El santo rosario, no tan católico como pueda parecer.

Lo del rosario como perviviencia de prácticas precristianas o paganas sería un asunto de menor calado si no fuera signo de algo más enjundioso. Nos referimos al hecho constatado de cómo los fundamentos doctrinales y rituales de la Iglesia lo constituyen pervivencias de creencias y prácticas de otras religiones, despreciadas por la más santa y más pura de ellas con el término de "paganismo". No es baladí el asunto, porque eso llevaría a pensar en otra cosa más real, cual es que todas las creencias son iguales, quizá unas más bastas que otras, pero todas iguales. Y todas nacidas de algo que subyace en la psicología humana.
Que la muy Santa Madre Iglesia cristiana, y a mitad de camino católica, desde el comienzo de su ensoñación salvadora ha tratado de solapar cualquier celebración, cualquier fiesta, rito, lugar o tiempo pertenecientes en propiedad a las personas, a fuer de humanas, es cosa sabida. Aparte de lo importante, las haciendas, en los primeros tiempos la Iglesia hizo suyos los ritos mistéricos para dar contenido a sus misas, reemplazó las conmemoraciones festivas romanas, suplantó dioses dándoles nombres de santos, acumuló títulos femeninos sobre su diosa particular, la Virgen María…
Lo único que no pudieron cambiar, quizá porque no se lo propusieron o porque el arraigo popular era extremadamente fuerte, fueron los nombres de los meses del año y días de la semana. Todavía colean los dioses paganos en el entramado cronológico del año.
Su instalación en los recintos del poder, siglos IV y V, a la Iglesia le pilló en bragas. Estaba todavía revestida de harapos cuando fue llamada al sarao del festín y del poder. No disponía de ritual ni había elaborado un protocolo adecuado que pudiera parangonarse con el que regía en el imperio. Y tuvo que ponerse a ello.
En su tiempo hicimos referencia al libro de R. Teja “Emperadores, obispos, monjes y mujeres”, que ilustra cómo todo el ritual solemne que rige en la actualidad está copiado al pie de la letra del que regía en el bajo Imperio, copia incluso de la misma terminología. No es cuestión de volver sobre ello.
Hoy nos fijamos en algo que se ha convertido en actividad y costumbre de muchos fieles, especialmente del rebaño femenino, sobre todo de aquellas que, por edad, podrían estar exentas de acudir a los centros de devoción: el santo rosario y que comienza con ese sonsonete tan conocido “santorosarioporlaseñal”.
Dicen que fue gracias a santo Domingo de Guzmán (†1221) que el rosario se extendiera por toda la cristiandad, como parece ser que así fue, con las consiguientes apariciones de la Virgen y milagros de rigor. Sin embargo tal práctica tenía ya muchos siglos de praxis ritual. VER
Que sea su festividad precisamente el 7 de octubre tiene sus concomitancias civiles: otra suplantación, como la de la Virgen del Pilar el día del descubrimiento de América. Lo mismo que establecer el mes de mayo como “mes de María”. Otra permuta de rituales paganos.
Mayo, mes de las flores. Aquéllas con que griegos y romanos revestían las estatuas de sus dioses, especialmente Artemisa y Apolo, precisamente en el mes de mayo, aunque el nombre del mes no fuera ése.
El porqué de 150 avemarías tiene su fundamento en el primer “rosario” cristiano, la recitación de los 150 salmos de David. Tanto por la extensión del rezo como por la propagación del cristianismo en capas sociales imposibilitadas por su incultura de recitarlos, la práctica decayó hasta desaparecer. Más fácil era sustituirlo por el “rosario corto”, el llamado “salterio de la Virgen”.
El descubrimiento de América fue un hecho de tanta importancia que la Iglesia no pudo velarlo, de modo que hoy es fiesta nacional sin relación alguna con la Virgen del Pilar. No sucedió lo mismo con un hecho de armas de gran relevancia para occidente: la batalla de Lepanto. Gracias a esta victoria Europa no cayó bajo la férula del Islam; gracias a esa batalla perdura en la historia el bastardo Don Juan de Austria; gracias a esa batalla conocemos la otra faceta del inmortal Cervantes…
Se conoce por la historia el hecho. Pero ¿en qué día sucedió? Se ha perdido su relación con la fecha en que sucedió. Fue un 7 de octubre. Año 1571. Y la Iglesia se apropió de ese día. El 7 de octubre fue dedicado a la festividad de la Virgen de las Victorias. Lógicamente el papa Pío V fue santo primero por ordenar el rezo del rosario por un feliz desenlace, pero, además, por haber ordenado el repique de campanas sin haber llegado mensaje alguno de tal victoria: él había tenido una visión… Murió a lo pocos meses en “loor” de santidad, que no en olor. Su sucesor cambió la festividad por Nuestra Señora del Rosario.
Dejamos aparte consideraciones teológicas respecto a ese epíteto de María, “mediadora de todas las gracias”, que no cuadran con afirmaciones categóricas de los evangelios (sólo interesarían a un fanático evangélico). No es de nuestro interés ahora juzgar tales contradicciones, pero quienquiera lea estas citas para poner a María en su justo lugar:
• Yo soy el camino… (Juan 14:6.)
• En ningún otro hay salvación… (Hechos 4:12)
• Pues en vano me honran… (Mateo 15:9 Marcos 7:7-9 Marcos 7:13)
• Hay un solo mediador (1Tim 2:5.)
• Y orando no uséis vanas repeticiones… (Mateo 6:7)
Claro que peor es la creencia en que las personas piadosas encontrarán la salvación por medio de ritos y sacramentos, que apenas si trascienden el hecho de ser meros gestos.
Entre esas peticiones insistentes de mediación e intercesión, se encuentra el rosario, que en la mayor parte de los casos se ha convertido en una recitación veloz que más da la sensación de querer terminar que de verdadera plegaria.
Su práctica no surge entre cristianos. Como decimos la mayor parte de las prácticas cristianas proceden de fuentes paganas, entre ellas el rosario. Las variantes importan poco. Que sean “avemarías” o “nombres de Alá” no afecta al caso. El asunto estriba en la mera recitación memorística, autómata y cadenciosa de plegarias.
Vemos cómo los brahmas usaron y usan rosarios hechos con cientos de canicas. Por su parte los musulmanes utilizan un rosario de 99 cuentas para recitar los respectivos nombres de Alá. Los adoradores de Shiva, uno de los tres dioses de la trinidad hindú, utilizan un rosario de 108 cuentas para repetir los 108 nombres de su dios (otros hablan de 1008 nombres, pero debe ser un error).
Léanse los relatos de los misioneros de la India, Japón o Méjico donde hablan de su sorpresa al encontrar rosarios usados por los fieles de otras religiones sin haber tenido referencia alguna del cristianismo. También se sabe que en las religiones imperantes en el Tíbet y China se usaban rosarios; asimismo en la Grecia del Helesponto, donde se han encontrado estatuas con canicas formando un rosario…
¿Qué nos quieren indicar estos datos? Quizá nada. O quizá nos puedan poner sobre aviso respecto a otras prácticas también copiadas literalmente de las religiones paganas (…que posiblemente no eran tan falsas y perversas como durante siglos han machado las mentes de los fieles). O quizá, por elevación, remitir a creencias paganas mantenidas en el cristianismo como “verdad revelada”, cuando tal doctrina fue copiada de religiones con más pedigrí y más fundamento. Es el caso que veremos en próximas entregas de la Virgen María, de la arriba hemos dicho y tantas veces hemos repetido que, “de facto”, es una diosa en nada distinta a las diosas orientales o clásicas.