Sacerdotes y religiosos responden a la afirmación del arzobispo de Valladolid ¿De verdad es "revolucionario" el regreso de la sotana o del hábito?

Sotanas
Sotanas Regnum Christi

CONFER: "La coherencia personal con los principios del Evangelio no se logra, sin más, poniéndose sencillamente un distintivo religioso externo"

Hermana Xiskya: "Creo que es necesario llevar un distintivo claro, no necesariamente vestimenta religiosa, de manera que sí se nos note que somos religiosos consagrados"

Sor Lucía Caram: "Mi experiencia es, que para muchos es un signo, y después de 37 años de llevar el hábito puedo decir que a mi me abre puertas para servir"

Andrés Marín Navarro: "Si Cristo, los apóstoles y otros muchos, no han necesitado vestirse de manera distinta para extender el Evangelio, no veo por qué nosotros estamos obligados a hacerlo de otra manera"

“Hubo un tiempo en el que la novedad pareció que tenía que ver con quitarnos la sotana y el clergyman. Hoy hay un tiempo en el que seguramente lo revolucionario, lo novedoso, la presencia de los sobrenatural en las calles y las plazas, sea que los frailes lleven hábito que las monjas se han reconocibles y que los que hemos sido ordenados también lo sean”.

Son las palabras pronunciadas recientemente por el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, durante unas ordenaciones de diáconos, y que han dado lugar a una serie de comentarios sobre la conveniencia o no de recuperar esos distintivos externos en medio de una sociedad secularizada como a nuestra.

200 sotanas al año en Francia

Es cierto que, entre determinados colectivos y generaciones de nuevos sacerdotes y consagrados, se ha optado por recuperar esas vestimentas. En Francia, por ejemplo, Arte Houssard, uno de los pocos fabricantes de sotanas a medida que quedan en el país vecino, ha duplicado sus pedidos en quince años. La empresa fabrica entre 150 y 200 sotanas al año, la mayoría para miembros de comunidades tradicionalistas. En España, desde serviclero.org, una de las principales surtidoras de vestimentas y artículos eclesiásticos, no han contestado finalmente a la pregunta realizada por RD sobre esta cuestión.

Para pulsar hasta qué punto se percibe como algo “revolucionario” o necesario la vuelta al uso de sotana, clergyman o hábito RD ha enviado un pequeño cuestionario con tres preguntas a sacerdotes y miembros de la Vida Consagrada. A continuación, las preguntas y sus respuestas:

CONFER: JESÚS DÍAZ Y LOURDES PERRAMÓN

¿Cree que es necesario en la actualidad vestir sotana, clergyman o hábito para dar señal del hecho religioso en medio de una sociedad secularizada como la nuestra?

Se ha hecho clásico el dicho de que ‘el hábito no hace al monje’. Algunos añadirían, ‘pero ayuda’. La coherencia personal con los principios del Evangelio no se logra, sin más, poniéndose sencillamente un distintivo religioso externo, como puede ser el uso de un hábito religioso, la sotana o el clergyman. Tampoco debemos descalificar, sin más, a aquellos religiosos y religiosas que por coherencia con su vocación y conforme a su carisma consideran el uso del mismo en su vida cotidiana. El porte externo ha de reflejar, con o sin distintivos religiosos, una coherencia de vida con los principios evangélicos que se profesan, con lo que se proclama de palabra y de obra. En este sentido, portar o no el hábito es una cuestión secundaria. Lo más importante estará en la coherencia de vida, aquella que habla por sí misma en las personas que la viven.

Jesús Díaz Sariego y Lourdes Perramón
Jesús Díaz Sariego y Lourdes Perramón

Por otro lado, desde la presidencia de la CONFER consideramos que es importante, en la actualidad, que la sociedad pueda llegar a percibir no sólo lo que la vida religiosa hace, sino lo que la vida religiosa es y el sentido que tiene por sí misma.

Frente a este desafío surgen preguntas: ¿cómo comunicarlo de manera comprensible y actualizada? ¿Cómo transmitir a la sociedad secularizada en la que estamos el valor y la esencia de la vida consagrada? Son necesarias formas nuevas para hablar del seguimiento de Jesús, de la convocación en comunidad y del envío en misión.

Si esto se traduce en el uso del hábito es un discernimiento que hay que hacer. No es una respuesta que tenga, sin más, un sí o un no determinante. ¿Es necesario? Si por ‘necesario’ se entiende como algo imprescindible, diríamos que no. ¿Es recomendable?, pues depende.Depende si ayuda o es un obstáculo, si aproxima y acerca o, por el contrario, aleja o escandaliza. Lo que hay que ver, por tanto, es si el distintivo religioso en la vestimenta, ayuda a construir más reino, cada cual en su diferente labor apostólica. Habrá espacios y realidades donde un símbolo externo o un hábito en concreto pueda ser un elemento de acercamiento y facilitación en ese camino de construcción del reino, y habrá lugares donde el hábito en sí o cualquier distintivo externo pueda ser una barrera, al menos inicial.

