. Podemos tener los aspectos materiales básicos y no básicos cubiertos y estar instalados en una tristeza profunda. El corazón del hombre necesita respuestas de sentido profundas y definitivas.

- Han lanzado un portal https://iglesiasolidaria.es/, para mostrar las actividades de cada diócesis ante el coronavirus, y la posibilidad de colaborar con los proyectos. ¿Cómo está funcionando?

Muy bien. Ha sido un aldabonazo poderoso, pero muy sencillo. Se trata simplemente de mostrar todo lo que la Iglesia está haciendo desde el minuto 1. Alguna voz tímidamente ha preguntado qué estaba haciendo la Iglesia en esta situación. Ya se habían olvidado, como decía antes, de la labor constante de la Iglesia con los olvidados permanentes, de los sin hogar o los drogodependientes, y parecían reclamar de la Iglesia que respondiera. Esa es la respuesta: poner luz sobre todo lo que la Iglesia hace. Además, sin esperar nada a cambio. Una de las cosas que caracteriza a la Iglesia es la paciencia, el tiempo de la Iglesia. El tiempo de Dios es el del que siempre espera, siempre confía. Así también actúa la Iglesia. A pesar de que a veces da la sensación de que la sociedad no reconoce su labor, sin embargo, el número de X, que es un pulso permanente y anual, crece. Eso muestra la confianza sencilla de la gente en lo que la Iglesia hace.

Además, es bueno que haya voces discordantes. Por usar un lenguaje coloquial: nos pone las pilas. A la sociedad española hay que pedirle un mayor reconocimiento de lo que la Iglesia hace, una lealtad sincera porque hay muchísima entrega, muchísimo bien, pero también es bueno que en la Iglesia nos sintamos exigidos. Al fin y al cabo, el Señor nos pide santidad y ese reclamo y petición a la Iglesia nos ayuda a caminar en esa dirección.

-Llevamos mes y medio con los templos cerrados. ¿Cómo puede afectar esta situación a la economía de las parroquias y las diócesis? ¿Cuánto se puede estar perdiendo en materia de donativos, etc...?

Está afectando mucho. Los templos cerrados, porque la Iglesia permanece siempre abierta, supone que no se pueden realizar colectas, que los donativos se resienten. Sin embargo, las necesidades, sin ser las mismas, siguen estando presentes. Hay parroquias y diócesis con préstamos suscritos a los que siguen haciendo frente. Por eso, desde un punto de corresponsabilidad, o desde el sencillo punto de vista de que somos la familia de los hijos de Dios todos estamos llamados a colaborar, con mucho o poco, con lo que podamos. Aquí no se trata de exigencia sino de sentirnos llamados y reclamados a colaborar. Tenemos un instrumento valioso que es el portal www.donoamiiglesia.es. Ahí se puede realizar un donativo a cualquier parroquia de España, pequeña o grande. Cuenta con todos los parámetros de seguridad que las modernas tecnologías requieren. Y también algo que yo creo importante: intimidad. Cualquier persona puede realizar un donativo. Hasta me imagino una persona alejada de la Iglesia, pero que valora su labor; que reconoce en su cura y en su parroquia una acción comprometida con los demás, en el sentido que sea, también, y sin que nadie se entere, se puede realizar un donativo.

- La pandemia, ¿pone en riesgo el sostenimiento de la Iglesia?

Lo que muestran las situaciones límites son generosidades también extremas. Uno de los aspectos característicos de nuestra sociedad, que en estos días se ha visto de manera especial y contundente representado por multitud de colectivos, es la entrega. Es verdad que en la cúspide la hemos visto en los sanitarios, pero ha habido muchas personas, muchos oficios que han servido al conjunto de la sociedad generosamente.

En ese sentido, el sostenimiento de la Iglesia no es solo económico. Aquello de ayudar a la Iglesia en sus necesidades tiene una vertiente económica que no es exclusiva. Por eso estamos convencidos de que el sostenimiento de la Iglesia pasa por un sentido de pertenencia mucho más amplio desde la ofrenda de nuestro tiempo, de nuestras cualidades y nuestros conocimientos, de nuestra oración y de nuestra colaboración económica.

El cepillo digital, pionero en españa, se ha extendido ahora por otro países como Francia o Reino Unido
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- ¿Qué le diríamos a aquellos que dicen que no hay que marcar la X de la Iglesia en este momento?

En mi opinión, el sistema que existe actualmente en España es tremendamente respetuoso. Marca la casilla de la Iglesia quien quiere, libremente. El mejor argumento que se puede encontrar para que cada uno pueda decidir en libertad si marcar o no marcar es la labor de la Iglesia. Tiene mucho peso la labor social y pocas personas están en desacuerdo con ella. Sin embargo, también la Iglesia, sus sacerdotes, sus voluntarios, ofrecen esperanza, apoyo y consuelo. Ahí empezamos ya a no hablar de ayuda material sino de otro tipo. Pero también la fe es una gran aportación social, aunque no se quiera ver. La libertad religiosa, el derecho de creer cada uno y de poder expresarlo con libertad es un bien intangible. La pluralidad, el respeto, siempre dentro del marco democrático, es una gran aportación social. Necesita nuestra sociedad más madurez para reconocer con naturalidad la presencia de la Iglesia en medio de la sociedad como una institución más, sin privilegios, pero también sin discriminaciones.

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