El Real Alcázar de Sevilla acogió la inauguración de las Semanas Sociales Luis Argüello: "La fraternidad no se construye desde los puños, desde los sentimientos, desde los consensos"

Luis Argüello, durante su intervención en la Semana Social
Luis Argüello, durante su intervención en la Semana Social

“Vivimos un momento mejor que ninguno para ser católicos. Si una institución puede ser global es la Iglesia católica. Siendo global, acontece en cada iglesia particular” dijo el portavoz de la CEE

Jesús Avezuela: "Es necesario repensar el papel de las religiones, en especial de la Iglesia católica" "Vacunarse no es una obligación; ahora bien, lo que resulta evidente -vista la evolución de los hechos- es que no hacerlo supone, cuando menos, una falta de respeto y de consideración hacia el otro al que le puede provocar daños muy indeseables"

Saiz Meneses invocó las palabras del Papa Francisco para reivindicar "un nuevo humanismo que canalice la irrupción de la fraternidad para terminar con la globalización de la indiferencia y la hiperinflación del individuo"

Bernardito Auza: "La globalización no es de hoy. Las Expediciones de Magallanes y de los otros navegadores del Siglo de Oro fueron viajes generadores de encuentros de pueblos y culturas y, no obstante los desencuentros y los choques, fueron generadores de nuevas culturas, de nuevas identidades, de nuevos conocimientos: los inicios de una verdadera globalización"

"La regeneración de la vida pública requiere una especial orientación al bien común. Y en este punto, es importante la implicación de los católicos, desde la pluralidad y diversidad, en la esfera pública desde el diálogo y no, simplemente, ocupando espacios de poder e influencia, así como de repensar el papel de las religiones, en especial de la Iglesia Católica". El Real Alcázar de Sevilla sirvió como marco incomparable para la apertura de la XLIII Semana Social de España, bajo el lema “La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación”.

La ponencia inaugural fue pronunciada por el secretario general de la CEE, Luis Argüello, quien denunció que “no se puede cambiar la vida pública sin transformar la vida privada”

“Para regenerar la vida pública es necesario impulsar la vida vivida como vocación política”, subrayó Argüello, quien defendió que “la Doctrina Social de la Iglesia es la brújula que debe seguir la Iglesia”, frente a “la tentación de las ideologías”.

Monseñor Argüello
Monseñor Argüello

¿Hay una verdad?

Así, reivindicó la “importancia de pensar con las manos, de reflexionar sobre los hechos de los que somos testigos y partícipes, porque la DSI propone cambios en profundidad en el corazón, conversión y en la sociedad, innovación, revolución en algunos casos que exigen las situaciones de injusticia, para servir al verdadero bien de los hombres”.

Regenerar la vida pública implica una vocación al bien común, y ahí se preguntó “qué aporta la Iglesia al bien común”. Pero “¿hay una verdad sobre el bien?”, se preguntó, lamentando una sociedad en la que “está en cuestión hasta la comprensión del significado de la diferencia sexual”.

“Vivimos un momento mejor que ninguno para ser católicos. Si una institución puede ser global es la Iglesia católica. Siendo global, acontece en cada iglesia particular”, incidió el obispo auxiliar de Valladolid, quien criticó los criterios “del imperialismo, del poder, de los intereses económicos y políticos”.

Yo puedo levantarme por la mañana y creerme que soy María Luisa, y puede que me lo reconozcan, pero soy Luis. Volvemos a las máscaras. Hay causas legislativas, políticas y sociales

La dictadura de “lo políticamente correcto”, donde “hoy casi todo es interpretación, opinión, pero la realidad… Yo puedo levantarme por la mañana y creerme que soy María Luisa, y puede que me lo reconozcan, pero soy Luis. Volvemos a las máscaras. Hay causas legislativas, políticas y sociales”.