¿Qué aporta el uso de la vestimenta religiosa a la labor apostólica?

Las instituciones religiosas han hecho un discernimiento serio y responsable sobre el uso del hábito conforme a sus carismas respectivos, igual que lo han hecho los sacerdotes diocesanos que, además, tienen sus disposiciones al respecto. No se trata de decisiones improvisadas que se sometan sin más a las modas pasajeras. Pretenden responder con fidelidad y escucha al Espíritu, a lo que Dios y la realidad nos exige en cada momento. Quizás en este momento se nos esté pidiendo una mayor visibilidad en lo que somos conforme a nuestra identidad y, no sólo por lo que hacemos. Poder ser más reconocibles desde nuestro porte externo es una interpelación que debemos escuchar para discernirla mejor.

La presidencia de CONFER
La presidencia de CONFER

En la sociedad secularizada actual, y sin haber superado del todo un cierto clima –al menos verbal- contrario a la presencia pública de la Iglesia, deberíamos poner el acento en lo que las religiosas y religiosos –la Iglesia en su conjunto- aporta a la sociedad que, sin duda alguna, es mucho. Desde la Conferencia de Religiosos en España podemos constatar que muchos varones y mujeres, con hábito o sin él en su presencia pública, contribuyen al bien común en favor de las personas a las que sirven, cristianas o no. Mujeres y varones capaces de mancharse con los sufrimientos de la gente, con el barro que pisan. ¿Qué mejor hábito que éste? Esto es válido, tanto para los religiosos y religiosas como para los sacerdotes. La mayor parte de ellos con una honestidad de vida evangélica remarcable.

¿Por qué usa o por qué no usa vestimenta religiosa?

Cada Congregación ha hecho su propio discernimiento sobre el uso de su vestimenta religiosa. Una reflexión que tiene que ver con los diferentes espacios y con la pluralidad de realidades donde los religiosos y religiosas son invitados a ser y construir espacios de reino. También con la sensibilidad respetuosa de nuestros contemporáneos y su nivel de madurez a la hora de respetar el derecho indiscutible que tiene toda persona de vivir y socializar su experiencia religiosa. Desde ahí encontramos una pluralidad de respuestas según cada carisma y las circunstancias contextuales en función del trabajo apostólico a realizar y del lugar donde se esté.

Por ejemplo, en el caso de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, congregación a la que pertenece la Vicepresidenta de la CONFER, Lourdes Perramón, expresa que, dada su misión de acercamiento a mujeres en contextos de prostitución o víctimas de trata, de entrada, el hábito no es un elemento facilitador para crear los primeros vínculos con las mujeres ni acceder a los espacios donde ellas se encuentran. Pues, por desgracia, en demasiadas ocasiones las mujeres asocian a la iglesia con un mensaje de juicio, distancia o rechazo.

Lourdes Perramón, religiosa oblata, nueva vicepresidenta de CONFER
Lourdes Perramón, religiosa oblata, nueva vicepresidenta de CONFER

Por último, decir que ese camino de discernimiento, para valorar hasta qué punto el hábito puede ser un apoyo en el anuncio del Reino de Dios, implica previamente un ejercicio de honestidad personal e institucional, para valorar qué estamos buscando y qué se pretende con el uso del hábito.

Por desgracia nos quedan reminiscencias de un pasado en el que el hábito podía ser signo de superioridad, prestigio etc. Sin olvidar tampoco que el uso del hábito contrarresta con la ostentación en el vestir y puede subrayar la humildad, la sencillez e incluso la igualdad o la misma dignidad entre personas.

 SOR LUCÍA CARAM

¿Cree que es necesario en la actualidad vestir sotana, clergyman o hábito para dar señal del hecho religioso en medio de una sociedad secularizada como la nuestra?

No creo que se pueda ni generalizar ni imponer. En mi caso es por una opción personal. Al marchar de ecasa dije a mi padre -y sin tenir ni conciencia de lo que ello significaba- que quería vivir “expropiada para utilidad pública. Vivir disponible para servir, siempre”. Cuando me preguntan, ¿por qué llevo habito? Lo digo claro: Primero, es mi bata de trabajo”... pero es la forma de que me reconozcan y si me necesitan, estar disponible.

Sor Lucía Caram.
Sor Lucía Caram.

