Quemar los libros de Jon Sobrino

Pues hace muy bien. Como si quiere encuadernarlos en piel y con cantos dorados. Estamos elucubrando sobre un futurible. El rechazo vaticano a las tesis cristológicas del jesuita Sobrino anticipado por José Manuel Vidal. Y, para ser exactos, a algunas de sus tesis cristológicas.
Que José Manuel Vidal es un experto en información religiosa no lo duda nadie. Y cuando anticipa esa noticia es que el río suena. Después, Xabier Pikaza nos informó que desde un artículo de Galot, Sobrino, González Faus y él estaban en el punto de mira vaticano. Desde hace no sé cuantos años. Muchos.
Si la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe llegara a producirse y fuera contraria a las tesis de este jesuita itinerante a quien tienen por vasco, nació en Cataluña y vive en El Salvador, nadie está obligado a quemar sus libros. Ni siquiera a entregarlos al párroco. Se pueden conservar, encuadernar e incluso leer. Y prestarlos a los amigos. O regalarlos a la novia.
Lo único que ocurre es que esos libros, o alguno de esos libros en alguna de sus páginas, no expresan la fe de la Iglesia sobre Jesucristo. Expresan otra cosa. Tal vez muy brillante, quizá una chorrada, pero no lo que cree la Iglesia.
Y eso es todo. Se ponga como se ponga Díaz Bardales, el P. Kolvenbach o el Sursum corda. Ahora podrán venir todos los que quieran, que van a ser pocos y los de siempre, a decir las tres estupideces al uso. Que no van a ningún lado.
La primera que es muy feo prohibir. Pero si no se prohibe nada. Sólo se dice que esa no es la fe de la Iglesia y que quien no tiene esa fe no puede hablar ni enseñar en nombre de la Iglesia. Nada más.
La segunda es todavía más retra. Pues a mí me gusta mucho más lo que dice Jon Sobrino, o Tony de Mello, o Boff o Teilhard de Chardin, o ..., que lo que dice la Iglesia. Pues ya lo sabes. ¿Para qué te masoqueas? Eso es como el socio del Real Madrid que con quien disfruta de verdad y quien quiere que meta goles son Ronaldinho y Etoo. O el de los tres de ayer. La solución es muy fácil. Lo que es absurdo y puede acabar hasta en una clínica siquiátrica es pretender seguir siendo un socio ejemplar del Real Madrid.
Y la tercera, tan estúpida o más que la anterior es la de: es que está tan entregado a los pobres... Y si se ponen los ojos en blanco al decir pobres queda mucho mejor. Pues también naranjas de la China. Aquí quienes de verdad están entregados a los pobres, y sin hacer de ello ninguna alharaca son las hermanitas de la Cruz, o las de Teresa de Calcuta, o esos matrimonios kikos que dejándolo todo se van al Asia profunda o a la América hispana más recóndita a dar testimonio de Cristo.
Hay cientos de millones de personas en el mundo que ya quisieran vivir como Küng, Boff o Sobrino. Sólo almas muy escogidas y que aman extraordinariamente a Cristo quieren vivir como Sor Ángela o la madre Teresa.
¿Qué esto va a molestar a los de siempre? Ya lo sé. Y no me importa nada. Las verdades escuecen. Sólo me queda constatar que, curiosamente, entre los escocidos predominan las escocidas. Es inevitable no recordar lo de las vírgenes necias. Aunque no sean vírgenes ¿Necias? En grado superlativo.