La metodología del Papa

El predicador debe escuchar para que su predicación no se convierta en una serie de respuestas a preguntas que nadie hace. Porque estas respuestas probablemente no interesen demasiado. Y, si lo que dice el predicador no interesa, entonces la gente se aburre y deja de atender. No quiero decir con eso que la predicación tenga que halagar el oído o divertir a los oyentes. La predicación debe explicar la Palabra de Dios y aplicarla a la situación de la comunidad que celebra, respondiendo a sus necesidades, problemas e inquietudes. También la predicación debe invitar a los fieles a que se conviertan, a que cambien aquellos aspectos de su vida que no están en consonancia con el Evangelio.

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