Juan-Pablo II, hombre de múltiples facetas




NOTA: En 2005, cuando el papa Juan-Pablo II se fue a la casa del Padre, escribí unas reflexiones que me permito compartir con ustedes, al momento que el Vaticano se prepara a canonizarlo.


Juan-Pablo II deja un legado cuyo verdadero alcance se medirá en años venideros. Su concepción tanto de la Iglesia y de la unidad de los cristianos como la del mundo y de su liberación alimentarán durante largo tiempo a historiadores y teólogos. De igual manera su fuerte personalidad, sus convicciones y su sentido de la comunicación le han hecho rápidamente una figura central en el cruce de dos siglos. Asociado a la caída de la Unión Soviética y al final de los regímenes comunistas en los países del Oriente, se dedico con la misma energía a la lucha en contra de lo que la Casa Blanca llamaba el comunismo en América latina. Así, de su autoridad papal, llamaba a la orden a obispos y sacerdotes involucrados en la acción inspirada de la Teología de liberación en América Latina. Sus tomas de posición política no fueron sin suscitar muchas preguntas. Algunos hablaron acerca de sus compromisos de dos pesos, dos medidas, según se trataba apoyar Solidarnosc en su lucha para la erradicación del comunismo en los países del Este o de los movimientos sociales y de los teólogos de la liberación en su lucha por los pobres y en contra del capitalismo en América Latina.

Sus intervenciones en Polonia han sido un apoyo a la consolidación de la clase obrera y de la acción cristiana para deshacerse del régimen comunista. Sus numerosos viajes en su tierra natal y sus apoyos inequívocos a Lech Walesa y a Solidarnosc lo demuestran ampliamente. Vemos a un Juan-Pablo II comprometido y movilizador, de ninguna manera preocupado por las fronteras entre la acción eclesial y la acción política. El tono de sus discursos y las referencias dadas no van en el sentido de trabajar primero para la conversión de los corazones y por el respecto del orden establecido, sino afirmar la importancia de las libertades fundamentales y la obligación de luchar para hacerlos respetar. No le faltaron las iniciativas para apoyar este movimiento y a todos aquellos que estaban comprometidos con ello. Conocemos los resultados de esta acción llevada con coraje y determinación. Ella ha desbordado las fronteras de Polonia para extenderse a todos los países bajo el dominio de la Unión Soviética. La caída del muro de Berlín es un símbolo histórico de ello.

Esta lucha anticomunista de Juan Pablo II, se junto rápidamente a las Administraciones de la Casa Blanca, especialmente la de Ronald Reagan. Prontamente fue visto como un aliado natural. Su visita a Nicaragua nos recuerda esta reprobación publica hecha en contra del Padre Ernesto Cardenal, entonces Ministro de la cultura en el gobierno Sandinista. Este último, ex monje, sacerdote y poeta bien conocido, participa con otros tres sacerdotes en el gobierno Sandinista. Después de haber derrocado al dictador Anastasio Somoza, aliado de la administración estadounidense, este joven gobierno emprende reformas profundas para erradicar la pobreza y desarrollar una mayor justicia social. Los "Contras", brazo armado de Washington mantienen una guerrilla permanente en contra del gobierno sandinista. Se acusa al Vaticano de haber colaborado por concentrar fondos secretos de los EE.UU al sindicato polaco Solidaridad y a los Contras en Nicaragua a través del Banco Ambrosiano. Toda esta historia conduce al escandalo del Irangate.

