Reseña del libro 'La tarde del cristianismo' (Herder Editorial) Tomáš Halík y las características de lo que debe ser un cristianismo maduro

Tomáš Halík
Tomáš Halík

La secularización abre nuevas oportunidades para una espiritualidad renovada, por ello el libro de Tomás Halík me parece necesario. En sus páginas hay muy buenos pensamientos nacidos de una preocupación genuina por mantener la fe tras la crisis tan marcada que ha vivido -vive- la cristiandad, sobre todo en Europa

Halík apunta certeramente a que la reforma que necesita la Iglesia no puede venir de los despachos de los obispos y la misma debe estar en diálogo con la cultura y sociedad de nuestros días. Una Iglesia que viva una espiritualidad profunda que implique acogida y reconciliación. Estamos ante un libro que es necesario pensar, meditar y extraer del mismo valiosas propuestas

"Si la Iglesia diese hoy testimonio de esta confianza en un Dios que es más grande que todas nuestras ideas, definiciones e instituciones, inauguraría así algo nuevo y significativo: la entrada en la tarde de la fe". Tomáš Halík

Te regalamos ‘Informe RD – Balance de la Asamblea sinodal’

Al contrario de lo que se proclamó, la secularización no trajo el final de la religión, sino su transformación. Esto tenía una especial significación en el cristianismo por ser Europa la cuna de esta secularización que hacía que el cristianismo entrara en crisis.

Mucho se ha hablado de esta crisis y no menos se ha escrito y como consecuencia una opinión mayoritaria ha surgido y es que la Iglesia ya no puede seguir como antes, como si nada hubiera ocurrido y todavía estuviéramos en una etapa de la historia de la humanidad premoderna.

En torno a esta cuestión han aparecido dos posiciones diametralmente opuestas. Por un lado, aquellos cristianos fundamentalistas que miran con anhelo aquel tiempo en el cual la Iglesia parecía dominarlo todo; por el otro, aquellos que creen que la secularización ha sido un golpe mortal a la Iglesia y, por extensión, a la cristiandad. Los primeros siguen pensando que es esa vuelta a los tiempos premodernos lo que se debe de dar. Dogmas, institución, jerarquía y mano dura a ejercer en un mundo relativista y desorientado. Los segundos consideran que la cristiandad está dando estertores y su muerte está próxima.

¿Será cierto que la secularización no solo ha transformado el cristianismo, sino que lo ha herido de muerte?

Es indudable que el cristianismo pasa por una tremenda crisis que ya dura demasiado y que parece no tener visos de acabar salvo con su total desprestigio. Templos cada vez más vacíos, una sociedad cada vez más sorda al mensaje tradicional cristiano y una ausencia muy marcada de los principios tradicionales de la fe. ¿Será cierto que la secularización no solo ha transformado el cristianismo, sino que lo ha herido de muerte?

Estas son cuestiones que no solo los ateos o agnósticos se plantean, sino que muchos creyentes también lo hacen viendo con profunda preocupación cómo el ciudadano medio parece lejano e indiferente a una fe que antaño lo llenaba todo.

Dicho todo lo cual, Tomás Halík va a adoptar en La tarde del cristianismo (Herder Editorial, 2023, 294 páginas) una tercera vía y es tomando como partida la imposibilidad de volver al pasado eclesial (afortunadamente), y teniendo muy presente la secularización de nuestra sociedad, considera a partir de ahí cómo de esta crisis provocada desde la modernidad y que llega a nuestros días, puede ser una oportunidad histórica de transformación que haga que la fe sea de nuevo vigente.

La tarde del cristianismo, de la edtorial Herder
La tarde del cristianismo, de la edtorial Herder

Su libro lidia con esta cuestión y el contenido del mismo se parece a algo así como una meditación en voz alta que podremos entender mejor si explicamos brevemente la significación de su título. 

Halík se inspira en C. G. Jung cuando este compara la vida de la persona con el paso del día. Así, para Jung la mañana de la vida es la juventud y la primera adultez, a la que le sigue la crisis del mediodía y la tarde de la vida.

En la mañana de la vida el individuo va a desarrollar los rasgos esenciales de su personalidad, buscará su lugar en la sociedad, decidirá su profesión, se casará y construirá su imagen, su "rostro exterior".

