El párroco explicó su postura al final de la misa mayor El pueblo de Picanya organizó SU tradicional procesión “a favor del pueblo y en contra de nadie”

El pueblo de Picanya organizó SU tradicional procesión “a favor del pueblo y en contra de nadie”
El pueblo de Picanya organizó SU tradicional procesión “a favor del pueblo y en contra de nadie”

La “penya del Coet” de Picanya convocó a los vecinos a recorrer las mismas calles de la procesión con sus antorchas a pesar de la falta de la imagen patronal

Al final de la misa mayor del día de la fiesta en Picanya, el párroco D. Joaquín, quiso explicar su negativa a la procesión y dijo:

“No hay procesión por una razón clara y dolorosa. No tenemos la imagen de la Purísima Sangre. Está siendo restaurada. Hemos valorado otras alternativas, pero no, nada puede sustituir a nuestra imagen. Ningún icono, ninguna foto, ninguna otra imagen puede ocupar su lugar. Lo que procesionamos es una imagen concreta, sustituirla sería indigno, indigno de Picanya y de nuestra fe. Por eso con dolor y con respeto la Cofradía y yo  hemos decidido no hacer una procesión vacía. Lo más importante no es salir por salir sino ser fieles a lo que amamos, y lo que amamos es a Cristo en su imagen concreta, la que nos ha acompañado toda la vida. Volverá y cuando vuelva haremos fiesta. La recibiremos como se merece. La llevaremos por nuestras calles. Mientras tanto hoy la honramos con nuestro silencio, con nuestra espera y con el amor de un pueblo que no necesita de gestos vacíos sino que sabe esperar con el corazón”. 

Pero una parte del pueblo de Picanya sentía la necesidad de mantener la tradicional procesión en honor de la Purísima Sangre, aunque la imagen no haya sido devuelta por seguir en el proceso de restauración. 

Por eso la Penya del Coet de Picanya convocó a los vecinos para procesionar por las mismas calles con las antorchas encendidas a pesar de la falta de la imagen. 

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Así, y con sus antorchas encendidas, en dos filas y en silencio un numeroso grupo recorrió las calles de Picanya. En las redes sociales la penya del Coet, organizadora de esta procesión ha agradecido la participación con un mensaje en el que se puede leer: “Una procesión más en un año desgraciadamente, muy especial. Una procesión a favor del pueblo y en contra de nadie. Necesitamos sentirnos pueblo y que nuestras tradiciones continúen. Con más escucha, sentido común y ganas. El año próximo tendremos las fiestas que nos merecemos. Gracias @acfelcoet” 

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Non solum sed etiam

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El pueblo ha “hablado” y creo que ha dado una lección incluso de teología. Poner por delante el valor de una imagen concreta frente a lo que representa puede ser calificado de idolatría. Y en el discurso del párroco deja caer que la procesión sólo es posible si se hace con esa imagen concreta, a la que erróneamente califica “la de toda la vida” si tenemos en cuenta el dato de que la que fue donada y creó la devoción en el siglo XVI fue destruida en la Guerra Civil y la actual es de nueva factura del siglo pasado. Pero en todo caso las imágenes, de piedra, madera o escayola no deben considerarse más allá de lo que son, imágenes, y despreciar el patrimonio inmaterial de un pueblo, como es su devoción y sus tradiciones está fuera de toda lógica pastoral. 

Este año las fiestas patronales tenían un significado muy especial y la gente necesitaba sentir que más allá de las desgracias hay futuro. Lo expresó perfectamente el Alcalde, y el cura párroco, y la Cofradía, no han sabido leer esta necesidad del pueblo. 

Decía el párroco que ninguna imagen podría sustituir a la de la Preciosa Sangre ¿Seguro? ¿seguro que a Cristo no lo podemos poner el rostro de las víctimas de la DANA, de las víctimas de las Guerras, del Hambre, de la Violencia de todo signo? ¿Seguro que la Imagen de Cristo no puede ser sustituida en la imagen del prójimo? ¿Seguro que no había alternativas dignas para mantener la procesión? Pues el pueblo ha hecho una procesión con toda su dignidad, porque necesitaba hacerla. Y no fue una procesión “vacía”, ni salieron “por salir”. Fue una procesión cargada de sentimientos, de recuerdos, de nombres de personas concretas que ya no están. Fue una reafirmación de la identidad de un pueblo que expresa su fe, y salieron porque tenían que salir.

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