LA PIEDAD POPULAR ENTRE LOS ROMANOS.

Tenemos una idea un tanto tergiversada de la piedad popular de los romanos, tergiversada por la versión sobrenaturalista que los cristianos han transmitido del paganismo o porque los hechos de cada día no caben en la “gran historia”.

Sin embargo esa piedad popular ha existido siempre de la misma manera y se ha mantenido durante siglos, pasando por el esplendor pío de la Edad Media, en una versión de piedad mágica hacia los santos y la Virgen María que todavía perdura.

Inscripciones, referencias, graffiti, frases sacadas de las comedias... conducen a una idea de la religión romana más próxima a la vida corriente, con dioses, aunque “sobrehumanos”, cercanos; patronos más que divinidades; superhombres del bien, lo mismo que el emperador velaba por sus súbditos. Prácticas rituales que vemos repetidas hoy día.

Sáquense las consecuencias que se quieran de las frases que siguen, donde los piadosos fieles romanos muestran la “familiaridad” con que trataban a sus dioses, reflejo de una visión occidental del mundo sacro muy distinta de la que provenía de Oriente que, casi con seguridad, sería del mismo sesgo populista:

 [Decepción del que no ha conseguido lo que quería] ¿Ésta es tu buena fe, oh Júpiter?

Júpiter, ten piedad de esta muchacha enferma; si la dejas morir, te lo criticarán.

Puesto que los dioses no me han perdonado, tampoco los perdonaré yo.

 [Para “herir” el amor propio del dios]Júpiter, socórreme, que tú lo puedes hacer

 [Chantaje al dios]Cúrame y tendrás una ofrenda

Si me procuras un viaje feliz a Alejandría te ofreceré un sacrificio.

Hazme más rico que mi vecino

Este malvado expiró pensando en sus perfidias y en su ingratitud; su alma se hallaba desgarrada como por un verdugo, porque sabía que los dioses del cielo a los que odiaba le iban a entregar a los dioses subterráneos que lo reprobarían [carta de Valerio Máximo]

Los dioses castigarán a mi perseguidor, darán su merecido a este canalla en el más allá.

 [El impío según Apuleyo] No ha dirigido jamás una solicitud solemne a ningún dios, ni ha frecuentado nunca un templo; cuando pasa ante alguna capilla, le parecería cometer un pecado si dirigiera su mano a sus labios en señal de adoración; no ha ofrecido nunca a los dioses de sus propiedades, que le alimentan y le visten, las primicias de sus cosechas ni el fruto de sus rebaños; en las tierras donde tiene su casa de campo, no hay ningún santuario, ningún rincón dedicado a los dioses, ningún bosque sagrado”.

 [El piadoso] Se detiene cuando pasa ante una capilla o un bosque sagrado, formula un voto, deposita un fruto sobre el altar y permanece inmóvil un momento ante los dioses.

[Del libro Historia de la Vida Privada-I Paul Veyne y otros. Ed. Taurus. 66 €]
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