Creacionismo vs. Evolución (11/21) Creación e historia de la vida (II)

por MANUEL BARREDA.


1. Tiempo de creación.

Pongamos una metáfora de distancia (longitudinal) y un símil temporal (calendario anual)

Si utilizamos un símil de espacio, en lugar del usual referido al tiempo, si viniéramos a Madrid desde Moscú, el género “Homo” habría aparecido demasiado cerca para tener noción de tan largo viaje. No tiene Dios un día descanso; ni nos crea el 6º día.

Incluso si nos remontamos a los mamíferos, de los 3442 Km de distancia sólo quedarían 18 Km cuando comienza la gran irradiación mamífera (hace esos 70 MA); y falta mucho para que surja el hombre (un exiguo 3% de ese tiempo). Y ni siquiera se trata de un Adán sapiens, que ocupa menos del 10% del tiempo humano (aun así, millones de veces superior al bíblico)…

– Olvidemos el tiempo cósmico y consideremos sólo la historia terrena. Consideremos incluso que Adán es un Homo habilis. Seguiríamos estando a sólo 53 Km de nuestro destino madrileño cuando aparecen los mamíferos…

– En otras palabras, Dios ha trabajado tan despacito que resulta más innecesaria aún su inclusión para explicar el surgimiento del Orden Primates que para explicar el de las bacterias o el de los organismos pluricelulares.

• Tal vez sean pasos primordiales el surgimiento de la primera protobacteria, seguido del primer organismo eucariota unicelular.

• Pero el creacionista prefiere considerar que el verdadero gran paso es la aparición de la inteligencia abstracta; o de Adán, con su alma humana.

¿De qué Homo? ¿De Homo sapiens, cuya capacidad encefálica no es superior a la de Homo neanderthalensis? ¿De Homo ergaster-erectus, que tiene todo lo básico de nuestros procesos y tiempos biológicos hace 1,8 millones de años? ¿Tal vez Homo afarensis?

– Volvamos a ese gran momento de creación que propone el creacionista: el Cámbrico (hace entre 543 y 535 MA).

• Pero queda demasiado lejos para cuando aparecen los animales terrestres, los mamíferos, los primates y el hombre…

• Los animales surgieron hace 700 millones de años, y llevan ya demasiado creados como especies: son muchos los millones de años implicados y aún no ha terminado ese “día” creador.

El proceso creador es lento e interminable. Cansino hasta para un dios.

• En fin: 3.500, 2.100, 700, 570, 370, 70, 2 millones de años… son nuestros grandes momentos de creación…

– ¿No resultan demasiados para aquella creación que se defendía instantánea; no deviene demasiado gradual?

Año tras año, invariablemente, conocemos nuevos detalles que siempre incrementan la coherencia de un modelo y la incoherencia del otro: no aparecen hombres junto a dinosaurios, conejos solitarios en orillas pobladas de invertebrados, con o sin concha.

2. ¿Acierta en algo el Génesis?

i) ¿Acierta en los tiempos implicados? ¿Acierta en el orden propuesto de aparición de los grandes grupos? ¿Acierta en la cosmovisión general?

ii) ¿Quién lo redactó?

¿Acierta en los tiempos implicados? Salta a la vista que no. Hay demasiada diferencia entre 7 días y 13.500 millones de años (4.500 MA sólo en lo que respecta a la Tierra)…

Muchos autores consideran una barbaridad que se entiendan literales aquellos 7 días.

Pero eso no se debe a que el Génesis lo dé a entender, sino a que no pueden asumir un error tan descomunal. La realidad del Génesis es la contraria: ¿Miles de millones de años? ¿Está Vd. loco?

¿Qué defiende el creacionista (no literal)? ¿Dura más de mil millones de años cada día? ¿Todos los datos interesantes ocurren los días 5º y 6º?

Lo que hoy sabemos se deriva de un cúmulo de datos científicos. Mas los autores bíblicos no tenían nuestra cosmogonía. Para ellos 7 días era un tiempo apropiado para un Dios personal de carácter sobrehumano.

En realidad, ¿por qué iba Dios a necesitar todo un siglo para la Creación? Aun para quien se asome hoy al asunto, una semana parece demasiado. A un Dios Todopoderoso, realmente le sobra tiempo con un minuto…

Pero los autores bíblicos no habrían podido ni concebir una perspectiva de tiempo tan enorme como el implicado; ni un universo tan inmenso.

La Tierra, esta mota perdida, era el suelo plano de la bóveda semicircular. Estaba en el centro. Hoy sabemos que no existe “un centro”...
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