Balance su primer año como arzobispo en una ciudad devastada por el Covid-19 Mons. Leonardo Steiner: "Siempre estaré agradecido al Papa Francisco por haberme enviado a Manaos"

Monseñor Leonardo Steiner
Monseñor Leonardo Steiner

"La pandemia ha despertado aún más la solidaridad y la atención a los pobres. Es conmovedor ver cómo la gente se preocupa por los más necesitados y sabe compartir"

"Tendremos el reto de instituir ministerios laicos que ayuden a las comunidades en la dinámica de la vida evangélica"

"Tendremos más rostros de hombres y mujeres pobres entre nosotros después de la pandemia. Será nuestro propósito que formen parte de nuestra Iglesia, pues son carne de Cristo"

"Es difícil entender cómo la ignorancia sobre la vacuna está presente en la sociedad. Es aún más difícil que las altas autoridades del país ataquen la vacuna como si no fuera necesaria"

"Darse cuenta de que el Evangelio es una forma de vida, no una ideología; es seguir a Jesús y no un devocionismo"

Dom Leonardo, missa santos óleos

El 31 de enero de 2020, monseñor Leonardo Steiner comenzó su misión como arzobispo de Manaos, algo por lo que estará "siempre agradecido al papa Francisco". Después de un año, hace balance de ese tiempo en el que "a pesar de la pandemia estoy conociendo las comunidades y la realidad de la Archidiócesis".

Ha descubierto situaciones de abandono, pero también ha aprendido mucho de la iglesia de la capital del Estado de Amazonas, una de las ciudades del mundo más afectadas por la pandemia del Covid-19, que según los datos oficiales, comunicados por la Fundación de Vigilancia Sanitaria del Estado de Amazonas, hasta el 31 de enero, eleva el número de contagios en la ciudad de Manaos a 120.160 y 5.575 fallecidos, 2.195 en el mes de enero. Todo esto es en gran parte consecuencia de un sistema de salud abandonado en el Estado de Amazonas. 

Cinco sacerdotes murieron en la Arquidiócesis de Manaos, víctimas del Covid-19, hasta el 31 de enero, lo que debe llevar, según el Arzobispo, "a pensar mejor en nuestra forma de ser Iglesia, donde los laicos ejercen más ministerios", insistiendo en el desafío de "instituir ministerios laicos que ayuden a las comunidades en la dinámica de la vida del Evangelio". Incluso piensa en convocar "una asamblea diocesana lo antes posible", y así "ver propuestas para la post-pandemia". 

El impacto económico de la pandemia también está afectando a la Iglesia católica, lo que debe conducir a "una Iglesia de comunión y participación, en la que todos nos sintamos Arquidiócesis en las necesidades, en la pobreza, en la riqueza y en los dones". Para superar la pandemia, la vacuna, que es vista por Monseñor Leonardo como "una cuestión de ética del cuidado", se convierte en una cuestión fundamental, y es difícil entender que "las altas autoridades del país ataquen la vacuna como si no fuera necesaria".

Pose Don Leonardo

Usted está cumpliendo un año como arzobispo de Manaos. ¿Qué ha marcado su vida en los últimos doce meses?

Es una gracia estar en la Amazonía. Siempre estaré agradecido al Papa Francisco por haberme enviado a Manaos. A pesar de la pandemia, estoy conociendo las comunidades y la realidad de la Archidiócesis. Es importante señalar el abandono de la salud, de la periferia de Manaos, de los indígenas; nuestro descuido del medio ambiente, especialmente en relación con la basura y el saneamiento básico; la admirable arquitectura de los edificios, lamentablemente abandonados. 

En estos meses he aprendido mucho de la religiosidad de las comunidades, la solidaridad y la generosidad de nuestra gente. La pandemia ha despertado aún más la solidaridad y la atención a los pobres. Es conmovedor ver cómo la gente se preocupa por los más necesitados y sabe compartir. Los laicos son activos, se sienten Iglesia, y hay en el clero un sentido de pertenencia a la Iglesia que está en Manaos.

