Un clima de aprensión, esta es la realidad en que viven los pueblos indígenas en Brasil, una situación que, según Antonio Eduardo Cerqueira de Oliveira, es la consecuencia de "una política totalmente centrada en la retirada de sus derechos". El secretario ejecutivo del Consejo Indígenista Misionero - CIMI, dibuja en sus palabras una situación de inseguridad que, según él, tiene un culpable: el gobierno Bolsonaro.

Afirma que la violencia del gobierno actual contra los pueblos indígenas nunca se había visto, incluso durante el período de la dictadura. Sufren "una ofensiva criminal y violenta", resultado de la articulación de los tres poderes. A la luz de esto, el secretario ejecutivo de CIMI destaca la importancia del apoyo de la comunidad internacional y de la Iglesia Católica, que "nuevamente tendrá el mismo papel que tuvo durante la dictadura militar, ser un gran paraguas para estas poblaciones pobres", según Antonio Eduardo.

Al hablar del Sínodo para la Amazonía, destaca que continúa, que ahora es el momento de "poner en práctica los sueños del Papa, los sueños de la exhortación y el sueño de la Iglesia en su conjunto". Ve al Papa Francisco como uno de los grandes defensores de los pueblos indígenas, como el que anima la lucha del CIMI, y la exhortación nos dice que "tenemos que vivir en armonía con la naturaleza, con estas comunidades, con estas poblaciones, que ellos están haciendo lo correcto y son un gran beneficio para la humanidad y el planeta”.

¿Cuál es la situación que viven actualmente los pueblos indígenas en Brasil?

Actualmente, los pueblos indígenas en Brasil están experimentando un clima de aprensión debido a una política totalmente destinada a retirar sus derechos, especialmente los derechos constitucionales. La violencia contra los pueblos indígenas ha aumentado, y la inseguridad jurídica también ha aumentado. Varios procesos que ya estaban en marcha, en relación con la regularización de los territorios, dieron un giro, en el sentido de ser contrarios a estos derechos de los pueblos indígenas. Por lo tanto, la inseguridad, incluso física, en los pueblos indígenas, y la inseguridad jurídica, representa un aumento de la violencia.

¿Qué suponen las políticas actuales del gobierno hacia los pueblos indígenas para esta inseguridad?

Primero, el gobierno Bolsonaro es el principal responsable de esta inseguridad jurídica y también de la inseguridad física de los pueblos indígenas. Se ha pronunciado abiertamente contra la demarcación de territorios y contra los indios que permanecen en sus territorios. Incluso ha dicho que los indios tienen que renunciar a sus territorios e ir a la ciudad, incluso dejar de ser indios.

Esta es una violencia que nunca habíamos visto en ningún gobierno, incluso durante la dictadura. Es una ofensiva criminal y violenta contra los pueblos indígenas. La política que hace no es a favor de los pueblos indígenas, sino en contra de los pueblos indígenas y en favor de los no indígenas y del agro negocio.

Esta política, que podríamos decir, va en contra de la Constitución Federal, ¿por qué no encuentra oposición dentro del poder judicial y en las diferentes áreas de la sociedad brasileña?

Desafortunadamente, el poder instituido en Brasil, principalmente en el poder judicial, en el legislativo y en el ejecutivo, los tres poderes se unieron contra una serie de políticas que llegaron para satisfacer a la sociedad brasileña, especialmente a los más pobres. Hubo una unión de estos tres poderes, contra los más pobres, en Brasil, y entre estos pobres, los pueblos indígenas. Por esta razón, tenemos decisiones, por ejemplo, en primera instancia del poder judicial, contra los pueblos indígenas. Y también tenemos decisiones en el legislativo contra los pueblos indígenas. Y también se toman decisiones en el ejecutivo contra los pueblos indígenas. Entonces, hay una articulación de poderes contra los indígenas, porque entienden que Brasil tiene que ser para una élite económica y no para los pobres.

¿En qué medida la presión internacional de diferentes países, que se están posicionando a favor de defender a la Amazonía y a quienes la defienden, puede cambiar esa situación?

La participación de la comunidad internacional en la defensa de la Amazonía y la defensa de los derechos de los pobres en Brasil es esencial. Hemos vislumbrado que en el Sínodo fue importantísima la participación, no solo de la Iglesia Católica, sino de varias organizaciones, a nivel internacional, fue extremadamente importante.

Por ejemplo, una contribución de la Unión Europea, cuestionando que este acuerdo solo se pondrá en práctica si hay respeto y protección del medio ambiente, de las políticas sociales en Brasil. Este posicionamiento de la sociedad internacional es fundamental. Por supuesto, esto significa que tenemos que tener esta cercanía, este diálogo constante con esta comunidad internacional. Pero veo esto con muy buenos ojos, e incluso agradecido por este apoyo de la comunidad internacional a esta situación de extrema precariedad experimentada por la mayoría de la población en Brasil.

Dada esta situación, ¿cuál es el papel, el trabajo, que está haciendo la Iglesia Católica, especialmente a través del CIMI?

