Webinar sobre soluciones e innovaciones tecnológicas en la gestión del agua Alfredo Ferro: “No solo las innovaciones son garantía para resolver la problemática del agua”

En cuanto el agua pertenece al patrimonio real y simbólico de todas las culturas y religiones, en el sistema capitalista, el agua es una mercancía más
El asesor de la REPAM destacaba el rico significado del agua en todas las culturas, siendo considerada como señal y expresión de vida
Es fundamental una justicia social que permita un desarrollo en paz, que garantice un piso mínimo para todos, pues los derechos existen si están financiados
La tecnología es un medio, no puede ser un objetivo, es un problema el hecho de correr atrás de tecnología sin saber para qué
La pandemia debe ser una oportunidad para priorizar el tema del agua y saneamiento, para priorizar infraestructuras básicas en los barrios vulnerables
Es fundamental una justicia social que permita un desarrollo en paz, que garantice un piso mínimo para todos, pues los derechos existen si están financiados
La tecnología es un medio, no puede ser un objetivo, es un problema el hecho de correr atrás de tecnología sin saber para qué
La pandemia debe ser una oportunidad para priorizar el tema del agua y saneamiento, para priorizar infraestructuras básicas en los barrios vulnerables
La pandemia debe ser una oportunidad para priorizar el tema del agua y saneamiento, para priorizar infraestructuras básicas en los barrios vulnerables
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe

El papel de las soluciones e innovaciones tecnológicas y sociales en la gestión del agua ha sido el tema de un webinar celebrado este viernes, 7 de agosto. El evento, que contó con la mediación de Gabriela Sacco y Luis Liberman, pretendía ser un instrumento que permita hacer una evaluación del impacto y potenciales de aplicación en contextos vulnerables diversos. Este encuentro virtual forma de parte del Foro “Del Derecho al Agua al Derecho a la Esperanza”, organizado por el Instituto para el Diálogo y la Cultura del Encuentro y la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, que pretende establecer una reflexión sobre la importancia del agua.
Es necesario, en opinión de Alfredo Ferro, reivindicar, más allá de las innovaciones técnicas, el enfoque simbólico, espiritual del agua, rescatando nuestras raíces profundas. En ese sentido, el jesuita colombiano enfatizaba que no solo las innovaciones son garantía para resolver la problemática del agua, recordando las palabras de un líder indígena brasileño, que afirma que el agua es el traje con el que la vida nos visita.
El agua es un bien que exige control social, político, pero junto con eso, el asesor de la REPAM destacaba el rico significado del agua en todas las culturas, siendo considerada como señal y expresión de vida, algo que se expresa en el hecho de que forma parte de todos los ritos y celebraciones, siendo vista en la mayoría de las tradiciones religiosas como un don sagrado, como presencia de las divinidades y morada de los espíritus. Inclusive, en muchas tradiciones se ve el agua como origen del ser humano. Desde esa reflexión, el auditor en el Sínodo para la Amazonía, afirma que en cuanto el agua pertenece al patrimonio real y simbólico de todas las culturas y religiones, en el sistema capitalista, el agua es una mercancía más.
Ferro hacía una reflexión sobre el agua a partir de lo recogido en el Documento Final del Sínodo para la Amazonía y en Querida Amazonía. El jesuita partía de la idea de que el agua nutre y sustenta la vida de la naturaleza y de los pueblos amazónicos, el agua nos une y no nos separa. En ese sentido, él defiende que el agua es un bien precioso cuidado por siglos por las comunidades amazónicas, presentando el agua como condición para los derechos humanos. En la Amazonía, como en tantas regiones del planeta, el agua es un bien amenazado por la privatización, por los grandes proyectos, aunque es un bien esencial está cada vez más contaminado.