Desde esa óptica, el prelado instó a “volver a poner en la plaza pública lo que significa creer en Dios”, ofreciendo “una fraternidad que no se construye desde los puños, desde los sentimientos, desde los consensos, sino que es un dato que brota de reconocer que tenemos un padre común y un futuro compartido por todos”. 

“¿Es posible que la razón no se abra a la verdad? ¿Existe la verdad, o todo son opiniones? La creencia en Dios ayuda a decir la verdad, la razón, la libertad, o solo somos fruto de la evolución?”, finalizó.

Ejercieron de anfitriones el teniente de alcalde de Sevilla, Juan Carlos Cabrera, y el arzobispo hispalense, José Ángel Saiz Meneses, quien destacó que estas jornadas "son un servicio de la Conferencia Episcopal Española para el estudio, difusión y aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia a las cuestiones sociales de notoria importancia y actualidad". 

Contribuir al bien común de la sociedad

Su objetivo no es otro que llevar a cabo "una valiosa aportación al discernimiento del espacio y el tiempo de la Iglesia, de su iluminación del momento presente y de su contribución, desde la reflexión y la práctica, al bien común de la sociedad", con expertos en los ámbitos de la política, así como de la economía y de la solidaridad, "que realizan sus aportaciones a la luz del humanismo cristiano".

Real Alcázar de Sevilla
Real Alcázar de Sevilla

Dentro de los objetivos del próximo quinquenio en la iglesia, destacó el prelado, está "la presencia misionera en la vida pública". Para ello "promoverá, en colaboración con las instituciones de acción caritativa y social eclesiales, iniciativas de encuentro y diálogo social y cultural en una perspectiva de servicio al bien común".

Sobre el tema del congreso, Saiz Meneses invocó las palabras del Papa Francisco para reivindicar "un nuevo humanismo que canalice la irrupción de la fraternidad para terminar con la globalización de la indiferencia y la hiperinflación del individuo".

"No podremos llevar a cabo esa tarea con trucos de maquillaje que tapan la realidad, o aplicando remedios superficiales. Se trata de llegar a la raíz de los problemas y aplicar los remedios pertinentes, para poder regenerar en el individuo y en la comunidad los valores morales y sociales que se consideran perdidos o han quedado disminuidos", culminó.

Desencanto y desconfianza hacia lo institucional

Por su parte, Jesús Avezuela, presidente de Semanas Sociales, hizo un repaso histórico de estos acontecimientos, que hunden sus raíces a finales del siglo XIX, aunque en España se institucionalizaron en 1906. "Los orígenes a los que me he referido guardan cierto paralelismo con el momento actual en el que nos encontramos, con una absoluta transformación social y del trabajo derivada de los procesos de tecnologización y donde, además, se pueden percibir sentimientos de desencanto o desconfianza social hacia lo político o, incluso, institucional" subrayó.

Semanas Sociales de España, desde Sevilla
Semanas Sociales de España, desde Sevilla

En este contexto, "Semanas Sociales se ofrece a ser, como ocurrió en sus orígenes, ese espacio de encuentro, especialmente en estos momentos en que necesitamos un impulso y una revitalización, para diagnosticar y tratar algunos de los problemas de nuestra sociedad, con el fin de seguir progresando y construyendo para las generaciones venideras".

El impacto de la pandemia, además, "ha ido más allá de los aspectos estrictamente sanitarios; nada ha quedado inmune y ha removido prácticamente todas las dimensiones de la existencia: factores familiares, sociales, económicos y hasta religiosos, generándose importantes incertidumbres".

La pandemia y un mundo por construir

Por eso, "creemos que es un momento muy oportuno para renovar estas iniciativas de encuentro y diálogo social y cultural, poniendo en común los distintos enfoques y aportaciones de los foros de deliberación elaboradas por los grupos de trabajo integrados por expertos en temas políticos, económicos y socioculturales de las diócesis que, de manera común, han subrayado la necesidad de mirar sin distracciones al bien común".

