"El vendaval Francisco es un aire purificador y renovador" A la zaga de Francisco
(Pedro Jaramillo).- No puedo ocultar el gozo con que he realizado este trabajo. Las cosas vinieron "rodadas". En una reunión de decanos, allá por el mes de agosto, había pedido el arzobispo temas para la siguiente reunión mensual del clero de la Arquidiócesis. Viendo los aires que, ya entonces, tomaba el pontificado del Papa Francisco, se me ocurrió sugerir que, en la siguiente reunión del clero, no podía faltar una reflexión sobre las nuevas actitudes y prácticas que la "nueva situación eclesial" nos pedía como sacerdotes, personalmente y en cuanto guías de nuestras comunidades.... Y ya se sabe, quien propone se la carga. Y allí recibí el encargo, que no la carga, de presentar yo esas líneas que ya se dibujaban con fuerza.
Me puse a la tarea, lo debo confesar, con toda la honestidad posible. No quería dejarme llevar por simples impresiones, por muy esperanzadoras que éstas fueran. Me tomé el trabajo de juntar, en papel escrito, todas las intervenciones del Papa, desde las más "importantes" hasta las más sencillas. Mucho me ayudó la página web del Vaticano. Tuve la agradable sorpresa de ver que esta página oficial recoge las intervenciones del Papa con todo lujo de pequeños detalles (las frases improvisadas, las frecuentes y populares exclamaciones con las que Francisco intercala y une párrafos, las reacciones de su auditorio: respuestas a las preguntas directas que, con frecuencia, el Papa dirige a quienes le escuchan, sobre, todo si son jóvenes, los neologismos que ya se nos van haciendo familiares, los plausos...). Y así comencé a leer y a releer. En una primera lectura, de corrida. Y, en una segunda lectura, anotando los diferentes temas tratados por el Papa
Suele suceder, en efecto, que por la entrañable espontaneidad con que Francisco nos habla o, incluso en intervenciones más "formales", engarze temas diferentes... Si el auditorio se lo sugiere (él lo adivina, mirando), enlaza con un tema nuevo. De manera que, "la ocasión" de su discurso, incluso los escritos (p.e.; mensaje en el Día del Emigrante; mensaje del día del Domund, etc.) no quiere decir que incluya una sola temática. Hace auténticos "desvíos", con temáticas nuevas. Todo, enlazado con viveza y con una gran libertad de pensamiento y de formas.
A medida que iba anotando las temáticas, en los márgenes, me daba cuenta de que mucho podría perderse, si no se hacía algo para rescatar temas tan variados en cada uno de los conjuntos... Fue entonces cuando me decidí a hacer el trabajo que ahora presento: una agrupación temática de su enorme producción. Resultaron 71 temas, con un total de 833 fragmentos. Pensé, so-bre todo, en tantos y tantas agentes de pastoral que no tienen fácil acceso a Internet. Los internautas pueden estar al día con toda rapidez. Pero, a los que no lo son les costará siempre más trabajo encontrar aquel tema o cita del Papa que, en un determinado momento, les interesa.
El porqué del título
El título quiere ser un deseo: A LA ZAGA DE FRANCISCO. Un deseo y un propósito. No es fácil "seguir detrás de" este Papa, que va tan aprisa. Pero es apasionante "irle a la zaga", en un camino que tiene por meta esencias de tanto sabor a Evangelio. En Francisco, sin embargo, la palabra, dicha o escrita, es sólo una parte de un lenguaje mucho más rico. Me recuerda de una manera especial al lenguaje bíblico. En los tiempos de la Dei Verbum, nuestros sesudos profesores del Bíblico saludaron con verdadera alegría y esperanza que hubiera quedado tan expresamente recogido en la Constitución sobre la Palabra de Dios el hecho de que la comunicación divina no se había hecho sólo con palabras. Había como una queja extendida acerca de la insistencia por parte de teólogos y pastores en la dimensión enunciativa de la revelación. La revelación de Dios no era sólo enunciados. Por eso, el "verbis et gestis", las palabras y los hechos, nos supo a todos a gloria bendita. Con esas dos palabras, íntimamente conexionadas, se abría paso a la historia concreta, a los hechos humanos, sencillos, cercanos, encarnados... como vehículos de la comunicación de Dios: las palabras explican los hechos; los hechos confirman las palabras. Quedaba abierto un nuevo horizonte no sólo para entender el camino de la revelación, sino para orientar el camino de su actualización en la Iglesia, hasta que lleguemos a la Meta.
