A los creyentes por inercia: ¡No pasa nada!


A aquellos creyentes convencidos de su credo, fieles a él, cumplidores de sus preceptos, consecuentes con sus ideas... nada les digo. Pero a esos que se dejan llevar por "la corriente" de "lo corriente" bueno sería enfrentarles a su propia indecisión vital o que tomaran ejemplo de tantos otros que ya "están caminando" en la verdadera dirección.

Para quienes hemos dado el paso de afirmar nuestro “credo en ningún credo que no sea el hombre” tras un largo proceso de pensar y repensar lo que eran también nuestros credos, cuesta creer la inercia que mueve a crédulos sin convicción a seguir con sus pensamientos y sus prácticas.

Hora sería de gritarles: "Dejad las antiguallas, quitaos el miedo de que vuestra vida va a quedar vacía, de que Dios se va a vengar... no pasa nada distinto a lo que el destino quería que pasara.

Cuesta cambiar hábitos adquiridos, es cierto. Cuesta mucho sobreponerse al sentimiento de culpa que tanto sermón ha introducido en las conciencias... pero se puede salir de este lavado de cerebro. A modo de sugerencia festiva, esbozamos algunas ideas:

• El rito dominical bien se puede superar con un paseo con los hijos por el campo, una visita a los museos, un "piscolabis"... (es sintomático que a algunos creyentes no se les pueda quitar más, porque su creencia se reduce a eso, asistir a la misma hora de siempre y cansinamente a la misa dominical);

• cuando asalten “principios morales”, es menester un ejercicio de "crítica de la razón pura": se mantendrán si coinciden con la ética, se rechazarán si, indiferentes, tiranizan la conducta;

• que el gozo de la esperanza en el más allá no pase más allá de una sonrisa burlona ante una mentira que llenó pasados infantiles;

• las oraciones acostumbradas pueden sustituirse con buen provecho;gracias, señora de la casa por esta hermosa comida; hasta mañana y que tengáis buenos sueños; bienvenidos al nuevo día: celebrémoslo todos juntos con un buen desayuno...

• después de un tiempo sin aparecer por la iglesia, sin comulgar, sin confesar (esto ya pocos lo hacen) se instalará en la conciencia la agradable sensación de haberse librado de un yugo pesado que, a largo plazo, se verá lo absurdo que era...

• Si alguien se atreve a más, el nacimiento del un hijo se puede celebrar con con una fiesta entre amigos, preparada como acto social de ingreso en sociedad, fuera de la casa, en una finca, en un chalet o incluso en centro de alquiler;

• el funeral de un familiar... se podría llevar a cabo con músicos, recitado de poemas, discurso panegírico de la persona buena que fue, entierro de las cenizas en algún lugar que se considere permanente y ligado al difunto: un rincón de la casa de campo, la cima de un monte, al pie de un árbol centenario...

¿Suena raro todo esto? La misma rareza que sentirían aquellos a quien todo eso impusieron cambiando costumbres anteriores. Y hoy la virtualidad de lo católico apostólico y romano es una gaseosa sin gas. Pasó su tiempo. Son ritos "necesarios" porque no hay otros.
El Parlamento Europeo debate una propuestade designar el Domingo como día de descanso obligatorio, medida lógicamente apoyada por los obispos. Perfecto... pero con otra liturgia.
Imaginemos una nueva situación en todos los pueblos de España regeneradora de la convivencia festiva por la instauración de nuevos ritos civiles.

El domingo, día de descanso, a la misma hora de la misa, en el recinto del Ayuntamiento, ocurriría una ceremonia calcada de la liturgia católica... ¡pero festiva!:

--Saludo con ofrecimiento de un vino como bienvenida.
--Recuento nominal de asistentes: que a uno "lo nominen" aunque sea para nada le hace sentirse parte integrante
--Canto regional, que puede ser el himno del pueblo o cualquier otro.--Recuerdo de los asuntos sucedidos durante la semana.
--Problemas suscitados en el pueblo.
--Sugerencia de soluciones.
--Recuerdo de algún personaje pasado “famoso” del pueblo.
--Lectura de algún texto poético, político, doctrinal, científico, humorístico... con posibilidad de comentario
--Consideraciones éticas respecto a lo que no está bien y se puede mejorar.
--Canto regional de la tierra.
--Degustación de un aperitivo.

Pregunta: ¿acudiría alguien al templo? Nadie. Problema solucionado a la escased de párrocos. Quizá, con los años, se pudiera usar el palacio de la Iglesia para este menester dominical. ¿Reacción de la clerecía?
Volver arriba