El amor conyugal, signo imperfecto

La vida cristiana está marcada por la imperfección. Aquí el término imperfección no está relacionado primeramente con el pecado, sino con la limitación de lo humano. Solo Dios es perfecto. La imperfección indica que los cristianos vivimos la vida divina a nuestro nivel y según nuestras posibilidades, que siempre son finitas. Solo en el cielo alcanzaremos la perfección. Tomás de Aquino, refiriéndose a la caridad, o sea, al amor a Dios, a lo más perfecto y propio de toda vida humana, decía: “ en el estado presente, la caridad es imperfecta; se perfeccionará en la patria (celestial)”. Y el Vaticano II dejó dicho: en la tierra, la santidad es imperfecta. Los cristianos llevamos un gran tesoro en vasos de barro, incapaces de guardar el tesoro tal como se merece.

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