El lenguaje del Papa Francisco
Para mí, éste es el secreto del lenguaje de Francisco. Se dice de él que es un gran comunicador. Yo diría que es un "revelador, al estilo de Dios": su lenguaje no se queda sólo en la ladera de la palabra: incluye el hecho, como su confirmación. Y tampoco se queda en la ladera del hecho: incluye la palabra, como su explicación. Y así, no se entiende realmente a Francisco, quedándose sólo con sus palabras; ni se le comprende del todo, quedándose sólo con sus gestos. Ambas laderas están en estrecha conexión. No se pueden separar.
Por eso, este trabajo, que recoge sólo palabras, es como una "sinfonía incompleta". En cada una de ellas, se intuye, sin embargo, el gesto que la con-firma. Se hace imposible, en efecto, leer al Papa Francisco sin evocar alguno o algunos de sus gestos. Ésos que le salen del alma, que no son rebuscados ni estratégicos. Tienen la naturalidad del árbol bueno que da frutos buenos... Y, ahora, los está dando en su sazón.
Yo creo que se me nota que estoy entusiasmado con Francisco. Pues así es. Y no lo quiero disimular. En América Latina, estamos orgullosos no sólo porque él sea de nuestro Continente. Lo estamos, sobre todo, porque el Señor ha suscitado en él un intérprete de Aparecida que está sacando, ahora a toda la Iglesia, "de la comodidad, del estancamiento y de la tibieza" que se le pegan a la Iglesia, cuando vive al margen de los pobres (DA 362). Una Iglesia pobre y para los pobres, como él la quiere, ha sido siempre el anhelo de los mejores hijos de la Iglesia latinoamericana. Los mártires modernos, en la práctica totalidad de los países del Continente, son los mejores testigos de ese anhelo evangélico de "vida, plena y digna para todos". En Guatemala, guardamos la memoria de ellos y de ellas, como aliciente y compromiso para nuestro futuro eclesial. Jalados por Francisco, recogemos el testigo de una Iglesia samaritana que quiere ser servidora y no señora, madre y no jueza, misericordiosa y no distante, habitable y no inhóspita, cálida y no gélida, sencilla y no hierática, acogedora y no repelente...
El subtitulo también cuenta
El subtítulo que le he dado a esta colección temática de textos del Papa Francisco intenta reflejar una constatación en amplios sectores de nuestra Iglesia y, me atrevería decir que también del mundo: "ALGO NUEVO ESTÁ BROTANDO, ¿NO LO NOTAN?" El texto es del segundo Isaías. Y está dirigido a los desanimados israelitas, aún en el destierro. Aparecían ya signos de cambio que anunciaban próximo el retorno. Los había que se habían acomodado a la vida "junto a los canales de Babilonia" y no cantaban ya el cantar de Sión. Pero, quedaban muchos que mantenían firme el propósito: "que se paralice la mano derecha, si me olvido de ti, Jerusalén". Francisco insiste en que debemos ser "cristianos memoriosos". De los que no olvidan la promesa y, por eso, no pierden la esperanza. Y en él, en Francisco, Dios nos ha regalado un signo de esperanza para nuestra Iglesia y para nuestro mundo.