El Nuncio Auza
El Nuncio Auza

"Esta pandemia nos ha puesto de manifiesto más que nunca que vivimos en sociedad", repasó Avezuela. "A mayor interconexión, a mayor globalización, nuestros actos tienen un mayor impacto en el otro. Y eso supone que adquirimos una responsabilidad social mayor que va más allá de un mero cumplimiento de las normas que rigen en nuestro ordenamiento jurídico".

"Vacunarse no es una obligación; ahora bien, lo que resulta evidente -vista la evolución de los hechos- es que no hacerlo supone, cuando menos, una falta de respeto y de consideración hacia el otro al que le puede provocar daños muy indeseables", concluyó el también responsable de la Fundación Pablo VI.

"La fe también ha dado la vuelta al mundo"

Finalmente, el Nuncio del Papa, Bernardito Auza, recordó sus orígenes filipinos para apuntar que, con su llegada a España, y como ocurriera con la presencia de Magallanes y Elcano hace ahora medio milenio, "¡la fe también ha dado la vuelta al mundo!".

Argüello, Auza y Saiz Meneses
Argüello, Auza y Saiz Meneses

La vuelta al mundo demuestra, según Auza, que "la globalización no es de hoy". "Las Expediciones de Magallanes y de los otros navegadores del Siglo de Oro fueron viajes generadores de encuentros de pueblos y culturas y, no obstante los desencuentros y los choques, fueron generadores de nuevas culturas, de nuevas identidades, de nuevos conocimientos: los inicios de una verdadera globalización", glosó el Nuncio.

"La Iglesia católica tiene un rico tesoro en su doctrinal social, que nos insta a poner en práctica nuestra fe con gestos concretos en todos los ámbitos de la vida pública", añadió, pues "nuestra fe no nos deja indiferentes, puesto que la respuesta a la falta de bien común, y la solución a situaciones de pobreza, de injusticia y de explotación no es sólo la denuncia sino, sobre todo, la promoción activa del bien".

"Las líneas guías que nuestro Santo Padre el Papa Francisco no se cansa de recordarnos, como el caminar juntos o una Iglesia en salida, son expresiones de nuestra vocación a contribuir incesantemente, enriquecer generosamente, y regenerar constantemente la vida pública a favor del bien común" insistió, apuntando que "el bien, no puede ser ni público ni común, si no sirve a toda la sociedad, si no sirve a la persona humana, que es la cumbre de la creación y el centro del orden social, económico y político".

En este sentido, "la regeneración de la vida pública es la tarea, difícil pero necesaria, que la Iglesia nos confía desde siempre, pero en particular en nuestro tiempo, en el cual las incertidumbres y la precariedad marcan la existencia de tantas personas y comunidades, agravadas últimamente por la pandemia, interpelándonos más que nunca".

Tras sus palabras, el Nuncio leyó el mensaje que el cardenal Parolin envió, en nombre del Santo Padre, a los participantes en el encuentro.

Mensaje del Cardenal Pietro Parolin

Excelentísimo Mons. Abilio Martínez Varea

Obispo de Osma-Soria

Consiliario de Semanas Sociales

Su Santidad saluda cordialmente a vuestra Excelencia, así como a los organizadores y participantes de la XLIII Semana Social de España que, bajo el lema: “la regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación”, se celebrará en Sevilla del 25 al 27 de noviembre próximos.

            El Santo Padre los anima a reflexionar sobre procesos sociales que generen fraternidad y justicia para todos. avanzando hacia un orden social y político cuya alma sea la búsqueda del bien común. es ésta la auténtica regeneración de la política y la vida pública, responder a su más alta vocación, la de ser una de las formas más preciosas de la caridad.

Con estos sentimientos, el papa Francisco, a la vez que suplica que recen por él y por su servicio a la Iglesia, confiando sus trabajos a la maternal protección de la bienaventurada Virgen María, imparte de complacido la implorada bendición apostólica, como prenda de copiosos dones celestiales.

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