Liturgia del 3º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)

Liturgia del 3º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)
Liturgia del 3º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)

3º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)

Comentario doliente por la orfandad y la traición al ejemplo del que se fue:


Apacentar significa ALIMENTAR, como hace Jesús al borde del mar. Muchos, que deberían ser EJEMPLO, lo han traducido por APARENTAR y ARRASTRAR. Y ya lo creo que cumplen...


No hay más que fijarse en el "Funeral de nuestro Francisco" donde hubo mucha APARIENCIA y poca, muy poca MISERICORDIA, mucho FASTO y ninguna consideración a las necesidades humanas de los Fieles y también de los Mandatarios. Tener a personas "humanas", con sus necesidades y sus fragilidades, de pié durante más de 3 horas y media o haciendo "gimnasia litúrgica", no es caritativo, ni siquiera prudente.


Algunos me han preguntado qué pasaría debajo de los coloridos atuendos cardenalicios y episcopales. ¿Llevarían pañales? ¿Y el anciano celebrante de 92 años es sobrehumano? Francisco lloraría ya desde su propio envoltorio mortuorio...


Y es que, cuando se evita la REALIDAD humana de los destinatarios de una celebración, se hace el "ridículo litúrgico". En el Evangelio de hoy se lee el ejemplo de Jesús: Les prepara el desayuno, real y físico, no ritual. ni siquiera espiritual. Y por ese preocuparse por los agotados marineros, Juan le reconoce de inmediato.


Con todo, ese olvido de la REALIDAD humana, no fue lo peor del Magisterio de todos los guías de la Iglesia juntos.


¿Cómo se rezó ante millones de católicos y no católicos? Pues haciendo el ridículo de colgarle a Dios la solución de todas nuestras necesidades y responsabilidades. Oficializando, una vez más, la fe en un "dios perchero", que todo lo soporta y nada puede resolver, porque las soluciones y responsabilidades de este mundo nos las ha confiado a nosotros desde el principio.


¡¡Qué oportunidad perdida de gritar repetidamente ante los Mandatarios del Mundo, presentes o ausentes, y ante el  mismísimo Dios: Queremos PAZ, somos pacíficos, amamos la Paz... o expresiones similares!! Superando, por una vez siquiera, el absurdo: "Te rogamos óyenos"...a un "ídolo sordomudo".


Mi voz no pinta nada, pero seguiré con mi gota de colibrí... Es mi forma de evangelizar como Jesús y sus sardinas.


Y empezamos:


El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


Y, en el amanecer, cuando aquellos amigos que parecían vencidos por una pesca estéril e infructuosa, cuando el silencio era tenso por la ausencia de Aquel que en el corazón estaba presente, de nuevo suena la misma voz con llamada al ánimo y a la esperanza, a la insistencia y al desafío: ¡echad de nuevo las redes!


-Lo desconocido se hace amigo

-Los ojos cansados se transforman en asombro

-El ayer, de repente, se actualiza, se retoma ¡amanece con el Señor!

Y se rompen y saltan por los aires, una vez más, esquemas y redes, sayales y olas, tristezas y sufrimientos, dudas y noches oscuras.


¡Al amanecer, una vez más, Jesús lo hace todo nuevo! En el amanecer de aquel día, el intuitivo Juan, supo reconocer al que en una mesa de Jueves Santo le dejó que reclinarse en su pecho. ¡Es el Señor!

Y es el Señor quien está ahora en medio de nosotros, invitándonos a la mesa de la fraternidad. Vivámosla pues unidos a él y unidos entre nosotros.


Renuncias y profesión:


Comenzamos en este tiempo de pascua haciendo las renuncias y la profesión de fe, reconociendo como el apóstol Juan su presencia y nuestra adhesión a él.


Sacerdote.- ¿Renunciáis al odio y a la violencia, que sólo nos conducen a las guerras y a las muertes ?.

Todos.- Sí, renunciamos.


Sacerdote.- ¿Renunciáis al egoísmo y al afán desordenado de riquezas que fomenta el egoísmo y el olvido a los demás?.

Todos.- Sí, renunciamos.


Sacerdote. ¿Renunciáis al poder y al dominio sobre otros, que sólo conducen a esclavizar a nuestros hermanos?.