Con este trabajo, quiero sumarme a quienes han continuado cantando el cantar de Sión y han soñado siempre en "la novia hermosa, sin mancha y sin arruga, adornada para su esposo". Es verdad que esa plenitud de hermosura es, también para la Iglesia, una realidad escatológica y que responde siempre al "don" y no es tan sólo "tarea". Pero, Dios ha querido que nos toque a todos "forzarla, para que pueda ser". El Reino necesita que su mejor signo y el más creíble sea la Iglesia. Las "puertas abiertas para salir" y los "caminos nuevos que recorrer" no son una simple consigna. En el plan salvador de Dios, son una exigencia de continuar Él diciéndose con "hechos y palabras, íntimamente relacionados". Hemos sido convocados no sólo para poner la palabra; nos toca también hacer de nuestra Iglesia "un hecho" creíble y apasionante para la historia de nuestro mundo.
La oportunidad para nuestra Iglesia de Guatemala
¿Por qué me parece que, en nuestra Iglesia de Guatemala, nos es muy necesario seguir el día a día de las palabras y de los hechos del Papa? Gracias al esfuerzo de mucha gente (laicos y laicas, agentes de pastoral, obispos, sacer-dotes, religiosas...) se han ido abriendo caminos nuevos. Las distintas modali-dades de Misión Continental están suponiendo un esfuerzo sincero de renovación de nuestras diócesis, parroquias, comunidades, movimientos, hermandades y asociaciones laicales. Sin embargo, a medida que avanzamos, percibimos que nuestros lenguajes son muy diferentes, que nuestras concepciones pastorales no siempre coinciden, que los legítimos diferentes acentos en verdades y prácticas eclesiales son, en ocasiones, tan divergentes que casi dan la impresión de pertenecer a iglesias distintas. Teóricamente, tenemos claro que la unidad de nuestra Iglesia no significa uniformidad y que la diversidad no quiere decir dispersión. Pero, en la práctica, tendemos a hacer cada quien nuestro camino. No es que queramos la dispersión, pero, de hecho, sí que estamos dispersos.
Empoderarse de las palabras y de los hechos del Papa Francisco, sencillos, creíbles, misioneros..., podría suponer un hermoso avance para el "estado permanente de misión" que todos, de alguna manera, pretendemos para nuestras variadas realidades eclesiales. El concepto de misión del Papa Francisco es muy sólido y muy abierto. Lejos de todo afán de proselitismo, él sueña con una Iglesia que abre sus puertas no sólo ni principalmente para que entren quienes vienen, sino, sobre todo, para salir ella misma con una actitud y praxis samaritanas. Le gusta recordar una exhortación de San Francisco de Asís a sus primeros hermanos: "prediquen siempre el Evangelio y, si es necesario, háganlo también con palabras". La misión permanente es conversión permanente y constante renovación, personal y de las estructuras. Todas aquellas que ya son obsoletas y que ahí permanecen sólo por inercia y por una culpable rutina. El "vendaval Francisco" es un aire purificador y renovador. No vale poner resistencias. Hoy, más que nunca, es preciso irle a la zaga.
A la espera de su opinión para continuar el "servicio"
La enseñanza de Francisco, recogida de esta manera ordenada y temática, puede llegar a ser un vínculo de comunión personal y pastoral. Leída y meditada por los agentes de pastoral, laicos/as, sacerdotes y religiosas, está llamada a darnos un empuje renovador, de la propia vida y del sector de pastoral en el que trabajamos. Si nos ayuda un poco a hacer, juntos, este camino común, habrá merecido la pena el esfuerzo. Junto a mi nombre, pongo mi correo electrónico. Con una finalidad: que me digan si merece la pena seguir con este esfuerzo. Si así fuera, cada seis meses, podríamos disponer de lo que el Papa haya seguido enseñando sobre estos 71 temas, y sobre los nuevos que, sin duda, irá introduciendo.
P. Pedro Jaramillo Rivas,
Vicario de Pastoral de la Arquidiócesis de Guatemala y Párroco de San Juan de la Cruz
E-mail: pedrojaramillorivas@gmail.com