Aunque naturalmente por motivos muy distintos. El perejil de todas las salsas antieclesiales nos manifiesta hoy que, gane Rouco o Blázquez, "mucho me temo que, con uno u otro, no habrá cambios importantes, sino continuidad".
Pues así va a ser. El talante podrá ser algo distinto pero nada más. Si algún progre se cree que porque salga reelegido Blázquez algo importante va a cambiar en la Iglesia española no se ha enterado de nada. Incluso posiblemente es más conservador el obispo de Bilbao que el arzobispo de Madrid.
Tamayo, que será todo lo que se quiera pero tonto precisamente no, se conoce el paño. Salga Rouco, Blázquez o un tercero, la Iglesia española estará en buenas manos. Los Gabinos y los Yanes ya se han ido. Y los Dorados y lis Sánchez están a punto. En Blázquez y en Rouco podrán ser distintos el pulso, la voz o el gesto. Pero nada más. Pensar piensan lo mismo. Y eso es lo importante. Y lo que duele. Tamayo lo ha entendido perfectamente.