Manaos ha sido una de las ciudades más afectadas por la pandemia del Covid-19, tanto en la primera como en la segunda oleada, teniendo graves consecuencias en la vida de la población y de la Iglesia manauara. ¿Qué ha representado esto y qué enseñanzas deben tomar la sociedad y la Iglesia de cara al futuro?

Una de las razones de tantas muertes fue el colapso del sistema de salud pública. Los gobiernos lo han ignorado, han desguazado el sistema de salud en el Amazonas. Las personas que mueren asfixiadas por la falta de oxígeno demuestran una realidad que exige la actuación de la Justicia y un movimiento de la sociedad para fiscalizar el dinero público; para exigir una gestión digna y justa. Lo que sorprende es la indiferencia y la incapacidad de solidarizarse con las entidades federativas y las familias desconsoladas. El abandono de los indígenas que viven en la ciudad se ha hecho evidente.

Hemos aprendido como Iglesia a estar aún más al lado de los pobres, con los pobres. Hemos aprendido a organizar aún más nuestra caridad. La imposibilidad de participar en las iglesias en persona nos hizo responsables de vivir el evangelio. Estar distantes significó estar cerca en la oración, en la lectura de la Palabra de Dios. El deseo de reunirse en las celebraciones ha crecido. Ha sido necesario encontrar la manera de continuar la iniciación a la vida cristiana de nuestros niños, jóvenes y adultos. Ha sido y es un ejercicio en el seguimiento de Jesús. 

Dolor de las familias

La archidiócesis de Manaos ha perdido cinco sacerdotes desde el comienzo de la pandemia. La falta de clero en la Amazonía y en la arquidiócesis siempre ha sido un reto. ¿Cuál ha sido su sensación como arzobispo, ante la pérdida de estos colaboradores más cercanos?

Sí, murieron cinco sacerdotes, pero también hermanos y hermanas que eran líderes en las comunidades, que ejercían diversos ministerios. El sentimiento de pérdida, en realidad, sólo nos remite a la realidad definitiva, el Reino en su plenitud. Los sacerdotes son los colaboradores más cercanos de las comunidades en la Iglesia. Son los animadores, los formadores de las comunidades y los que presiden los sacramentos.

Nos lleva a pensar mejor en nuestro modo de ser Iglesia, donde los laicos ejerzan más ministerios. Manaos es una iglesia que da mucha importancia a los líderes de las comunidades. Tendremos el reto de instituir ministerios laicos que ayuden a las comunidades en la dinámica de la vida evangélica. Pero, no olvidemos que los hermanos que murieron, continúan con nosotros, porque vivimos en la Comunión de los Santos. Ellos y ellas nos acompañan en nuestros intentos de ser presencia del Reino de la verdad y la gracia, de la justicia, el amor y la paz. 

La pandemia ha aumentado la confrontación social y política en Brasil. ¿Cuáles son las causas de todo esto y cuáles deberían ser las consecuencias?

La pandemia ha dejado al descubierto nuestra realidad social, política, económica, pero también religiosa. Tenemos más pobres de los que calculamos y tendremos muchos más una vez pasada la pandemia. Ha sacado a la luz el camino de la indiferencia hacia los que sufren el virus, del negacionismo de la ciencia, de la violencia ante el dolor y la muerte, de las políticas públicas no discutidas, aprobadas y ejecutadas en este tiempo de la pandemia. Los dirigentes políticos han transgredido las recomendaciones de la ciencia y han querido imponer tratamientos sin pruebas científicas. Faltan líderes que organicen la vacunación de la población. 

No hay que olvidar que líderes religiosos pensaron que serían capaces de expulsar el virus, haciendo un flaco favor a la hora de enfrentarse a la pandemia. No hemos conseguido como sociedad unirnos para ofrecer una estrategia de superación del virus y hemos llegado a una segunda ola que es aún más mortal. Las noticias falsas y la desinformación no nos ayudaron. La consecuencia es una segunda ola más mortal.

