Sobre de qué tipo sea el conocimiento de lo divino.
Discutir con practicantes de base no procede: ellos conocen a Dios, conocen a su Hijo, conocen el benefactor influjo del Espíritu... y eso les basta. No les preocupa de qué tipo sea tal forma de conocer. Pero quienes profundizan en el conocimiento de Dios, los teólogos, afirman que la asimilación mental, los juicios formados, las deducciones necesarias a partir de las realidades divinas es algo real, es algo humano, es una actividad de la mente... Y esto nos sume en perplejidad.
Deberían aclarar infinidad de cosas que chocan con la epistemología racional:
--qué tipo de conocimiento es éste;
--si es o no posible otro tipo de conocimiento que no pase por los procesos neuronales del cerebro;
--o cómo pueda una vivencia ser origen de ciencia, la ciencia mística, la ciencia que lleva a Dios;
--si es o no un conocimiento real o alegórico;
--si la experiencia individual puede llegar a ser categoría;
--si hay percepción sin sensaciones;
--si hay un tipo de intuición especial para lo divino...
En tanto no se aclare todo esto, tendremos que poner en entredicho todo lo que afirman, tanto respecto al modo de conocer como al contenido de lo que se conoce y los frutos de tal conocimiento.
Lo que han dicho hasta ahora, tras largos siglos de intentar explicarse, no son sino palabras. Sí, palabras, hay que reconocerlo, las más de las veces de alta calidad literaria, pero que ningún científico del conocimiento o de la Psicología ha tomado en serio.
NO SON AUTORIDAD CIENTÍFICA.-
Piense en esto el creyente: la doctrina teórica de los "pensadores cristianos", no tiene de facto ningún valor para los científicos del pensamiento. Y debería tenerlo.
No lo decimos con la malsana intención de provocar depresión en todos ellos, pero... Podrán ser esos filósofos o psicólogos muy creyentes, pero el hecho de citar a Don Isidoro de Sevilla, Don Alberto Magno, Don Buenaventura o Don Tomás de Aquino como autoridades en un tratado sobre Epistemología Psicológica o sobre las etapas del aprendizaje en el niño supondría un escarnio para ellos y motivo de mofa para sus colegas.
Insistimos en la última afirmación de otra manera: ¿no les sume en profunda depresión a los teólogos del "conocimiento de Dios" que en los libros científicos sobre inteligencia, sobre el desarrollo evolutivo de la conciencia, sobre las etapas del aprendizaje, sobre la filosofía del conocer... no se cite "ni una sola vez" –al menos yo no lo he visto y he repasado cientos de libros de Psicología y filosofía— a los teóricos del misticismo y a los santos doctores de la Iglesia que tanto han elucubrado sobre el conocimiento de Dios?
Es el voto de las sandalias, las que huyen de los santuarios cuando se van a tratar las cosas con seriedad.