Todos .- Sí, renunciamos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y guía a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.

Todos. Sí, Creemos.


Oración:- Dios Todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo que nos regeneró con el Agua y el Espíritu Santo, y nos concede desde siempre el perdón de los pecados, nos guarda en su gracia, para la vida eterna. A m é n.

Se rocía a los fieles con el agua bendita


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  Tú atiendes nuestras súplicas

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  Tú tienes piedad de nosotros


ORACIÓN COLECTA


Si salimos a pescar

“sin el Señor” en la barca,

bregamos toda la noche

y “nunca pescamos nada”.


Pero, si llenos de fe,

escuchamos su Palabra,

“revienta la red de peces”,

al arribar a la playa.


Sin Jesús, todo es fatiga,

bravo mar, noche cerrada.

Con Jesús, comemos “pan

y peces sobre las brasas”.


Es el Señor el que cambia

Los negros lutos “en danzas”

el que siembra en nuestro huerto

las bellas flores de Pascua.


Es el Señor quien convierte

en arados las espadas,

en abrazos de perdón

nuestras ansias de venganza.


Es el Señor el que pone

paz y amor en nuestra casa,

el que logra que vivamos

en Comunidad Cristiana.


Quédate junto a nosotros,

Señor, nuestra fe se apaga

Tú enciendes en nuestra vida

mil estrellas de esperanza.


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27b-32.40b-41):


En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»


Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»


Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.


Palabra de Dios


Salmo 29


R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado


Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.


Tañed para el Señor, fieles suyos,

dad gracias a su nombre santo;

su cólera dura un instante,

su bondad, de por vida;

al atardecer nos visita el llanto;

por la mañana, el júbilo. R/.


Escucha, Señor, y ten piedad de mí;

Señor, socórreme.

Cambiaste mi luto en danzas.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.

Lectura del libro del Apocalipsis (5,11-14):


Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

Palabra de Dios


Lectura del santo evangelio según san Juan (21,1-19):

R/ Gloria a tí Señor


En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.

Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.»


Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.»

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.


Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?»

Ellos contestaron: «No.»

Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»


La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.»


Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.

Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.»

Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.

Jesús les dice: «Vamos, almorzad.»


Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.


Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»

Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»

Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»


Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»

Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»

Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»

Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»


Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»


Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.

Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

R/ Gloria a tí Señor Jesús


HOMILÍA

En el evangelio de hoy Pedro es, en primer lugar rehabilitado por Jesús después de haberlo negado (aquí nos refleja que Jesús-Dios perdona siempre y desde siempre, desde la eternidad). Y en segundo lugar es confirmado en su ministerio, “apacienta mis ovejas”, que significa “alimenta a mis ovejas”.

A la luz de esta misión y de que hoy estamos en sede vacante, por el retorno del Papa Francisco a la casa del Padre, hoy hago una breve síntesis del recorrido de la Iglesia desde entonces hasta hoy, ante todo para ver de dónde venimos y hacia dónde vamos o más bien hacia dónde debemos ir.

Después de la Resurrección, imbuidos del espíritu de Jesús, aquellos hombres y mujeres comprometidos con la misión se convierten en semilla poderosa que cae en buena tierra y da cosecha abundante. 

Surgen las primeras comunidades cristianas y sus miembros se reúnen en las casas para celebrar la Cena del Señor, leer las primeras recopilaciones de los hechos y los dichos de Jesús y atender las necesidades de los más necesitados. Su modo de vida es fértil y contagioso, y no dejan de crecer. 

Las autoridades comienzan a recelar de su creciente influencia sobre el pueblo y llegan las persecuciones. Judíos y romanos los persiguen, los encarcelan, los torturan y los matan. Pero el espíritu que les anima, el espíritu de Dios, los mantiene firmes, y cuanto más los persiguen, más se reafirman en su fe. Y siguen creciendo. 

Pero a partir del siglo tercero y cuarto, con el advenimiento del emperador Constantino, que da carta de ciudadanía a la Iglesia y promociona socialmente a sus pastores dándoles títulos y propiedades, se abandona el estilo de Jesús.