Queda que el pueblo de Nicaragua esperaba mucho de la visita del Papa, de este Papa que no había temido aliarse con Solidarnosc para luchar contra los poderosos de los países del Este. Su decepción vino del hecho de que el Papa, en lugar de condenar enérgicamente e inequívocamente la acción terrorista de los "Contras" y poner de relieve la necesidad de una mayor justicia social, se dedico en hacer resaltar los peligros de los sistemas políticos que privan al pueblo de su libertad, sometiéndolo a programas ateos o a un materialismo pragmático que elimina su riqueza trascendental. Asimila así al gobierno Sandinista, integrado por cuatro sacerdotes y varios creyentes, a un gobierno portador del germen del autoritarismo y del ateísmo. Es así que Juan Pablo II abrió el diálogo con este joven gobierno deseoso de una mayor justicia social en una parte del mundo donde la pobreza y la explotación son las más evidentes. El Papa que esperaban se revelo ser un aliado de los que les combatían con sus guerrillas armadas. Ahora sabemos mas al respecto de todo lo que se tramaba por abajo. Supimos del Irangate y de muchas otras cosas. Les invito a leer absolutamente lo que escribe el padre Ernesto Cardenal al respecto de esta visita del papa Juan-Pablo II. Aquí se puede encontrar su narración.


En el Salvador, el asesinato de Monseñor Oscar Romero por los militares no levantó de manera percutiente muchas reacciones en el Vaticano. Ya se sabia que este asesinato no fue un acto espontaneo, sino un acto premeditado contra una figura que molestaba en este pequeño país dominado por la oligarquía y controlado por los Estados Unidos. Por otra parte, poco antes, Mons. Romero se presentó en Roma con un informe elaborado sobre los asesinatos y las condiciones de vida en el país. El hecho fue que Juan Pablo II y el Vaticano han permanecido muy discretos a cerca de este informe y la heroicidad de este obispo. No se le consideró como un mártir y menos como un candidato a la santidad. Les dejo con los problemas encontrados por Monseñor Romero para llegar hasta el Papa y el dialogo que tuvo con el papa Juan-Pablo II. Aquí tienen todo del encuentro.

Diez años más tarde, el 16 de noviembre de 1989, será el turno del Rector de la Universidad de los Jesuitas (UCA), junto con seis de sus colegas y dos laicos empleados en ser asesinados por un militar patrocinado por el gobierno del Salvador y Washington. En otros momentos y en otros lugares estas muertes se hubieran convertidas rápidamente en mártires y santos. En Roma, el Santo Padre expresó bastante pena y aseguró de su oración aestas almas, deseando que sus sacrificios no fueran en vano, pero que sean el germen del amor fraternal y de la paz para este país martirizado del Salvador. Estamos lejos de la condenación de los asesinos y del régimen de terror que los sostienen. Su discurso no era lo mismo por su Polonia, apoyando a los trabajadores y condenando a los dirigentes.

¿Quién no se recuerda de su visita a Santiago de Chile, en aquella época, bajo la dictadura del general Augusto Pinochet? El mundo esperaba de su parte una condena inequívoca de las torturas, asesinatos y privación de las libertades fundamentales. Al contrario, Juan Pablo II se hace mas bien reconciliador. Apareció en compañía de Pinochet, haciéndole el honor de su bendición.

Fue gracias al coraje de una mujer a quien se le había pedido leer un texto escrito de antemano por las autoridades al momento de la Misa Papal. Al llegar a la tribuno por la lectura dejo el texto preparado de antemano y hablo de la realidad de terror que vivían los chilenos. Denuncio a la manera de una profeta los asesinatos, las torturas, las detenciones arbitrarias y las violaciones de los derechos humanos. Muchos se quedaron estupefactos ante tanto coraje mientras que otro no sabia a donde esconderse. Sin el testimonio de esta mujer, esos crímenes no hubieran traspasado la pequeña pantalla de millones de hogares en el mundo. Ahí también, cristianos y sacerdotes fueron asesinados por su fe en el Evangelio de los pobres. Muchos se recuerdan del caso del misionero francés, el Padre Dubois, asesinado por un disparo a la cabeza procediendo de un militar, mientras leía su Biblia en su pequeña casa en un barrio pobre de Santiago.