Hoy, que la gente me conoce mucho, para mí sería muy cómodo “camuflarme”... para estar tranquilla y que no me paren por la calle, o en los sitios a los que voy... Muchos se me acercan por el hecho de ser monja, incluso muchos no creyente o personas que dicen estar “alejadas de la Iglesia” se acercan a charlar. Mi experiencia es, que para muchos es un signo, y después de 37 años de llevar el hábito puedo decir que a mi me abre puertas para servir, para dialogar y para estar disponible. Pero ya digo: es una opción personal.

A los más conservadores, les molesta mi hábito y querrían que no lo lleve por lo que digo y hago... El problema es cuando el hábito es usado por estos como bandera

¿Qué aporta el uso de la vestimenta religiosa a la labor apostólica?

El hábito no hace al monje... pero lo identifica y lo debería presentar como disponible. Pero lo importante sería que nos reconozcan por el servicio, por la actitud evangélica y por la acogida. Yo me muevo más en el mundo de los “no creyentes” o de los que dicen alejados”, y con ellos soy una más y me permite dialogar de igual a igual. Para algunos tiene algo de “pintoresco”, para otros algo de exótico, pero, para mí y los que buscan, es un signo que acerca o explicita lo que hago. 

¿Por qué usa o por qué no usa vestimenta religiosa?

Para estar disponible, reconocible y para recordar a quien sirvo -y trato que ese Servicio sea evangélico-. Que me conozcan por las obras, aunque me reconozcan de lejos por el hábito. A mí no me molesta.

Como anécdota que me pareció caricaturesca, hace una semana estuve en Roma, vi mucho curas enfundados en sus sotanas, con el rosario en la mano y esta extendida, mirando al suelo, con rictus serio... La imagen externa era de caricatura y las fotos de los turistas se multiplicaban... No creo que sea ese el sentido... No quiero juzgar, pero ahí si me parece “escaparate”...

SACERDOTE ANDRÉS MARÍN NAVARRO, sacerdote diocesano

¿Cree que es necesario en la actualidad vestir sotana, clergyman o hábito para dar señal del hecho religioso en medio de una sociedad secularizada como la nuestra?

El mejor evangelizador que ha existido en una sociedad pagana, es Jesucristo. Y aunque los que lo mataron sí se uniformaban y vestían de manera distinta a los demás, Él no se distinguió nunca por sus vestiduras de los demás. De hecho Judas, tuvo que besarlo para la soldadesca pudiera saber quién era.

Si Cristo, los apóstoles y otros muchos, no han necesitado vestirse de manera distinta para extender el Evangelio, no veo por qué nosotros estamos obligados a hacerlo de otra manera

La famosa túnica inconsútil que se sortearon los soldados, era la que Herodes le puso para ridiculizarlo como rey, delante de Pilatos y su pueblo. Ni siquiera era su traje habitual. Ni los apóstoles se distinguieron tampoco por sus vestimentas y son los pilares de cualquier evangelización que pueda existir, pues estamos edificados sobre su fundamento. El Papa Celestino I, enseñó que no se evangeliza por los “afeites ni por las vestiduras”, sino por la entrega del corazón a Cristo y su Evangelio. Y el refranero popular también recoge el sentido profundo de esta enseñanza: “El hábito no hace al monje”. De modo que si Cristo, los apóstoles y otros muchos, no han necesitado vestirse de manera distinta para extender el Evangelio, no veo por qué nosotros estamos obligados a hacerlo de otra manera. No creo que sea el vestido lo que la sociedad secularizada y pagana, necesite para acercarse a Cristo, sino una vida cristiana en espíritu y en verdad. 

¿Qué aporta el uso de la vestimenta religiosa a la labor apostólica?

Es la distinción de la condición canónica de clérigo respecto del seglar. De modo que, lo que en mi opinión refuerza es el clericalismo tan ajeno a toda sinodalidad en la Iglesia. Luego hay sacerdotes que, con sus trajes talares, son buenos curas, como también los hay que, sin ellos, son presbíteros excelentes. La labor apostólica no consiste, en el caso del clero diocesano, en ponerse un trozo del plástico rodeando el cuello. Tampoco el traje talar es indicativo de austeridad porque una sotana, o una camisa clerical, son prendas bastante caras. De hecho el negro, como color, no fue expresión de pobreza ni renuncia, sino de esplendor. Dicho tinte era muy difícil de conseguir, había que traerlo de América, por ello, vestirse de negro era una señal de enorme elegancia, de gran poderío económico y de notoriedad imperial.  Así que el negro se impuso entre el clero para señalar que su condición sagrada lo elevaba por encima del pueblo fiel como una casta con mayor dignidad.

