"Es mejor utilizar la fuerza de la razón, que la razón de la fuerza": Rosa Conca versus Señora Riera ¿Pocos contenedores quemados?

Contenedores incendiados en Barcelona
Contenedores incendiados en Barcelona eldiario.es

"Tuve que leer dos veces (porque no acababa de creer lo que leía), el artículo, "Pocs contenidors cremats" (Regió 7, 24 de febrero de 2021), de la Sra. Carlota Riera, decana de la facultad de Ciencias de la Salud de Manresa"

"La Sra. Riera elogiaba a los jóvenes, que en las manifestaciones de protesta a Barcelona (y de otras ciudades catalanas) por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, 'necesitan expresar su rabia e indignación'"

"Creo que ninguna persona habría de ir a la cárcel por la letra de unas canciones. Y también sé de la desesperación de muchos jóvenes que no ven un futuro mejor"

"Me gustó el artículo de Rosa Conca, "Contenidors i patriarcat" (Vilaweb, 21 de febrero de 2021), cuando decía que "me dan pena que los queman" los contenedores, "no sepan gestionar esa energía maravillosa que te proporciona la rabia"

"Hace falta que todos recordemos que siempre es mejor utilizar la fuerza de la razón, que la razón de la fuerza"

Tuve que leer dos veces (porque no acababa de creer lo que leía), el artículo, “Pocs contenidors cremats” (Regió 7, 24 de febrero de 2021), de la Sra. Carlota Riera, decana de la facultad de Ciencias de la Salud de Manresa.

La Sra. Riera elogiaba a los jóvenes, que en las manifestaciones de protesta a Barcelona (y de otras ciudades catalanas) por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, “necesitan expresar su rabia e indignación”. Y por eso coincidía con los jóvenes que se habían dado cuenta de la inutilidad del pacifismo, con la pancarta que llevaban algunos de ellos: “Nos habéis enseñado que ser pacíficos no sirve de nada”.

No me puedo creer que la Sra. Riera pueda justificar las algaradas violentas que provocaron una minoría de jóvenes que destrozaron escaparates, quemaron contenedores y robaron en las tiendas. Y por eso la Sra. Riera decía en su artículo, que pagaría “gustosamente los bancos y contenedores quemados que haga falta”. Con este argumento, también habrá de pagar (de hecho lo pagaremos todos), los destrozos en la comisaría de los Mossos de Esquadra de Vic. No entendería que la Sra. Riera pudiese justificar el asalto a esta comisaria o al Capitolio, el pasado enero, o la quema, en Barcelona, de una furgoneta de la Guardia Urbana. Ni que, igual que con los contenedores quemados, crea la Sra. Riera que hubo poca violencia en el ataque a la comisaría de Vic.

Creo que ninguna persona habría de ir a la cárcel por la letra de unas canciones. Y también sé de la desesperación de muchos jóvenes que no ven un futuro mejor. Pero no creo que la rabia y la indignación se hayan de transformar en una violencia desbocada, ni en ataques indiscriminados a comercios o a la comisaría de Vic, ya que el malestar social no justifica “los actos violentos que hemos vivido”, como decía con gran acierto el Sr. Jordi Molet (Regió 7, 25 de febrero de 2021).

Yo también valoro, como decía la Sra. Riera, a los jóvenes “que no se conforman, no callan, no acatan”. Però que lo hacen sin violencia. Como han sido siempre no violentas las numerosas manifestaciones del “Procés”, cada 11 de septiembre. Con civismo y respeto. Como han pedido siempre los presos políticos.

Como muy acertadamente decía el cardenal Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE (Religión Digital, 22 de febrero de 2021), se han de solucionar las desigualdades, “nunca con protestas violentas”.

La apuesta del cardenal Omella por erradicar la violencia, también la afirmó en octubre de 2017, cuando denunció “la situación de violencia que se ha vivido hoy en Cataluña”, que el cardenal Omella calificó de “deplorable” (Religión Digital, 1 de octubre de 2017), con ocasión de la actuación violenta de la policía española golpeando a los que pacíficamente votaron en el referéndum del 1 de octubre.

No creo que a la Sra. Riera le hubiese gustado que los jóvenes, en vez de quemar contenedores, romper cristales y robar en las tiendas, hubiesen quemado los pupitres y rotos los cristales de la facultad de Ciencias de la Salud. O que le hubiesen quemado su coche o su moto. O que hubiesen roto los cristales de la casa de sus padres y hubiesen robado lo que había dentro.

Por otra parte me gustó el artículo de Rosa Conca, “Contenidors i patriarcat” (Vilaweb, 21 de febrero de 2021), cuando decía que “me dan pena que los queman” los contenedores, “no sepan gestionar esa energía maravillosa que te proporciona la rabia”.

Creo, como lo creen muchos jóvenes, que hay formas más hermosas, creativas y generosas de luchar por la libertad y para canalizar la frustración de los jóvenes que no ven un futuro mejor. Porque el odio solo genera desolación, mientras que la fuerza del amor es lo que transforma el mundo. No las piedras ni los contenedores quemados.

Gandhi decía que “la violencia es el miedo a los ideales de los demás”. Y Martin Luther King, que “la violencia crea más problemas sociales que los que resuelve”.

A estos jóvenes llenos de rabia, justificada, les diría que tuviesen muy presente la regla de oro del Evangelio: “Todo aquello que queráis que los demás os hagan a vosotros, hacedlo también vosotros a ellos” (Mt 7:12). Y que recuerden también, como decía Gandhi, que “no hay un camino para la paz”, porque solo “la paz es el camino”. Y eso lo habrían de entender los que queman contenedores y también los que, desde la intolerancia, utilizan la violencia cada 9 de Octubre, día Nacional del País Valenciano, para agredir a los participantes en la manifestación convocada cada año por ACPV, ante la pasividad de la policía. O los que pusieron la bomba en casa del escritor Joan Fuster, los que la enviaron (como un regalo de Navidad) al profesor Manuel Sanchis Guarner, los que mataron en Alacant, a Miquel Grau o en Montanjos a Guillem Agulló o los que durante la Transición atacaban la librería 3i4 de València y otras librerías. Como también los que deseaban llevar al cardenal Tarancon al paredón.

Hace falta que todos recordemos que siempre es mejor utilizar la fuerza de la razón, que la razón de la fuerza. Por eso haría falta que los violentos de cualquier signo, recordasen que es la lluvia la que hace florece las flores y no los truenos. Y es que, como dice un proverbio, hace más ruido un árbol que cae que el silencio de un bosque que crece. Pero evidentemente es más importante el bosque que crece que el árbol que cae.

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