Desde las cosmovisiones de los pueblos originarios, Querida Amazonía, en opinión de Alfredo Ferro, valora la mística de la gratuidad y la contemplación sagrada de la naturaleza, mostrando la importancia del agua a través de citas de poetas y escritores, que en su opinión nos ayudan a liberarnos del paradigma tecnocrático. El jesuita aboga por la necesidad de una espiritualidad robusta donde el agua es un bien, espiritualidad de la humildad, de la reconciliación, de la sobriedad, de la acción, una espiritualidad integral. Él destaca el acento espiritual, simbólico y poético del agua, insistiendo en los compromisos que nacen del derecho al agua, como es la sugerencia de crear ministerios para el cuidado del agua, buscando aprender con la forma en que los pueblos amazónicos cuidan del agua.
En su reflexión, Alfredo Ferro ve necesario un tratamiento integral del agua, insistiendo en que, desde un aspecto cultural, en la Amazonía, el agua, el río, es fundamental. En ese sentido, colocaba como un ejemplo que puede ayudar a entender el significado del agua en la Amazonía, el hecho de que para un indígena, sentir que el agua es una mercancía es incomprensible. Desde ahí el auditor sinodal hacía una llamada a la responsabilidad de los estados en el acceso al agua.
Uno de los elementos que ha cobrado mayor relevancia en este tiempo de pandemia del COVID-19 es el agua. En ese sentido, Jaime Perczyk, afirmaba que esta pandemia expone debates ya presentes en la humanidad, que se refieren a cuatro grandes transformaciones. En primer lugar colocaba el trabajo y la tecnología, que ha producido la idea de que la tecnología iba a reemplazar el trabajo humano, que una parte de la humanidad sobraba. Frente a eso defiende una sociedad de pleno empleo, no es verdad que las máquinas nos van a reemplazar, no es posible que las universidades no generen otra línea de investigación. Para el Secretario de Políticas Universitarias en Argentina, la transformación demográfica, que ha provocado la concentración urbana, ha generado guetos de ricos y pobres. Junto con eso, otra consecuencia es la transformación regresiva en el medio ambiente, en nuestra casa común, que afecta a los más pobres. Otra transformación es la de la igualdad de género.
En opinión de Perczyk, en medio de esta pandemia se genera un mundo con mayor desigualdad económica, social, educativo, cultural. Frente a eso es necesario generar otra visión, afirmando que el Papa Francisco tiene otra mirada, no naturaliza la agresión al medio ambiente, la concepción del trabajo. En su reflexión abordaba la cuestión de la meritocracia, siempre presente en la vida de la humanidad, que en Argentina provoca que haya pedazos de nuestra sociedad que nacen con derechos garantizados y hay pedazos que tienen que luchar y organizarse por sus derechos, porque el mercado no se lo garantiza. En esa coyuntura, el estado es quien tiene que garantizar los derechos, de donde nacen las responsabilidades sociales. Él denuncia que a los más humildes, la meritocracia les pide responsabilidades cuando no les garantizamos derechos. Por eso, es fundamental una justicia social que permita un desarrollo en paz, que garantice un piso mínimo para todos, pues los derechos existen si están financiados, tienen que estar recogidos en los presupuestos.

En el campo de la gestión, el webinar sirvió para presentar reflexiones y experiencias en diversos países. Desde el Instituto de Tecnología de Massachusetts, la profesora Gabriela Carolini, que realiza estudios sobre el acceso al agua en diversos países, presentaba la realidad del acceso al agua en Estados Unidos, abordando diferentes conceptos relacionados con ese campo, reflexionando sobre la desigualdad del acceso al agua en las ciudades y la necesidad de abordar un panorama global sobre a quienes llega el agua.
En la misma línea, Adriano Stringhini, de la SABESP, presentaba la realidad de Brasil, partiendo de la importancia de los valores sociales y de la sostenibilidad para las nuevas generaciones. El agua y los residuos, a través de las innovaciones tecnológicas, permiten la producción de biometano para abastecer automóviles, de energía solar e hidráulica. También destaca la importancia de las aplicaciones que ayudan a las empresas a conectarse con los clientes, que pueden ver el consumo en tiempo real. Él ve como necesario una mayor interacción con la sociedad, como es el hecho de llevar agua a las ocupaciones urbanas, proyectos para evitar pérdida de agua, llevar saneamiento a las favelas. En ese sentido, afirma que la innovación y la educación son importantes.
Dos conceptos importantes para Diego Berger, son los de hidro-política e hidro-filosofía. En su opinión, no siempre hay un eso correcto de la tecnología, hay países que piden transferencia tecnológica, buscando reducir costos, mostrando que lo que importa es cuánto dinero se necesita para abastecer agua. En ese sentido, el coordinador de Proyectos Internacionales de la Compañía de Aguas de Israel, afirma que la tecnología es un medio, no puede ser un objetivo, viendo como un problema el hecho de correr atrás de tecnología sin saber para qué. Él destaca cuatro pilares para un sector hídrico sostenible: medir el recurso, gestión centralizada, ley del agua, financiamiento.