La crisis del mediodía

Tras la mañana viene la crisis del mediodía. El mediodía se caracteriza por el cansancio, aparece la falta de energía, de las ganas de vivir. Apatía, depresión incluso, una crisis que afecta a todo el entorno de la persona. Es aquí en donde se manifiesta aquello que no se ha desarrollado bien en la persona, lo que se ha dejado atrás, lo descuidado. Hay que saber integrar esta etapa para poder afrontar en condiciones la siguiente, ya que puede ser enmascarada por actividades de todo tipo, por centrarse todavía más en aspectos laborales, materiales y en buscar la aprobación de los demás. La vida interior así es ahogada.

Por último, tenemos la tarde de la vida, que equivale a la madurez y la vejez que conlleva el camino espiritual, la profunda vida interior. Es el tiempo para culminar el proceso de maduración de toda la vida, por lo que esta etapa puede significar la aparición de frutos tan positivos como la sabiduría, la tolerancia, la tranquilidad dejando atrás el egocentrismo. De lo contrario, esta etapa supondrá para la persona rigidez, ansiedad, desajustes emocionales o autocompasión. "Según Jung, probablemente, todas las afecciones psicológicas en la segunda mitad de la vida, tienen relación con la ausencia de una dimensión espiritual o religiosa en la vida, en el sentido más amplio de la palabra" (p. 57).

El autor no tiene dudas de que ahora estamos en el comienzo de la tarde del cristianismo. Como consecuencia del anterior período, rasgos nuevos han aparecido, ya maduros, en el cristianismo

De esta forma, nuestro autor toma esta metáfora y la aplica a la historia del cristianismo. La mañana correspondería al comienzo del cristianismo hasta el umbral de la Edad Moderna, que es el tiempo en el cual la Iglesia especialmente levantó sus bases institucional y doctrinal. Tras la mañana llegó la crisis del mediodía que hizo que la anterior estructura temblara con la aparición de la Modernidad, el Renacimiento, la Reforma y las Guerras de religión. Después continuó con la Ilustración y la aparición del ateísmo y finalmente del apateísmo, esto es la indiferencia hacia la religión.

El autor no tiene dudas de que ahora estamos en el comienzo de la tarde del cristianismo. Como consecuencia del anterior período, rasgos nuevos han aparecido, ya maduros, en el cristianismo. Pero estos frutos no se imponen por sí solos, sino que es necesario tomarlos, adoptarlos en el tiempo adecuado que es el presente. De lo contrario en el cristianismo se producirá un mal envejecimiento, querer volver a los tiempos anteriores a la crisis o incluso pretender realizar una reforma de la Iglesia de manera precipitada y superficial cuando lo necesario son cambios profundos tanto en la teología como en la espiritualidad.

Es precisamente a exponer estos cambios profundos necesarios a lo que nuestro autor dedica las páginas de este libro.

Un libro necesario

La secularización abre nuevas oportunidades para una espiritualidad renovada, por ello el libro de Tomás Halík me parece necesario. En sus páginas hay muy buenos pensamientos nacidos de una preocupación genuina por mantener la fe tras la crisis tan marcada que ha vivido -vive- la cristiandad, sobre todo en Europa. No trata de rechazar esa crisis, no la condena, por el contrario intenta comprenderla y después integrar como algo ya nuestro e imposible de negar, para desde ahí ver oportunidades para superarla desde la transformación. Es un tiempo de conciencia y maduración de la fe, no de la religión.

El autor critica la tentación del aislacionismo, pero tampoco cae en el pluralismo posmoderno, tentación también presente en nuestros días. Brillantemente presenta las características de lo que debe ser un cristianismo maduro que tiene como una de sus características el ecumenismo, una fraternidad de tipo universal.

Halík apunta certeramente a que la reforma que necesita la Iglesia no puede venir de los despachos de los obispos y la misma debe estar en diálogo con la cultura y sociedad de nuestros días. Una Iglesia que viva una espiritualidad profunda que implique acogida y reconciliación. Estamos ante un libro que es necesario pensar, meditar y extraer del mismo valiosas propuestas.

Volver arriba