Pastora Povo de Rua

El aumento de la pobreza, incluida la disminución de recursos dentro de la Iglesia católica, es una de las consecuencias de la pandemia. ¿Qué está haciendo la Iglesia de Manaos ante esta situación? ¿Estamos ante la posibilidad de una nueva realidad eclesial, una Iglesia más pobre y dedicada al cuidado de los descartados por la sociedad?

Ciertamente, nos enfrentamos a la necesidad de una comunión y de un compartir mayores. Seremos más pobres económicamente, pero más Iglesia. Significa: poner aún más en común nuestros recursos financieros y nuestros bienes de humanidad, de fe. Seremos una Iglesia de comunión y participación, en la que todos nos sintamos Arquidiócesis en las necesidades, en la pobreza, en la riqueza y en los dones. Una realidad significativa en la iglesia de Manaos es el sentimiento de pertenencia, de ser Arquidiócesis.

Esta pertenencia debe reflejarse también económicamente para que nuestras comunidades del interior y de las periferias se sientan Iglesia en el reparto de bienes y dones. Todo para que nadie se quede atrás y no pasemos por el otro lado sin darnos cuenta de que alguien se ha quedado en el camino. Este momento nos provoca a salir al encuentro de los más necesitados. Tendremos más rostros de hombres y mujeres pobres entre nosotros después de la pandemia. Será nuestro propósito que formen parte de nuestra Iglesia, pues son carne de Cristo.

El episcopado brasileño, siguiendo la postura del Papa Francisco, está haciendo una fuerte defensa de la vacuna. Brasil es uno de los países donde hay mayor rechazo a la vacuna, incluso por parte de algunos católicos, ¿qué reflexión le provoca esta actitud?

Debemos cuestionar la falta de iniciativa y organización por parte del gobierno federal en la búsqueda de la vacuna. Tenemos centros de investigación de renombre; ¿qué se ha hecho con ellos? Brasil tiene una tradición de investigación de vacunas y una tradición de vacunación. Es difícil entender cómo la ignorancia sobre la vacuna está presente en la sociedad. Es aún más difícil que las altas autoridades del país ataquen la vacuna como si no fuera necesaria.

Esta es una mirada egoísta e infundada. Es una falta de solidaridad con todos los brasileños, porque es el camino que la ciencia nos ofrece para salir de la espiral de la muerte. Pero tengo la impresión de que estos hermanos y hermanas pasarán a otra comprensión después de perder a un ser querido o de tener que ver la muerte de cerca. Sólo entonces saldrán de su mundo cerrado e ignorante. La vacuna es una cuestión de ética del cuidado. 

Vacina Brasil

Diversas voces dentro de la Iglesia reflexionan sobre la necesidad de nuevas estructuras y modelos pastorales tras la pandemia. ¿Cómo debe realizarse este tiempo post-pandémico en la Iglesia de Manaos? ¿Cuáles son los gritos que la realidad de Manaos pone ante la Iglesia local de cara al futuro?

Veo la necesidad, y ya estoy hablando con los vicarios episcopales, los sacerdotes y los laicos para convocar una asamblea diocesana lo antes posible. Realizar con las comunidades una evaluación de nuestra realidad eclesial y ver propuestas para la post-pandemia. En la escucha y en la acción sinodal continuar el camino que nos propone el Evangelio. Hay aprendizajes y habrá realidades diferentes. 

¿Cómo podemos ayudar a curar las heridas? ¿Cómo podemos estar más presentes en los medios de comunicación? ¿Cómo estar con el pueblo de Dios? Darse cuenta de que el Evangelio es una forma de vida, no una ideología; es seguir a Jesús y no un devocionismo. Quizás podamos salir mejor de la pandemia: solidarios, consoladores, samaritanos, fraternos, cordiales, gratuitos. Cuando en estos días somos llevados y pensamos y meditamos sobre la muerte, tenemos la oportunidad de percibir lo esencial de la vida, de percibir lo crístico de ser cristiano.

Dom Leonardo misa

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