En un país con escasos recursos hídricos, como Israel, muestra las políticas que son llevadas a cabo, como el hecho de que el precio del agua en Israel es uniforme (doméstico y agrícola), la introducción de las tecnologías en el mercado, en la agricultura, o la importancia de gestionar los recursos hídricos y desde ahí introducir las nuevas tecnologías. En ese sentido, Berger defiende que la gestión no tiene que ver con la tecnología, abogando por una filosofía de gestión, que lleve a enseñar a la gente a gestionar las cosas para el bien de todos, para lo que destaca la importancia de saber escuchar.
Desde España, Jaime Gutiérrez Bayo, partía de la idea de que innovación no es lo mismo que tecnología. Desde esa base, el CEO de BRUMA sostenibilidad y participación ciudadana SL, mostraba tres ámbitos en la innovación del agua: implicación ciudadana (información, consulta pública, implicación, creatividad, preguntar a los usuarios), concepción integral del ciclo del agua (la cuenca como unidad, aprovechamiento del agua urbana, atención a los servicios ecosistémicos), tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas (monitorización, big data, control de regadíos). Gutiérrez Bayo ponía como ejemplo los tribunales del agua en España, para la gestión del agua en algunas cuencas. Junto con eso, veía como un problema el hecho de no querer reconocer los errores, de exigir eficiencia cuando las infraestructuras son muy precarias.
Estamos ante una problemática ambiental creciente, consecuencia del crecimiento de la población planetaria y la concentración urbana, que generará un aumento de la demanda del agua, que va a seguir creciendo un 50% en los próximos 30 años, provocando el crecimientos del stress hídrico, algo que se ve incrementado por sistemas de distribución de agua con gran desperdicio. En esa tesitura, Christian Taylor, denuncia las grandes brechas en el acceso al agua en el planeta. Por eso, la pandemia debe ser una oportunidad para priorizar el tema del agua y saneamiento, para priorizar infraestructuras básicas en los barrios vulnerables, según el presidente de la Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (AIDIS). El camino es reducir, reusar, recuperar, reciclar y restaurar. El desafío que se presenta es la necesidad de ser más eficientes para poder satisfacer la creciente demanda, lo que demanda una gestión integral de la disponibilidad del agua para el desarrollo sostenible, gestiones inteligentes del agua.

Las innovaciones tecnológicas con aplicaciones sociales se presentan como un camino de futuro, según Héctor García, destacando la importancia del estudio de las aguas residuales como algo que ayuda en la detección de problemas de salud pública, como ha ocurrido en este tiempo de pandemia en diversos países, donde se ha establecido una correlación entre la presencia de material genético en aguas residuales y las personas hospitalizadas. Para el profesor de ingeniería sanitaria del IHE-Delft, en Holanda se está monitarando las aguas residuales de 10 millones de personas y en septiembre será monitorada toda la población holandesa. El problema, según el profesor, está allí donde no hay saneamiento, para lo que se están llevando a cabo propuestas alternativas, como baños químicos inteligentes que detectan diferentes enfermedades, también el COVID, algo que se puede incorporar en los baños domésticos, lo que destaca la importancia de las innovaciones tecnológicas.
Es posible evitar catástrofes naturales relacionadas con el agua a partir de la tecnología, según Elena Cristofori, pues eso ayuda a mejorar la toma de decisiones, teniendo en cuenta otros indicadores además de los números. La profesora de riesgos hidrometeorológicos de la Universidad de Turin agoba por mejorar el conocimiento de riesgos, integrar la ciencia con el conocimiento local, crear observatorios comunitarios que muestren señales de riesgo. Al mismo tiempo, monitorar y registrar, visualizar y analizar datos, que deben devolver resultados, informaciones a los ciudadanos, promoviendo el diálogo con la ciudadanía, compartir informaciones. Algo de gran importancia es la interacción con las comunidades locales, montar sistemas de monitoreo comunitario para poder elegir aquello que se adapta y es comprendido por las comunidades.
En la misma dirección Patrick Thomson, de la Universidad de Oxford, parte de la idea de unir la dimensión tecnológica y social. El profesor ponía como ejemplo el trabajo en Kenya con aguas subterráneas, bombeadas con bombas manuales, más fáciles de arreglar, que evita que las comunidades se queden sin agua por mucho tiempo. En ese sentido es fundamental trabajar a partir del conocimiento y de la realidad de la comunidad. Según Thomson, el derecho al agua y el derecho a la esperanza no tienen el mismo nivel de servicios, pero cuando la comunidad tiene que mantener la infraestructura eso empodera y tiene mejores resultados, viendo el empoderamiento como instrumento para disminuir el riesgo. También ve como algo fundamental buscar mediaciones entre los gobiernos y las comunidades para que todos tengan derecho al agua.
