Liturgia del 34º Domingo: CRISTO REY 2025 (C)

Cristo Rey
Cristo Rey

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


Este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey sabiendo que el título es bastante inapropiado a primera vista, aunque puede ser válido si se entiende bien. A Jesús no le interesaba lo más mínimo la gloria humana. Si por algo se desvivía era por acoger a los marginados, haciendo realidad un Reino de amor y fraternidad.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


El Reino del que Jesús habla es un reino interior en el que descubrimos la presencia de Dios que nos da su paz, su amor, su bondad y ayuda, cualidades que nosotros tenemos que dejar rebosar a nuestro alrededor para que ese reino se haga presente en el mundo.

Reconozcamos pues esas cualidades en nosotros y comprometámonos a vivirlas en nuestro crecimiento y maduración personal y en el servicio al bien común de toda la Humanidad.


Queremos vivir el don de la PAZ, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo:

Nos comprometemos Señor


Queremos vivir el don del AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y en todo lo que nos das, y el que nosotros queremos vivir y dejar rebosar hacia los OTROS.

Nos comprometemos Señor


Queremos vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos:

Nos comprometemos Señor


Dios Padre amoroso TIENE siempre MISERICORDIA de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  TÚ atiendes nuestras súplicas…

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ tienes piedad de nosotros…


ORACIÓN COLECTA


En lo alto de la cruz,

en tres idiomas escrito,

hay un letrero que dice:

«JESÚS REY DE LOS JUDÍOS».


Su Reino no es de este mundo:

Jesús es un Rey distinto:

Jesús es un Rey de Paz

que se pasea entre olivos.


Al que lo mira con fe

le promete el «paraíso».

Señor, a Jesús por Rey,

en esta fiesta elegimos.

Él será para nosotros

«VIDA, VERDAD Y CAMINO».

Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-3):


En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebrón y le dijeron:

«Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”».

Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.


Palabra de Dios


Salmo 121


R/. Vamos alegres a la casa del Señor.


V/. Qué alegría cuando me dijeron:

¡«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén. R/.


V/. Allá suben las tribus, las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia,

en el palacio de David. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):


Hermanos:


Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido.


Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles. Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.


Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra.

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):

R/Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:

«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».

Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:

«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».


Había también por encima de él un letrero:

«Este es el rey de los judíos».

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:

«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».


Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:

«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».

Y decía:

«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».

Jesús le dijo:

«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús

HOMILÍA

No. Cristo no reina en el mundo. Reina el dinero, la avaricia, la insolidaridad, el deseo, el derroche, la ciencia mercantilizada, la economía deshumanizada, la expoliación de nuestro hábitat, la explotación de personas para exprimirlas como un limón, el vilipendio de las actitudes y los valores que nos hacen humanos, la sacralización de lo que nos animaliza, el desprecio de la concordia, la exaltación del conflicto, la ley del más fuerte, la guerra.

Hoy mucha gente muere de hambre y falta de medicinas básicas mientras otros tiramos el treinta por ciento de los alimentos a la basura. Hoy, dentro de toda ciudad desarrollada, convive la miseria con el derroche, y la inhumanidad campa por sus respetos. Una persona puede estar muriéndose en una acera concurrida mientras los demás pasamos indiferentes, o ser víctima de una agresión brutal en plena calle y a pleno día sin que movamos un dedo por auxiliarle.

Necesitamos que en el mundo reinen otros valores, porque es evidente que con estos nos encaminamos al desastre a una velocidad de vértigo. Necesitamos sacudirnos la esclavitud a la que nos somete el dinero, sofocar el deseo irracional de cosas que no necesitamos, aprender a vivir con poco, descubrir que el prójimo también tiene anhelos y necesidades, recuperar la capacidad de compadecer, preferir dar que recibir, desterrar la violencia, acostumbrarnos a decir la verdad, trabajar por la paz y la justicia.

Necesitamos reconciliarnos con la Naturaleza, porque no es posible garantizar el bien del género humano sin ampliar nuestro desvelo al entorno que lo acoge. Necesitamos poner coto al crecimiento del mundo artificial porque si no, acabará engullendo al mundo natural.

Solo cuando esto se logre podremos decir que Cristo reina en el mundo. Pero esto no es algo que vaya a ocurrir de manera espontánea, sino porque haya personas que trabajen en ello.

Personas como nosotros que descubran que el reino que Jesús quiere comienza en nuestro interior: en el descubrimiento de ese Dios Padre que nos habita, que nos llena de su paz, amor, bondad, misericordia, compasión…, y por desbordamiento (como tantos ríos que se desbordan en invierno fertilizando las tierras que inundan), con el impulso interior del Espíritu se hacen presente en el mundo por medio de nosotros. Jesús creía en eso, que era posible, y su última voluntad fue encargarnos a nosotros, sus seguidores, la tarea de hacerlo. Hasta nos dijo cómo: «Que los hombres vean en vuestras buenas obras el amor del Padre».

Y termino con una pequeña parábola que nos refleja muy bien el modo de ser rey de Jesús: 

En un antiguo reino, sin previo aviso, se le ocurrió a un rey salir de su palacio y visitar a sus súbditos. Y, para que el pueblo se mostrase tal y cual era, el rey apareció montado en un caballo y metido en una túnica de saco.

Fue saludando uno por uno los hogares, ayudando a los necesitados, preguntando por los niños, los jóvenes, los ancianos…y, al final, tomó su propia cabalgadura y la regaló a una familia especialmente pobre. En la despedida un aldeano reparó en que –aquel misterioso personaje- era el monarca. Salió a la calle y golpeando por las puertas gritaba ¡Caramba con el rey! ¡Lo ha dado todo! ¡Caramba con el rey!


CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en la resurrección y la vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí, y que disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por la vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL

Hermanos, en aquel entonces no entendieron la propuesta de Reino que traía Jesús, ojalá hoy no nos suceda lo mismo. Oremos.

Jesús, queremos descubrir tu reino interior

• Necesitamos una Iglesia liberada de cumplimientos y normas, que apueste firmemente por los invisibles de este mundo.

Jesús, queremos descubrir tu reino interior

• Necesitamos comunidades de fe que sean espacios donde sanar, descansar, esperar y confiar.

Jesús, queremos descubrir tu reino interior

• Necesitamos hombres y mujeres cuyo único poder sea el servicio, la escucha del otro, la acogida incondicional y el trato misericordioso.

Jesús, queremos descubrir tu reino interior

Padre Madre buena, que nos dejemos interpelar por esta fiesta de Jesucristo Rey, que seamos capaces de entender la propuesta de su reinado; que apostemos como Él a vivir por y desde el Amor, con el impulso de Jesús que vive por los siglos de los siglos.

En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso


El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…

ORACIÓN OFRENDAS

Te presentamos Señor lo que tenemos, pan y vino, que representan nuestro sustento y alegría. También representan nuestras vidas que te presentamos y queremos poner a tu disposición; ellos son nuestro trabajo y nuestra esperanza. Y al ofrecértelos te pedimos que los hagas tuyos para que nos fortalezcan en nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. PJNS

PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Te damos gracias, Padre,

porque nos enviaste a Jesús

Pastor Bueno que sigue las huellas

de las ovejas dispersas,

Pastor que cuida nuestras heridas y debilidades.


Te damos gracias,

porque, también entre nosotros

hay personas que nos ayudan y consuelan,

nos guían en la vida y nos perdonan.

Nos acompañan en las horas de tristeza y dolor,

y saben alegrarse con nosotros en los momentos felices.

Ayudan a implantar en el mundo el Reino de Cristo:

Reino de verdad y vida,

Reino de servicio y humildad,

Reino de justicia, amor y de paz.

Ahora nos unimos a los ángeles, a los santos,

y a todas las personas de buena voluntad para alabarte diciendo:

SANTO, SANTO, SANTO…


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA

Te alabamos, Padre  Santo, porque estás con nosotros en el camino de la  vida, sobre todo, cuando tu  Hijo Jesús nos congrega para el  Banquete Pascual de su Amor y comparte con  nosotros el vino y el pan.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros 

en el Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús aquí significadas.


El mismo Jesús, la  víspera de su Pasión y Muerte,

cuando estaba reunido  a la Mesa con sus amigos, tomó un pan, lo  bendijo, y se lo repartió,  diciendo...


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros


Y lo mismo hizo con  una Copa de vino: al terminar de cenar,  alzó una copa, brindó por el triunfo  a su Padre del cielo, y se la pasó a sus  amigos, diciendo...


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas

Haced esto en conmemoración mía.


Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Por eso, Padre de bondad,

celebramos ahora

el memorial que Jesús nos encargó,

y proclamamos la obra de tu amor:

Cristo, tu Hijo, a través del servicio 

y la entrega de su vida

ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha. 


Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.


Fortaleciéndonos a cuantos nos disponemos a recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo para que, unidos al Papa León, y a nuestro Obispo N… seamos uno en la fe y en el amor. 


Nos das entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspirandonos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayudándonos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. 

Tu Iglesia, Señor, quiere ser un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.


Gracias una vez más porque

has acogido en tu casa del Cielo 

a nuestros hermanos difuntos ...

todos nuestros familiares, amigos

y fieles difuntos de esta Comunidad 


Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación

para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,

en la feliz compañía de tu hijo Jesús, 

unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José

a los apóstoles, a  los santos y a todas las personas

de buena voluntad diciendo


Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


Señor nos ayudas a librarnos de nuestros males

tú que dijiste a tus apóstoles: “la paz os dejo, la paz

os doy”, no tienes en cuenta nuestros pecados sino

la fe de tu Iglesia y conforme a tu palabra nos concedes la paz y la unidad. Tu que vives por los siglos de los siglos. Amén.

CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


Creemos en Jesús,

presente en la alegría y esperanza del pueblo

marcado por una historia de sufrimiento y pobreza.


Creemos en Jesús,

presente en las personas que atraviesan

situaciones críticas

a causa de las decisiones de otras personas.


Creemos en Jesús,

presente en los refugiados que huyen y no son acogidos

porque los sentimos como un estorbo y nos dan miedo.


Creemos en Jesús,

presente en el pobre que sufre,

en el triste y sin futuro,

en el perseguido y encarcelado,

en los emigrantes y exiliados,

en los niños explotados y abandonados,

en las mujeres humilladas y ninguneadas,

en las personas sin dignidad y sin salario…


Creemos en Jesús,

presente en los ciudadanos sin derechos,

en los creyentes perseguidos

por la sociedad y su Iglesia,

en las persona que luchan por un mundo nuevo,

en sus seguidores y mártires, aún sin reconocimiento.


Creemos en Jesús,

presente en todos los calvarios y cruces

que hemos levantado a lo largo del camino

por defender nuestras conquistas e intereses.


Creemos en Jesús,

y reafirmamos nuestra esperanza en Él,

y en la fuerza sanadora y liberadora

de su amor derramado en nosotros y nosotras.


Creemos en Jesús, vivo y presente

en nuestro mundo e historia,

en nuestra sociedad e Iglesia,

y en nuestra vida, cada día.

BENDICIÓN


El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

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