El pensamiento disidente
| Pablo Heras Alonso.
Proliferan argumentos en estos pagos blogueros y más todavía en discursos suyos intramuros eclesiales, discursos que no admiten ni preguntas ni respuestas, de este cariz: “¿Qué va a ser de Europa, su espíritu, su cultura, la asunción del pasado, las raíces para su futuro, los cimientos históricos, sin esa referencia al cristianismo…?” Y en relación a nuestra siempre católica España: “¿Qué es España si se le priva de su componente histórico religioso?”
Aun dando por sentado que las cosas han sido así y que la historia de España no se entiende sin el espíritu cristiano-católico y que tal historia asociada hay que conocerla, es menester poner las cosas en su sitio y hablar de otras realidades concomitantes con dicha historia. Como no tengo ganas de acudir a textos ni escarbar en disidencias históricas, escribo tal como las ideas me aparecen, bullendo como están en la sesera y queriendo explotar por donde sea.
- ¿Qué ha sido del pensamiento no cristiano, obligado a vivir en catacumbas?
- ¿No hay memoria, resurrección, rescate, cita… para todos los heterodoxos que en el mundo hispánico han sido?
- ¿No hay también peligro de que el pasado no cristiano, pero tan ilustrado como él, también se pierda?
- ¿No han procurado por todos los medios que ese pensamiento humano, ajeno a la creencia, no sólo se perdiera sino que ni siquiera existiera?
- ¿No es hora de dejar a ese otro pensamiento, el no cristiano, que se exprese?
- ¿Se pueden imaginar lo que tendría que decir?
- ¿Por qué esa saña en el pasado contra todo lo que sonara a herejía, a secularismo, a laicismo?
- ¿Por qué ese desprecio y vesania verbal contra toda forma de pensamiento laico, laicista, ilustrado o como quieran llamarlo?
- ¿Por qué, atacando como el pensamiento creyente ataca, no temen que éste a su vez pueda atacarles si las circunstancias cambian?
- ¿No se dan cuenta de que, con la soberbia del que se cree en la verdad y con la fuerza que les daba la fuerza, han cortado siempre de raíz todo lo que no fuera su deriva doctrinal?
- ¿No se dan cuenta de que para el montón de gente era más importante vivir que expresar ideas y que la fuerza del adoctrinamiento consiguió ser el único pensamiento imperante?
- ¿No percibían que para el común de los mortales que no les levantaba la voz era necesidad vital mantener el trabajo para sustentar a la familia y preservar su porvenir profesional?
- ¿Por qué piensan que “su verdad” es la única verdad?
- ¿Por qué este pensamiento humanista o meramente racional, no pudo ni casi tiene la misma cancha que la tenida por ellos durante siglos?
- ¿Por qué no admiten los hechos como tales y admiten otras causas posibles a la defección masiva que hoy día padecen?
En España ha existido siempre un pensamiento ajeno y alejado de los credos. Lógicamente perseguido, hostigado, obligado a vivir en sus propias catacumbas… ¿Qué sucede cuando quiere expresar sus ideas y por ello le persiguen?
La acumulación histórica en el pueblo de odio, rencor o como quiera llamarse a esa permanente frustración, ha estallado de las maneras más diversas, la más extrema de todas contra los miles de religiosos y personas creyentes asesinadas en la Guerra Civil.
Los creyentes tienen derecho a manifestar sus ideas y practicar sus ritos, pero no lo tienen para sojuzgar, humillar y aniquilar al que no piensa igual ni sigue sus dictados o preceptos.
Hoy la disidencia respecto a los credos toma la vía de la indiferencia, efecto del bienestar y la satisfacción humana que se aleja de paraísos prometidos… que los más conspicuos han deducido que no existen. Bueno, de hecho así está sucediendo y a la vista está el resultado: poco a poco las iglesias van quedando vacías y los que asisten apenas si se enteran de lo que el oficiante transmite. ¿Por qué? ¿Se han vuelto todos descreídos?
Porque aquello de “ateos” es difícil de asimilar, lo poco que se puede oír es algo así como “Yo creo en Dios pero no en los curas”; “yo creo en Dios, pero no en esta Iglesia”. Éstos, que tampoco piensan mucho, no se dan cuenta, por una parte, de que si creen en Dios necesariamente creen porque alguien se lo ha dicho y porque alguien –los curas—mantiene y alimenta esa creencia. Pero bueno…
Nadie es quien para marcar rumbos no deseados, pero a las claras está que por la vía de la dogmática caminan al vacío de sus antros rituales; que por la vía de la queja quejumbrosa terminan en plañideras; que aún por la vía de la “moralina” algún eco social tienen; que por la vía de convertirse en una ONG de nombre Cáritas y similares terminan siendo un apéndice de la sociedad civil…
Pero éste es otro cantar.