Primero se imponen las teologías cuasi gnósticas en boga y luego las metafísicas platónica y aristotélica. Se relegan las parábolas. Abbá se convierte en la Primera Persona de la Santísima Trinidad y se olvida la buena noticia. Se retorna al Dios del AT que castiga y juzga. Se impone el celibato y se margina a las mujeres. Llegan las pompas señoriales de los obispos (que por desgracia aún perduran hoy) y la monarquía absoluta del Papa.

La Iglesia, antes perseguida, se convierte en perseguidora de todo aquel que no está de acuerdo con su doctrina y normas: Teólogos, científicos, religiosos. Siglos después todavía Santa Teresa de Jesús y otros estuvieron bajo la vigilancia de la Inquisición, que por aquel entonces se decía “santa”...

Y llegamos a nuestros días. Y cuando todo parecía perdido, surge una generación de gente que no está dispuesta a permitir que el Viento de Dios que empujó a la primera comunidad deje de soplar en la Iglesia actual. Fruto de ello ha sido el recordado Papa Francisco 

Y el espíritu renace. Y hay signos evidentes de que la Iglesia, quizá por primera vez, es consciente de sus pecados y se esfuerza por salir de ellos. Y vemos que hay más gente que se acerca a la Iglesia movida por la fe, y no por la costumbre.

Que el sacerdocio deja de ser una situación de prestigio y comodidad, y se convierte en una opción de servicio (aunque todavía queden muchos signos de clericalismo).

Que casi nadie piensa que fuera de la Iglesia no hay salvación porque no es verdad. Que todo el que busca a Dios lo encuentra, dentro o fuera de nuestra limitada Iglesia. Y que dentro no estorba nadie: Todos, todos, todos caben en la Iglesia, decía el Papa Francisco.  

Y vemos también que el Santo Sacrificio de la misa va (muy despacio ciertamente, pero poco a poco) dejando paso a la eucaristía y la exégesis seria nos hace entender mejor la Palabra.

Que se recupera la humanidad de Jesús —tantos siglos sometida a un docetismo indiscutido— y se redescubre al Abbá, enmascarado por ese Padre Todopoderoso caracterizado, sobre todo, por el poder y la justicia.

Y que por primera vez en muchos siglos, no es el clero, sino todos los cristianos, los que podemos y debemos decir “nosotros la Iglesia”. En ello ha empeñado su ministerio el Papa Francisco, sobre todo con su empeño en la sinodalidad o fraternidad, que es el camino por donde debe caminar la Iglesia. Si no, como ya han advertido muchos teólogos y místicos desde finales del siglo XX, la Iglesia será irrelevante y marginal.

La Iglesia, todos los cristianos tenemos que enfrentarnos esperanzados al reto de responder a los desafíos de cada momento y cada cultura; de ser fiel simultáneamente a dos principios fundamentales: a lo recibido de los Testigos primeros, y a los “signos de los tiempos” en que se nos va revelando la voluntad de Dios para nuestro mundo.


ORACIÓN UNIVERSAL


El anuncio y testimonio de la Vida del Resucitado es tarea y compromiso de toda la comunidad, todos  somos invitados y urgidos a ser Buena Noticia. Oremos.


Seremos buena noticia


• Apostamos por una Iglesia siempre aprendiz, abierta a nuevas formas con menos estructuras, menos normas y más amor.


Seremos buena noticia


• Apostamos por comunidades de fe que sean presencia de Jesús en nuestros contextos cotidianos, espacios liberadores, siempre incluyentes y posibilitadores.


Seremos buena noticia


• Apostamos por hombres y mujeres de escucha y práctica de la palabra de Jesús. Seres de luz, alimento para la vida de cada día, portadores de amor y sentido siempre y en todo contexto.


Seremos buena noticia


• Apostamos por salir a los caminos anunciando la Buena Noticia, transitando las periferias de nuestras ciudades, haciéndonos próximos de los que sufren soledad y fragilidad.


Seremos buena noticia


• Apostamos por un mundo en el que la paz sea posible, en el que los gobiernos transiten por caminos de diálogo, en el que se defienda y salvaguarde la justicia y la dignidad de cada persona.


