Conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche Mons. Héctor Vargas: En la Araucanía, “enseñarnos a escuchar”, es inicio de la solución

Mons. Hector Vargas
Mons. Hector Vargas

"La Araucanía enfrenta un grave conflicto, y que es el carácter político de un nuevo trato, que implica un respeto mutuo tanto del Estado liberal de Derecho como del estatuto consuetudinario de dichas naciones y pueblos”

"El Estado chileno “no ha sido capaz de asumir plenamente y con franqueza las diversas deudas históricas con los pueblos originarios”

Lo que no funciona “es la paralización y la omisión. No podemos seguir parapetados defendiéndonos unos de otros”

Es necesario “llamar a un proceso de diálogo que permita reparar y reconstruir las relaciones entre el pueblo Mapuche, la sociedad chilena y sus instituciones”

Enfrentamiento entre el Estado chilenos y los mapuches

El conflicto de la Araucanía, un problema enquistado y que necesita encontrar vías de solución, ha sido motivo de reflexión por parte de Mons. Héctor Vargas, obispo de Temuco, diócesis donde se encuentra esta región, espacio ancestral del pueblo mapuche.

En sus palabras, publicadas en el periódico Encuentro del Arzobispado de Santiago de Chile, al reflexionar sobre el surgimiento de los nuevos Estados parte de la idea de una necesaria “valorización de la diversidad cultural como aporte de todos los pueblos originarios y sociedades tradicionales, consensuando, que se deben respetar los derechos humanos del conjunto de todos ellos, lo que implica asumir sus derechos económicos, políticos y culturales”.

Reconociendo que “casi todos los actuales Estados existentes han incorporado estas nuevas consideraciones contemporáneas sobre los pueblos originarios”, el prelado chileno afirma que “podemos declarar que la Araucanía enfrenta un grave conflicto, y que es el carácter político de un nuevo trato, que implica un respeto mutuo tanto del Estado liberal de Derecho como del estatuto consuetudinario de dichas naciones y pueblos”.

Conflicto Araucanía

Mons. Vargas insiste en que “ello sólo funciona cuando hay respeto y reconocimiento de las autoridades ancestrales y territoriales, cuando hay un reconocimiento compartido por la aplicación de su propia institucionalidad, como respecto de asuntos que les son propios”. Por ello, denuncia que el Estado chileno “no ha sido capaz de asumir plenamente y con franqueza las diversas deudas históricas con los pueblos originarios”.

Relatando algunos elementos de la historia de Chile, afirma que “en la Araucanía seguimos constituyendo una sociedad fragmentada, dividida y herida, con una realidad sociológica muy diversa y de colectivos cerrados que no logran encontrarse, conocerse y dialogar, viviendo en una suerte de mundos e intereses paralelos”. Por eso, ante el mal llamado “problema Mapuche”, ve imprescindible “considerar la relevante intervención, protagonismo y participación de todos sus habitantes sin excepciones”.

El obispo de Temuco aboga por “ganar la hegemonía y el liderazgo ante el Estado centralista, que ha mantenido relaciones homogeneizantes”, como camino para “articular la no violencia, el diálogo y la justicia”. Para ello pide “avanzar por dos líneas posibles: mediante instancias de diálogo profundo, sin exclusiones, o por la vía de la institucionalidad, pero hasta aquí el Estado y diversos Gobiernos no ha hecho la opción por ninguna de ellas”. Lo que no funciona “es la paralización y la omisión. No podemos seguir parapetados defendiéndonos unos de otros”, insiste el prelado.

Manifestación pueblo Mapuche

“Ha llegado la hora de transitar de la política de la tolerancia pasiva, hacia una de sinceramiento de lo que esta sociedad chilena objetivamente es: una sociedad multicultural, que no es monocolor como el Estado la creó en el siglo 19, que no corresponde a su verdadera identidad desde el punto de vista sociológico, y por lo tanto cultural y político”, es la propuesta de futuro de Mons. Vargas. Para ello es necesario “llamar a un proceso de diálogo que permita reparar y reconstruir las relaciones entre el pueblo Mapuche, la sociedad chilena y sus instituciones”.

Escuchar y entender son las actitudes necesarias según el obispo de Temuco, lo que exige “abrir los canales de participación para revertir la segregación política desde la institucionalidad”, algo posible con el actual proceso constituyente chileno. Para ello, Mons. Vargas llama a “no cometer los mismos errores que nos han traído hasta aquí”, lo que significa “no seguir prometiendo cosas que no se cumplen”, para lo que es necesario “empezar por lo más simple y por lo que requiere más tiempo: enseñarnos a escuchar”.

El obispo deja claro que no pretende dictar soluciones, sino de entender que la solución está en la escucha entre “quienes vivimos aquí, sin exclusiones”. Por eso insiste en que “todas y todos en nuestra Región merecemos ser escuchados. Y eso debe ser ahora”.

Araucanía

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