“El bautismo nos da nueva vida” (2)

No se nos interprete mal al hablar del bautismo. No hay afán alguno de trifulca doctrinal. ¿Crees en las virtualidades teológicas del Bautismo? Pues por nuestra parte, sigue creyendo. No seremos nosotros los que encendamos hogueras para “limpiar” credulidades, tal como otros hicieron en tiempos pretéritos para depurar herejes.

El único propósito que nos mueve al escribir sobre algo que no pensamos que contenga tales riquezas y tesoros escondidos, es hacer reflexionar a quien esté libre de prejuicios sobre la consistencia que puedan tener ritos que reproducen milimétricamente otros practicados por otras religiones.

De Norte a Sur y de Este a Oeste de Europa, por no hablar de religiones alejadas de nosotros pero más cercanas al primer cristianismo, ritos bautismales se dieron en todas las culturas, anteriores al cristianismo.

En las tradiciones religiosas de Dinamarca, Suecia, Noruega e Islandia, tal como refieren los poemas épicos Hava-mal y Rigs-mal, la imposición del nombre del niño iba incluida en una ceremonia en la cual se le bautizaba. Y esto se hacía siglos antes de que el cristianismo llegara a esas regiones bálticas.

Entre los etruscos, en la ceremonia de imposición del nombre se sumergía al niño en agua y se marcaba una cruz en su frente. Podemos inferir que el bautismo por inmersión tenga su precedente en tales ceremonias, dada la implantación del cristianismo más potente en los mismos territorios.

Los ritos mistéricos, tanto de Dionisos como de Mitra, incluían ceremonias bautismales. Los iniciados eran admitidos en la congregación de “mistas” mediante una ceremonia bautismal que llevaba consigo la regeneración espiritual del neófito. Los misterios fueron el precedente más directo de muchos de los ritos y concepciones del cristianismo. De ahí el “interés” violento de los primeros cristianos “oficiales” en raer todo rastro de las religiones de los misterios.

Leemos en Lloyd M. Graham este curioso dato, referido al bautismo de los dioses inmortales cuando se presentan ante los hombres (igual que Jesús-dios al inicio de su vida pública…):
“Los dioses de la India, Grecia y Egipto eran de hecho bautizados todos, y al dios sumerio Anu le llamaban el bautizador. En sus bautismos, invariablemente, sucedían fenómenos sobrenaturales”.


¿Qué es lo que el Evangelio dice que sucedió tras el bautismo de Jesús? Nada menos que se oyó la voz de Dios-Padre y apareció revoloteando una paloma, que dicen era el Espíritu Santo. Fue éste un hecho asombroso, extraordinario, sorprendente, increíble… ¿Increíble y los fieles creyentes lo creen? ¿O era todo alegoría? ¿O era un simple rito de ingreso en la comunidad vacío de teología como los ritos de las otras religiones?

Lógicamente lo pensadores y teólogos cristianos no desconocían estas concomitancias ni han hecho oídos sordos a tales referencias. Pero la interpretación siempre ha sido de lo más peregrina cuando no mendaz en grado refinado.

Buscando algún comentario a este paralelismo, tan sorprendente para quien accede por primera vez a su conocimiento, encontramos en la Biblia de Jerusalén la siguiente nota:

"El rito de inmersión, símbolo de purificación o de renovación, era conocido en las religiones antiguas y en el judaísmo (bautismo de prosélitos, esenios, etc.). Aun inspirado en estos precedentes, el bautismo de Juan se distingue de ellos por tres rasgos principales: 1) apunta a una renovación no ya ritual, sino moral; 2) no se repite, y cobra por ello el aspecto de una iniciación; 3) tiene un valor escatológico, ya que introduce, en el grupo de los que profesan, una espera activa del Mesías próximo y constituye por anticipado su comunidad. Su eficacia es real pero no sacramental, puesto que depende del Juicio de Dios, que aun ha de venir en la persona del Mesías, cuyo fuego purificará o consumirá, según que se este bien o mal dispuesto, y quien únicamente bautizará; 'en el Espíritu Santo'. Este bautismo de Juan aun será practicado por los discípulos de Cristo hasta el día en que quede absorbido por el nuevo rito instituido por Jesús".

Esto, por decirlo claramente, es un bodrio conceptual. Es tratar de engañar con jerga teológica. “Su eficacia es real pero no sacramental…”: ¿lo entiendes? ¡Pues está bien claro! Practicado por los discípulos, absorbido por el nuevo rito, instituido por Jesús. Cuánta burda palabrería. El comentarista, por otra parte, presupone distinciones, como si las otras religiones no pensaran en la consistencia real de sus ritos. Y se atreve a decir “era conocido”… Lo que es conocido es la copia que el cristianismo hace de tales ritos. Y si los mismos eran la puerta de entrada a una religión falsa, lo mismo cabe decir del rito cristiano.


Concede el autor que el rito bautismal ya existía. Por lo tanto el cristianismo copia; por lo tanto el bautismo de Juan no es nada original; y por lo mismo el bautismo que Jesús propone o instituye tampoco contiene realidad alguna, siendo copia de otros más antiguos… y por lo tanto falsos.

Para terminar, ¿no les hace pensar a los creyentes el hecho de que, si Jesús instituyó el bautismo, como aseguran, no bautizó él a nadie, ni siquiera a sus discípulos ni tampoco a sus apóstoles.

En conclusión: un rito practicado por todas las religiones no procede de instancias divinas sino del psiquismo humano. Así que, déjense de gaitas teológicas a la hora de pronunciar palabras tan huecas.
Volver arriba