Jóvenes diáconos con sotana en Santiago de Compostela
Jóvenes diáconos con sotana en Santiago de Compostela

¿Por qué usa o por qué no usa vestimenta religiosa?

Salvo en una procesión (donde todo el mundo se pone algún hábito), no la uso jamás porque Jesucristo nunca la usó. Y a quien sigo por llamarme cristiano es a Cristo. Todas estas vestimentas son fruto del espíritu de otros tiempos muy posteriores, y se imponen, por motivos expúreos al Evangelio, muy distintos de los que algunos ahora expresan. Pero igual que hay quien lo valora, hay también mucha gente que cuando nos ve vestidos de traje talar, nos llaman cuervos o cucarachas. Y lo ven como una expresión de una casta funesta: “el clero”, convirtiéndose esto en una barrera para ellos. Su enfoque es superficial, y quizás frívolo, pero no menos superficial y frívolo que juzgar mal a un sacerdote porque no se adorne o vista de un modo diferente a los seglares, conformando sus vestidos con los dictados de los que nos quieren uniformar.

Incluso ahora ya algunos obispos empiezan a afear y ningunear, cuando no acosar y perseguir, a los pocos que vamos quedando que no usamos traje talar

Un hombre es uniformado en el ejército para que sepa que tiene qué hacer y qué rango ocupa, igual ocurre en los hospitales, pretender hacer eso con las gentes de religión, no deja de ser una interpolación de elementos extraños al cristianismo, venidos de fuera, de ámbitos muy alejados de Cristo Jesús y su Evangelio. Realmente no creo que para Jesús sea fundamental como me visto y creo que reprueba, que por mis vestiduras pretenda ser más o mejor que nadie. Los sacerdotes paganos y los de los hebreos sí lucían vestiduras distintivas y uniformes. Pero Jesús y sus apóstoles, jamás se vincularon con ellos en eso. Por eso siempre he creído que si le hubiesen preguntado a Jesús sobre este asunto hubiese respondido de este modo: “Maestro ¿Hacia dónde debo ir? ¡Vé donde respeten tu alma, no donde respeten tus trajes!”.

Aunque como he dicho en alguna ocasión la he usado en eventos muy singulares (procesiones o visitas al Vaticano y esas cosas), hago firme propósito de no usarla más. Porque, aunque nunca he juzgado a mis compañeros que usan traje talar, de un tiempo a esta parte, veo como muchos presbíteros y laicos neocons, me señalan, critican, juzgan y hasta agreden verbalmente. Incluso ahora ya algunos obispos empiezan a afear y ningunear, cuando no acosar y perseguir, a los pocos que vamos quedando que no usamos traje talar. Ahora es cuando más quiero ser expresión viva de que la encarnación es la sacralización de lo secular, sin travestirlo ni disfrazarlo, sino descubriendo su misma alma, inserta en el misterio de Dios. 

Xiskya Valladares, en TikTok
Xiskya Valladares, en TikTok

Xiskya Valladares

¿Cree que es necesario en la actualidad vestir sotana, clergyman o hábito para dar señal del hecho religioso en medio de una sociedad secularizada como la nuestra?

Creo que es necesario llevar un distintivo claro, no necesariamente vestimenta religiosa, de manera que sí se nos note que somos religiosos consagrados, a veces puede ser simplemente una cruz visible. La vestimenta religiosa, en general, suele gustar a los creyentes practicantes, pero a los alejados de la Iglesia no. Al menos esa es mi experiencia. Quizás porque hay vestimentas religiosas demasiado anacrónicas, que en lugar de ser signo de seguidor de Jesús, parecen un disfraz o peor aún, distancian a la gente y crean barreras. Pero sí es importante que se nos distinga de alguna manera, sin que marquemos distancia, especialmente con personas más jóvenes.

¿Qué aporta el uso de la vestimenta religiosa a la labor apostólica?

"El hábito no hace al monje". En mi opinión, la vestimenta no es lo que más aporta, sino la actitud sencilla y cercana. Pienso que lo mejor es la libertad y el sentido común porque no todas las actividades pastorales son iguales ni se realizan con los mismos tipos de personas ni en los mismos lugares.

¿Por qué usa o por qué no usa vestimenta religiosa?

Mi Congregación ha decidido que llevemos hábito y por eso lo uso. Tenemos flexibilidad para no llevarlo en ciertas circunstancias como al hacer deporte, visitar a la familia, ir a la playa, algunas actividades pastorales, etc. Y creo que esa flexibilidad es bastante lógica y normal. Sin embargo, siendo religiosas de vida activa, me he encontrado en momentos en que hubiese sido mejor no llevar el hábito, así como otros en los que lo he agradecido.

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