En la vida y también en el cónclave, Cristo es el Buen Pastor

evocaciones desde el buen pastor
- Buen Pastor.
Desde la Reforma del Concilio Vaticano II el cuarto domingo de Pascua está dedicado siempre a Xto como Buen Pastor. Por eso todos los años, en este domingo, leemos algún párrafo del cp 10 de San Juan, el capítulo del Buen Pastor, del rebaño, el redil, la puerta, etc. La imagen central del IV domingo de Pascua es, pues, la del Buen Pastor, el redil, las ovejas, (Juan, 10). Yo soy el buen pastor.
En el transfondo de la imagen de Cristo como Buen Pastor subyace la mentalidad pastoril de aquellos tiempos y pueblos de la cultura bíblica, (Nosotros todavía hoy podemos pensar en Aránzazu, Aralar, la cañada real, etc.):
La metáfora del pastor está muy presente en la Biblia, también en los evangelios
- ü Jesús llora ante el pueblo, que vivía como ovejas sin pastor, (Mc 6,30-34).
- ü Jesús defiende las ovejas frente a los depredadores (asalariados, salteadores).
- ü El salmo 22, que hemos cantado, es una espléndida oración a partir de la experiencia de Dios como Buen Pastor: Dios es nuestro Pastor.
- ü El Pastor sugiere y confiere Vida: yo les doy vida eterna y no perecerán. (v 28).
- ü En más de una ocasión hay crítica fuerte de los falsos pastores (dirigentes) que se apacientan a sí mismos: son los sacerdotes del Templo que se despreocupan por completo de la multitud de enfermos que yacían junto a la puerta del Templo. (Ez 34,3).
- El Buen pastor da vida definitiva.
El Señor, JesuCristo, Buen Pastor cuida, protege a sus ovejas, busca a la oveja perdida, transmite vida.
La imagen del Pastor tiene también alguna semejanza con la de la vid y los sarmientos. Los sarmientos recibimos la savia y la vida del Señor, vid verdadera, (Jn 15). San Juan insiste en el encuentro, en el conocimiento que Cristo tiene de nosotros: conozco mis ovejas y mis ovejas me conocen.
De ahí que el evangelio de San Juan insista en permaneced en mí y yo en vosotros. Mis ovejas escuchan mi voz y yo les doy Vida y no perecerán. Las ovejas siguen al buen Pastor.
Inspira gran confianza saber que el Señor es el Pastor que guía y apacienta nuestra existencia. Aunque en la vida pasemos por valles oscuros: enfermedades, crisis, problemas, dificultades es de gran consuelo saber que nuestro buen Pastor es Cristo.
- Somos pastores.
En cierto sentido también nosotros somos pastores en la vida: los padres sois pastores de vuestros hijos, de la familia; los médicos son también pastores de sus pacientes; los maestros de sus alumnos, los políticos son pastores del pueblo, un buen cura es pastor de su parroquia, de su gente, un buen amigo es también, en cierto sentido, un buen pastor…
Es una noble misión en la vida acompañar, apacentar...
Seamos buenos pastores en la vida.
- El papa como pastor.
Probablemente para cuando celebremos esta Eucaristía ya habrá sido elegido el nuevo obispo -pastor- de Roma, el papa.
Por los vericuetos de la historia y de la política el obispo de Roma, el papa, ha terminado siendo un jefe de estado de la ciudad del Vaticano. (Estados pontificios, Renacimiento, la Unidad italiana del siglo XIX). A esta lectura del primado de Roma se le puede llamar “estatalista”. El papa es un jefe de estado…
Pero si volvemos la mirada al Evangelio (Juan 21), el papa es quien apacienta las ovejas del rebaño del Señor. Apacienta mis ovejas le dijo Jesús a Pedro. En cierto sentido, pues, el papa es un pastor y quiera Dios que sea un buen Pastor.
Yo no sé si el papa es un jefe de estado, como cristiano creo que ha de ser un buen Pastor.
En nuestros años de seminaristas jóvenes cantábamos cuando el obispo entraba en la iglesia la antífona: pastor bone in populo: pastor bueno en medio del pueblo. Nos hará bien que el papa sea un buen pastor.
Pero no nos olvidemos nunca que el supremo pastor, el buen Pastor es JesuCristo. La voz -la palabra- más importante en la Iglesia sea la de JesuCristo.
- Tú me conoces.
Yo conozco a mis ovejas y las mías me conocen a mí.
El Buen Pastor nos conoce y es bueno que nos conozca y nos apaciente. El Señor nos sondea y nos conoce, (salmo 138). Él nos guía hacia fuentes tranquilas, hacia las verdes praderas del Reino, (Salmo 22).
No tengamos miedo a que Dios nos conozca, El Buen Pastor cuidas siempre de sus ovejas y cuando nos descarriamos sale a buscar la oveja perdida, (Lc 15).
“No tengamos miedo a un Pastor, que Él mismo va a ser el cordero que da la vida por nosotros”.
Él conoce nuestra psicología, nuestras limitaciones, nuestro pecado profundo, pero no nos condena. El buen Pastor nos recoge y nos lleva al aprisco. El buen Pastor nos guía hacia las lejanías silenciosas en las que intuimos a Dios.
- Sigamos al Buen Pastor: no errantes, sino peregrinos.
La vida es peregrinar. Somos peregrinos no seres erráticos, que deambulamos de aquí para allá, (como nos condenó Nietzsche), somos caminantes, peregrinos (per agrum: por los campos de la vida y de la historia, por la mies del Señor) hacia el redil del Señor: hacia las “verdes praderas del Reino,
El que compuso el salmo 22 sabía por experiencia que en la vida pasamos por valles oscuros. Esto es así por ley de vida y por ley de los hombres: vamos a sufrir crisis, quizás injusticias, enfermedades, envejecimiento, culpabilidades, problemas de todo tipo, y muerte. Pero no temamos, porque Tú vas conmigo.
El Señor es nuestro pastor, nada nos falta.