Gracias a Jesús, los cielos están abierto

ceilo

  1. 01. relatos de revelación

         Estos relatos: tanto el Bautismo de Jesús como la Transfiguración, (Mc 9,2) son relatos de Revelación. Ambos relatos están compuestos con algunos símbolos comunes: el cielo, la nube, la voz que surge, la expresión: éste es mi hijo.

         El Bautismo de Jesús y el de la Transfiguración son la experiencia de fe que tienen aquello primeros discípulos (y cristianos) de que Dios nos habla en la persona de Jesús, es la Palabra: Éste es mi hijo amado, escuchadle.

  1. Rahner decía -definía- al ser humano como aquel que en la historia presta atención a toda palabra que se pronuncia en la historia: palabra cultural, acontecimientos personales y sociales, catástrofes, logros de las ciencias, gestos de bondad y solidaridad y, también a toda posible palabra transcendente: Palabra de Dios.

         No parece constructivo “recortar” el campo de visión del ser humano. El ser humano está abierto a toda posible Palabra que se pronuncie en la historia. No es razonable recortar y desechar ni palabras que se han pronunciado en la historia: filosofía, arte, tradiciones, ni la misma Palabra.

         Parece como si el hombre moderno-postmoderno se levantara por la mañana y creyera que con él comienza la historia, el pensamiento, la cultura.

         La Palabra existía desde el comienzo: escuchadle.

  1. La verdad no se dice, se hace.

El Mesías va en serio en la vida: implanta el derecho y la justicia en la tierra. El Mesías cura: abre los ojos de los ciegos, sana a los enfermos, libera a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas. Eso fue lo que hizo Cristo durante su vida y por eso le llevaron a la cruz, donde consumó su bautismo de sangre.

         Ortodoxia significa recta doctrina. Ahora bien, la verdad no es una teoría ortodoxa, sino que la verdad se hace: ortopraxis: una práctica recta y correcta. La Teología de la Liberación entendió bien esto cuando decía y vivía que la verdad no es un libro teórico, no son unas afirmaciones doctrinales especulativas, sino que la verdad se hace en la vida, en la historia, sobre todo con los más débiles.

  1. Trabajar humildemente.

         Mucha gente sencilla trabaja humildemente:

  • o Por la justicia y el derecho: en muchos ámbitos de la vida. Cuando se ayuda a un trabajador, a un anciano, a un emigrante a resolver sus papeles, posibles injusticias, estamos viviendo liberadoramente, estamos haciendo la verdad.
  • o También se pueden ayudar a abrir los ojos a los que estamos ciegos. Un buen médico, un buen maestro, los padres abren caminos y luces.
  • o También podemos contribuir a liberar a la gente de muchas prisiones ideológicas, morales. Liberar de algunos miedos y angustias físicas, psicológicas.

  1. bautizado jesús, se rasgaron los cielos.

         El cielo era el “lugar” de Dios, pero estaba cerrado a los seres humanos. Con JesuCristo se abren los cielos, se inicia la vuelta a la casa y “lugar” del Padre; su casa está abierta definitivamente para la humanidad. De hecho Dios nunca dio un portazo a la humanidad.

         Este “rasgarse” es la misma expresión que utiliza el evangelista san Marcos cuando a la hora de la muerte de Jesús dice que el velo del templo se rasgó: la redención “rasga el velo del templo” (Mc 15,38 / Mt 27,51). Las alianzas religiosas de los templos quedan abolidas, rasgadas. Estamos ya en una amistad sellada definitivamente por JesuCristo.

05    el espíritu desciende como una paloma.

         La paloma y el Espíritu nos retrotraen a la primera creación y a la historia de la salvación:

  • ü El Espíritu de Dios se cernía creativo sobre las aguas iniciales (bautismo), (Gn 1,2).[1]
  • ü La paloma se cernía sobre las aguas purificadoras (bautismales) del diluvio (Gn 8).
  • ü Dios como una paloma potente llevó a su pueblo a las aguas bautismales de la libertad (Mar Rojo / Éxodo). (Ex 194).
  • ü El Espíritu desciende sobre María para crear vida.

  • ü Ahora, en Jesús o con Jesús se abren los cielos, desciende ese mismo Espíritu que nos llevará a una nueva vida.

  1. Cargó con nuestros pecados

         Ratzinger, siendo papa Benedicto, hizo una hermosa interpretación de este relato del bautismo de Jesús:

         El que no era ni tenía pecado, cargó con los nuestros a las aguas bautismales del río Jordán, y así nos liberó de nuestra condición de pecadores.

         En cierto sentido, en el bautismo de Jesús, se nos perdonaron a nosotros los pecados y los cielos se abrieron.

  1. Este es mi Hijo amado.

         Los hijos son expresión de sus padres: incluso físicamente, más o menos, se parecen muchas veces a sus padres, a su familia. Cristo también “se parece”, es como su Padre. Los cristianos vemos y experimentamos a Dios en Jesús.

El relato de la transfiguración termina también con esta expresión: Este es mi Hijo amado y añade: escuchadle.  (Mc 9,7).

Respetemos otras culturas, religiones, (no es momento ahora de entrar en esa cuestión). Nuestra traditio es Cristo: escuchemos a Cristo, que es la expresión de la misericordia de Dios Padre

  1. Dos conclusiones.

8.1   Los cielos están siempre abiertos.

El escultor Oteiza decía (dejó escrito) que el arte es la brecha por la que se nos cuela la transcendencia. Podríamos decir que la vida, la cultura, la creatividad constituyen la brecha (se rasgaron los cielos) por donde llegamos, cuando menos intuimos, la transcendencia de Dios o la transcendencia de Dios llega a nosotros.

Una civilización, una Iglesia que no transcienden, se tornan intranscendentes, y, quizás, comienza a ser nuestro caso. Se quedan con velos en los templos, pero sin cielos. ¿No es intranscendente gran parte de los movimientos culturales actuales? Basta con ver la televisión.

Miremos al cielo: la felicidad del presente está en lo que esperamos del futuro.

El cielo es la meta de nuestra esperanza. El ser humano es esperante por naturaleza. Dirijamos nuestra mirada, nuestra esperanza hasta el cielo, no nos quedemos cortos.

8.2   el pábilo vacilante no lo apagará

         El pábilo es la mecha de la vela. Es algo muy débil, apenas parpadea e ilumina un poco. El Mesías ni apaga la poca luz que tenemos, ni elimina al débil, al sencillo. La sociedad funciona por potencia, eficacia y rentabilidad. Lo que no es eficaz o valioso, se pisa, se elimina: niños, ancianos, enfermos, otras razas.

¡Cuántos atropellos jurídicos se cometen con los desheredados! No tienen defensa, no tienen fuerza y son expropiados, explotados: nos llevamos sus maderas, sus minerales.  ¡Cuántos pobres niños, que apenas han estrenado la vida, mueren de hambre, de paludismo o de una bomba en algún país de Oriente Medio! El Mesías, el cristiano no va pisando por la vida. No apaguemos la luz, no pisemos a los pobres.

Este es el Hijo amado, escuchadle

O

[1] Lo mismo que el Espíritu “se cernía” sobre María.

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