Uno puede preguntarse si tras de esta complacencia del papa con los dictadores de América latina y Washington no hubiera un acuerdo tácito entre el Vaticano y Washington. El Padre Pedro Miguel Lamet, Jesuita e historiador, nos informa en su libro biográfico: “Juan Pablo II, el “Papa con dos caras” (ediciones Golias, 1998, p. 371) sobre una reunión entre Juan Pablo II y el hombre de la CIA, Vernon Walters. Este último dice que en esa reunión, “con fecha del 30 de noviembre de 1981, recorrieron la geopolítica del mundo y hablaron de la Teología de la liberación que se extendía en América Central. Ambos se acordaron para que los Estados Unidos y la Santa Sede se dedicaran a ejercer su poder para prevenir su desarrollo.”

Si dicha alianza fuera fundada, ella explicaría tanto los silencios del Vaticano sobre los regímenes represivos de los militares en América Latina como sus condenaciones repetidas de la Teología de la liberación y de aquellos que se inspiran de ella. Por supuesto que vamos a decir que el Papa ha condenado el capitalismo y el comunismo y pidió una mayor justicia social. Pero, lo que hay que ver son los arreglos puestos en marcha por la Institución eclesial para contrarrestar estas injusticias y excesos. El Papa ha condenado el bloqueo estadounidense contra Cuba, como lo hizo también con la guerra en Irak. Sin embargo, en ningún caso las palancas institucionales no han sido puestas a contribución como lo fueron para luchar contra los medios anticonceptivos, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la lucha contra el comunismo. Hasta hace poco, en el momento donde la administración Bush endurecía este bloqueo mismo, el Papa aceptaba del Presidente de Estados Unidos la medalla de la Libertad. ¡Algo para reflexionar sobre esta libertad compartida por el Vaticano! ¿De que libertad se trata y para quienes?

En el momento donde este hombre nos deja y que los cardenales se cuestionan sobre quien le sucedería, la evocación de estas posiciones contradictorias debe recordar a todos que la libertad que gozaba el verdadero Profeta viene de Dios y que ella cohabita difícilmente con los compromisos relacionados con el poder de los poderosos. De allí proceden la credibilidad y la catolicidad de la Iglesia en su misión evangelizadora y profética. Es importante que los pobres de la tierra y toda persona de buena voluntad puedan contar con una palabra y el compromiso de la Iglesia que no estén dictados por los poderosos de este mundo. La palabra de la Iglesia debe ser una palabra significativa para todos los pueblos de la tierra y no solamente para unos pocos.

Ya pasaron nueve anos de su muerte. En unos días el Vaticano lo declarara santo de la Iglesia católica, dandole como ejemplo de vida. No hace duda que la misericordia de Dios es infinita y que el juicio no nos pertenece. Quedan hechos que no podemos olvidar. Es el caso de Monseñor Romero y la acogida que le reservo el Papa. Igualmente es el caso del Padre Ernesto Cardenal. Podríamos anadir su complacencia con el dictador Pinochet y la recepción de esa medalla de la libertad de las manos del que, a base de mentiras, hizo una de las guerras mas criminales del principio de este siglo.


Oscar Fortín

El 15 de abril 2014

Nota: el teniente general Vernon Walters de la CIA, tuvo una larga entrevista con el Papa. Esta entrevista está relatada en detalle en el libro de Malinski, C. Bernstein y Politi, Sumo Pontifice, pp. 334-344.

"Walters estudia cómo el papa puede ser útil para los Estados Unidos y la Administración de Ronald Reagan, particularmente en temas relacionados con América Central, el Medio Oriente, el terrorismo, el control de las armas y los asuntos relacionados con la moral en los asuntos públicos. Walters está convencido que el Papa es un excelente combustible para los aviones estadounidenses.

Comentario:


Oscar Fortín dijo...

Vernon Walters es el mismo que promovió, en los años 1972, con Pinochet y los generales argentinos, el Plan Cóndor, brazo terrorista de los regímenes militares y cuyas recientes encuestas han puesto de manifiesto las acciones criminales desplegadas en toda América Latina. Él era entonces Subdirector de la CIA. Consulte el siguiente artículo:
http://www.rebelion.org/hemeroteca/chile/030823ospina.htm


traductor: Marius Morin

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