Lecciones de Compte-Sponville. XII No somos malvados, sino egoístas o canallas, en algún caso.

(Artículo: “¿Qué es ser un canalla?”)



Los malvados no existen. Los canallas son innumerables. (…)”

Cualquier ladrón hubiera preferido ser rico sin necesidad de robar. (…) La maldad se debe menos al contenido del acto que a la orientación de la voluntad. Es la intención la que define nuestras acciones, decía Montaigne antes que Kant, y ambos tienen razón. Ser malvado no es solamente hacer el mal: es quererlo. (…) Quererlo con todo conocimiento de causa ”en tanto que mal”, como dice Kant, no como medio sino como fin, con una intención mala en sí misma. Ser malvado es querer el mal por el mal.”

Por eso la maldad no existe… (pues) solamente hacemos el mal por un bien, o lo que pensamos que lo es. El mal, para los humanos, es solamente un medio, nunca un fin. (…)”

Un canalla no es aquel que hace el mal por el mal, como sería el malvado, sino aquel que hace daño a otro por su propio bien. Los hombres no son malvados, explica Kant (…), pero son malos (…) por el hecho de situar el amor a sí mismos por encima de la ley moral. (Para Kant) los hombres son malos (de un modo innato, ligado a su naturaleza) porque someten su deber a su felicidad, cuando es lo inverso lo que deberíamos hacer.”

”¿Un canalla sería, pues un egoísta? No, en absoluto, pues entonces lo seríamos todos. Todo canalla es egoísta. (Pero) el canalla es el egoísta sin freno, sin escrúpulos, sin compasión.”

Ser canalla no es, pues, una cuestión de naturaleza, sino de grado. Egoístas lo somos todos, pero de manera desigual. Los canallas son aquellos que lo son en mayor medida que la media o de lo que considera aceptable. (Aun así) no existe un canalla absoluto.”

Todos los hombre son egoístas, todos los hombres son malos, como decía Kant. (…) Pero no todos son unos canallas.”

El egoísta es aquel que no hace, para el prójimo, todo el bien que debería. El canalla es aquel que le hace más daño del que podría. Se es egoísta por defecto y canalla por exceso. ¿Exceso de qué? De egoísmo, de violencia, de agresividad, de crueldad a veces... El egoísta carece de amor (sólo sabe amarse a sí mismo). El canalla rebosa odio. Es egoísmo también, pero con otra intensidad. El egoísta no ayudará al prójimo en tanto su ayuda comprometa su propio bienestar. El canalla va más lejos: está dispuesto a todo por su propio bien, incluso a lo peor. Es como un egoísta extremo. (…) ¿Quién no haría algún daño al prójimo si ello redundara en un gran bien para sí mismo? (…) El canalla va más lejos y hace padecer un gran mal al prójimo para obtener un pequeño bien para él.”

Ser un canalla no está al alcance de cualquiera. Hace falta mucha insensibilidad al sufrimiento ajeno…”

Sartre fue el primero en hacer del canalla una categoría filosófica. El canalla en el sentido sartriano es aquel que se cree a sí mismo, que se toma en serio, aquel que olvida su propia contingencia, su propia responsabilidad, su propia libertad, aquel que está convencido de su derecho, de su buena fe, (…) o que está persuadido de que Dios (o la Historia, o la Verdad…) está de su lado y cubre, o autoriza, o justifica todo lo que él se cree obligado a cumplir. Las canalladas de los inquisidores. Las canalladas de los cruzados. Las canalladas del “socialismo científico” o del “Reich de mil años”. (…) El canalla es aquel que tiene buena conciencia. (…) Por eso ningún canalla se considera tal: todos los canallas tienen mala fe y no cesan de darse justificaciones y excusas. Así, lo contrario del canalla no es el santo, ni el héroe, sino el hombre lúcido y auténtico, como diría Sartre, aquel que asume su propia libertad, su propia soledad, su propia gratuidad.”

“Lo contrario de esta canallada del yo es la conciencia.” Un canalla “es un egoísta que tiene buena conciencia.” “Por ello se permite lo peor, en nombre de lo mejor o de sí mismo.”

“Los hombres no son malvados; son malos y se creen buenos. Canallada: egoísmo con buena conciencia y mala fe. Los canallas son innumerables y están convencidos de su inocencia.”

“Valdría más un egoísta lúcido y que se reconociera responsable de lo que es o hace, que un egoísta satisfecho de sí mismo y convencido de su justo derecho. En lenguaje sartriano: más vale un auténtico egoísta que un verdadero canalla…”

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