La Iglesia Católica, nuevamente tiene el mismo papel que tuvo durante la dictadura militar, para ser un gran paraguas para estas poblaciones pobres, es decir, la gran protectora de esta población pobre en Brasil. Hemos expuesto esto a toda la Iglesia, a los obispos, los sacerdotes, a las comunidades, en el sentido de que la Palabra de Jesucristo a favor de los pobres está siendo totalmente distorsionada, no solo por el gobierno, también por el fundamentalismo religioso. La Iglesia Católica, tiene un papel muy importante en esta coyuntura en Brasil.

De hecho, algunos obispos han redactado notas a favor de los pueblos indígenas, repudiando las políticas gubernamentales. ¿Cuál es la importancia de estas notas para los católicos y la sociedad?

Es muy importante, porque los obispos demuestran que son los pastores de esa comunidad. Al posicionarse, también están dirigiendo a su rebaño a este apoyo. Esto es muy importante y lo vemos con buenos ojos. Por supuesto, la Iglesia también tiene sus diferencias, pero consideramos que esta posición de los obispos y de algunas diócesis es muy positiva en relación a esta situación en Brasil hoy.

La exhortación post-sinodal acaba de salir, el Documento Final del Sínodo también insistió contundentemente en la defensa de los pueblos indígenas y la naturaleza. ¿Qué ha representado el Sínodo en el caminar y el trabajo diario del CIMI?

El Sínodo comenzó escuchando a todas las comunidades, especialmente en los países de la región amazónica, y tuvo una etapa importante, que fue la exhortación del Papa. Pero continúa, es una continuidad. Por lo tanto, dependerá mucho de las personas, del CIMI, de la comunidad católica, de los países de la región amazónica, dependerá de nosotros, poner en práctica los sueños del Papa, los sueños de la exhortación y el sueño de la Iglesia en su conjunto. Comenzamos en Brasil a vivir el Sínodo, de hecho, desde nuestra práctica, desde nuestro desempeño. Dependerá mucho de nosotros, agradecemos a la Iglesia la valiente postura del Papa y de la Iglesia, y ahora tenemos que apoyar eso.

¿Cómo deben realizarse estos sueños, especialmente en relación a los pueblos indígenas?

El Papa, en su exhortación, habla mucho sobre el reconocimiento de la lucha y los derechos de los pueblos indígenas, de los pueblos originarios. Esto, en un sentido práctico, nos está diciendo, tienes razón en tu lucha, no tienes nada que temer, tienes que seguir adelante. Tenemos que ir a las comunidades y decirles esto, que continúen su lucha, que continúen su vida. El gobierno dice lo contrario, que los pueblos abandonen sus territorios, abandonen su vida, abandonen una vida colectiva, abandonen su entorno.

La exhortación papal llega y dice: no, es por ahí, el camino es ese, tenemos que vivir en armonía con la naturaleza, con estas comunidades, con estos pueblos, ellos están en el camino correcto y proporcionan un gran beneficio a la humanidad y al Planeta. Por lo tanto, tenemos que decir esto, tenemos que alentar a estas comunidades a continuar en sus luchas, por la recuperación de sus territorios y vivir en sus territorios.

Incluso el Papa Francisco, durante la asamblea sinodal, cuando un indígena hablaba, prestaba especial atención, y él, incluso sin estar en la agenda, a pedido de los pueblos indígenas, se reunió con aquellos que participaban en la asamblea y en las actividades de la Amazonía Casa Común. ¿Podríamos decir que hoy, en el contexto actual, el Papa Francisco es el principal defensor de los pueblos indígenas de la Amazonía?

Es uno de los grandes defensores, no solo de los pueblos indígenas de la Amazonía, sino de los pueblos del mundo. Creo que el Papa, adquiere esa magnitud que tenía Gandhi, en el sentido de proponer otras perspectivas para la humanidad, especialmente para los pueblos indígenas de la Amazonía. Los pueblos indígenas de Brasil tienen que asimilar esto y poner a la Amazonía en sus patios. Tenemos este trabajo aquí en Brasil para mostrar a los pueblos indígenas de Brasil que la Amazonía debe estar presente en todas las regiones. Debido a que es a través de ella que lograremos estas nuevas perspectivas de vida, porque se encuentra en un entorno internacional, se la considera como una protección para el Planeta Tierra, y por eso, todos los pueblos indígenas en Brasil necesitan agregar a eso.

¿Podríamos decir que hay esperanza en la preservación de la Amazonía y los derechos de los pueblos indígenas de Brasil?

Tenemos esperanza, no podemos perderla, porque la esperanza, de hecho, puede significar pasos concretos hacia la preservación. Por ejemplo, la demarcación de un territorio indígena, significa la preservación de la Amazonía, la preservación de ese medio ambiente. Nosotros, como CIMI, tenemos que acercarnos a estas comunidades, a estos líderes, alentarlos y poner toda nuestra estructura, todo nuestro apoyo, para que estos territorios se regularicen. Porque no solo beneficiará a la comunidad indígena, sino que también beneficiará a todo el entorno en el que viven.