No sé qué pensar de los consejos de Warren Buffet.
A decir verdad, mensajes de este tipo más indican avidez de consuelo que voluntad de apropiarse de los mismos. O quizá, como sucedía con la democracia orgánica en tiempos de Franco, para hacer ver, dentro de la pobreza material en que se vive, que lo esencial ya lo tiene aquel que no puede aspirar a otra cosa.
A. El dinero no crea al hombre, fue el hombre el que creó el dinero.
B. La vida es tan simple como usted la haga.
C. No haga lo que los otros digan. Escúchelos, pero haga lo que le haga sentirse mejor.
D. No deje seducir por las marcas. Póngase aquellas prendas con las que se sienta cómodo.
E. No gaste su dinero en cosas innecesarias. Gaste en aquellas que de verdad necesita.
F. Después de todo, es su vida. ¿Para qué darle la oportunidad a otros de manejársela?
G. Si el dinero no sirve para compartirlo con los demás, entonces ¿para que sirve? AYUDE AUNQUE NO PUEDA HACERLO; SIEMPRE HABRÁ BENDICIÓN PARA AQUELLOS QUE SABEN COMPARTIR.
H. No gaste el dinero que no tiene. Credito, prestamos, etc. fueron inventados por la sociedad de consumo.
I. Antes de comprar algo, piense: ¿Que me puede pasar si no lo compro? Si la respuesta es 'Nada', no lo compre; porque no lo necesita.
"Nada hemos traido al mundo, ni nada nos vamos a llevar…"
¿Alguien puede disentir de tales consejos? Vistos asépticamente, sin pensar en quién los profiere, son aceptables y dignos de tomarse como norma de vida. Pero... ya resulta sospechoso, curioso y quizá hasta alarmante que tales consejos provengan de la que fue durante años la persona más rica del mundo.
De ahí que, para poner las cosas en sus sitio, contestemos:
1. Dudo mucho de que tales cosas dijera Warren Buffet, hoy el tercer hombre más rico según Forbes. No los he encontrado buceando en las aguas guguelianas. En cambio sí he encontrado otros diametralmente opuestos a éstos.
2. En caso de que su autoría sea real, dichos consejos provienen de alguien que ha pasado su vida contradiciéndolos: ha buscado el dinero con verdadera pasión, maneja una fortuna imposible de gastar en mil vidas opulentas que tuviera, toda su vida ha girado en torno a la mejor manera de hacer negocios...
3. Los dice una persona envejecida (y en este sentido puedo aceptarlos como suyos), es decir, una persona que va a dejar pronto este mundo. Está expresando filosofías que proceden de su más allá.
4. Al final de la vida nadie tiene ni fuerzas ni voluntad de cambiar las cosas, de hacer nuevos negocios, de emprender proyectos nuevos... Sólo queda lo que es esencial en la vida de cualquier persona.
Pero, en fin, habrá que fijarse en el "qué" y no en el "quién". En este caso el argumento de autoridad va en contra de lo que se dice, pero lo que se dice tiene suficiente autoridad como para seguirlo.