Seremos buena noticia


Padre y Madre buena deseamos que nuestra Iglesia sea la comunidad de hombres y mujeres que han sido transformadas por el encuentro personal con Jesús de Nazaret: una experiencia de amor y misión. Agradecemos la vida de Jesús, nuestro Hermano y Maestro, que vive por los siglos de los siglos. Amén


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Junto con el pan y el vino recibe, Señor, la ofrenda de nuestras vidas y nuestro trabajo. Confiados en Ti, seguiremos trabajando, para conseguir una pesca mejor: un mayor fruto de nuestros esfuerzos, y llevar adelante la marcha del mundo. Tú lo convertirás todo, en Pan de Vida y Bebida de Salvación. PJNS


PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Te reconocemos, Señor, como creador de todo el universo.

Tú eres el Dios de la vida, 

el Dios de toda la humanidad,

pero eres sobre todo un Padre bueno para nosotros,

que nos amas a todos, sin esperar nada a cambio.


Gracias, Padre santo.

Apenas comprendemos tu infinita generosidad

porque nuestros patrones de actuación

son siempre interesados.

Pero si no quieres nada para Ti, 

no nos queda más salida

que agradecerte tanto cariño 

queriendo a todos tus hijos

sintiéndolos como hermanos. Y eso queremos hacer.

Permítenos, Señor, este sencillo 

himno de gloria y alabanza.

SANTO, SANTO, SANTO…


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


Te alabamos Padre Santo porque 

estás siempre con nosotros en el camino de la vida

sobre todo cuando tu Hijo Jesús nos reúne para el banquete pascual de su amor y comparte con nosotros el vino y el pan.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros 

en sacramento  del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


Recordamos ahora lo que hizo Jesús

la noche en que iba a ser entregado;

se sentó a la Mesa con sus amigos,

tomó un pan, lo bendijo

y se lo repartió diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros


Al terminar la Cena,

tomó una copa con vino,

te dio gracias a tí su Padre del cielo,

y se la pasó de mano en mano diciendo:


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.


Éste es el Sacramento de nuestra fe…


Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.


Por eso, Padre de bondad,

celebramos ahora

el memorial que Jesús nos encargó,

y proclamamos la obra de tu amor:

Cristo, tu Hijo, a través del servicio

y la entrega de su vida

ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha.

Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.

Fortaleciéndonos a cuantos nos disponemos a recibir el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo para que, unidos a nuestro Obispo N… seamos uno en la fe y en el amor.

Nos das entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspirándonos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayudándonos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.

Tu Iglesia, Señor, quiere ser un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.

Gracias una vez más porque

has acogido en tu casa del Cielo

a nuestros hermanos difuntos ...

todos nuestros familiares, amigos

y fieles difuntos de esta Comunidad

Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación

para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,

en la feliz compañía de tu hijo Jesús,

unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José

a los apóstoles, a  los santos y a todas las personas

de buena voluntad diciendo

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


La oscuridad, se convierte en luz

La esterilidad, en fruto abundante

La apatía, en dinamismo

La vergüenza, en valentía apostólica


¿No lo veis? ¿No lo sentís?

¡Es el Señor!

Y, a su voz, decimos que ¡SI!

Que merece la pena intentarlo de nuevo

Que echaremos las redes en su nombre

Que, incluso con cansancio,

nos lanzaremos aún a riesgo

de perder algo nuestro, por el camino


¡Es el Señor!

Y, cuando sale a nuestro encuentro,

es porque quiere que compartamos su vida

Y, cuando anochece en nuestros afanes,

el Señor, desde la otra orilla,

nos brinda la fuerza necesaria

para que no nos ahogue la desesperanza.


¡Es el Señor!

Cuando amanece con el Señor,

todo cambia de color:

el cansancio desaparece

la mala suerte termina

el esfuerzo inútil da lugar al trabajo fecundo


¡Es el Señor!

Y, cuando uno cree en El,

en silencio cree en Él, espera en Él y ama en El

Y, cuando uno cree en El,

como Pedro, los ojos se ponen en Él, las alabanzas, los pies en la tierra

y la barca dejada en El.


¡Es el Señor!

Y, cuando uno ama como Juan

los labios se atreven a pronunciar

lo que el corazón siente y la fe anima:

¡Es el Señor!

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

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