La pseudociencia del alma o el hombre parcelado.


En el discurso de JR/B16 que tanto ha exacerbado a los paniaguados mentales islamistas, cuya mente parece funcionar sólo, y también, por titulares/slogans, aparece una y otra vez el manido concepto dualista que contrapone cuerpo-alma. Una vez más, la filosofía trasnochada aristotélico-platónico-escolástica en danza.

En la defensa de la unicidad del hombre, clamamos contra los sistemas filosóficos que rebuscan como posesos campos, estratos, ámbitos, esferas, dominios... distinguiendo los del pensamiento, la razón, la intelección; los de la imaginación, la fabulación, el arte, la fantasía; los del sentimiento, la emoción, la sensiblería, los deseos; y, en el nivel inferior, el ámbito sensorial, el de las necesidades, los instintos...

Es decir, alma y cuerpo como entidades distintas fundidas en un mismo compositum, la persona.

Urge una nueva filosofía que construya un sistema que parta de la unicidad. Es fácil elaborar destellos y construir sistemas si el filósofo ha pasado toda una vida revolviendo en los cajones de la disgregación, pero no sirve para mucho.

Citamos, por ponernos en la última honda, los sistemas propuestos por Karl Popper y John Eccles. El primero distingue los “tres mundos del hombre”: el de la materia y la energía, que incluye los submundos de la materia inorgánica, la matería biológica y los artilugios fabricados por el hombre; el de los estados de consciencia, conocimiento subjetivo y experiencias de los sentidos; el del conocimiento objetivo, que engloba herencia cultural, sistemas de conocimiento científico y filosófico, arte, historia, etc.

Eccles, por su parte, se acerca bastante a la unicidad cuando habla de los haces neuronales, dendrones, relacionados o generadores de los hechos mentales, los psicones. Pero cae en la disyunción no reduccionista entre “lo mental” y “lo orgánico”. Tampoco puede despegarse de la necesidad de salvar la religión: La ciencia sin religión está coja, la religión sin ciencia está ciega. Y de ahí, al misterio, como todos: De algún modo misterioso, Dios es el creador de todas las formas vivientes en el proceso evolutivo... Ese “modo misterioso” le priva de credibilidad
.



No es posible hacer dicotomía entre mente y cuerpo: lo vitalmente necesario es hacer comprender su unicidad. Las manifestaciones aparentemente contrarias de algo que es un UNUM et UNICUM, no debe llevar a la deducción de dualidades sustancialmente diferentes aunque unidas. No hay alma-cuerpo, hay, si se quiere hablar así, persona, hombre, individuo sin más.

¿Reduccionismo? ¿Espiritualismo físico? ¿Materialismo "espiritógeno"?. ¡Todo es cuestión de palabras! Pero las palabras que remiten a sistemas periclitados, hoy no sirven.

Un sistema “particional” lleva a esquizofrenias culturales, a disyunciones vitales, a elaborar mundos al dictado de los deseos...

Si me parece urgente el nacimiento de nuevas filosofías es por el hecho de que la praxis, el comportamiento social, la conformación de las estructuras orgánicas de la sociedad o su disgregación... nacen de un concepto primero que siempre es filosófico.

Lo admitamos o no, el mundo occidental está conformado según un modelo greco/cristiano que hace tiempo ha perdido virtualidad y ha derivado en esquizofrenia social.

¿Para qué citar ejemplos de tal disgregación? Los tenemos en
la vida urbanita hecha a propósito contra el hombre;
la rapiña de la naturaleza;
el mundo desquiciado de la política;
el desenfreno de la sensualidad;
la sinrazón de las prácticas religiosas;
la proliferación de leyes omniabarcantes y reguladoras de todo;
la justicia automática;
el trabajo “stajanovista” deshumanizado;
la unidireccionalidad del dinero;
las inmensas y descomunales fortunas...


¿Y para qué seguir? El hombre parcelado, podría ser el título de todas esas filosofías de lo humano generadoras de desquiciamiento.
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