Es necesaria una conversión pastoral, que nace de la escucha Monseñor Divasson: "no puede ser desarrollo lo que acaba con la naturaleza, con el hábitat de las generaciones que vienen"

¿Cómo puede ser desarrollo lo que acaba con las personas que por siglos han vivido con un estilo de vida que ha permitido la conservación?

En Puerto Ayacucho, se ha querido construir una Iglesia mucho más corresponsable, que no es una Iglesia clerical, que ha tenido expresiones muy buenas de rostro amazónico

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La vida de Monseñor José Ángel Divasson está íntimamente unida a la misión. El salesiano navarro dejó su España natal hace más de sesenta años para instalarse en Venezuela, donde durante casi veinte años fue obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Ayacucho, que comprende el estado de Amazonas, con 177.617 kilómetros cuadrados.   

Hoy ya es emérito, pero eso no ha hecho que haya dejado de acompañar a la Iglesia de la Amazonía, pues es Presidente de la Red Eclesial Pan Amazónica en Venezuela y miembro del Consejo Presinodal del Sínodo para la Amazonía, que debe llevar a preguntarnos “¿Cómo puede ser desarrollo lo que acaba con las personas que por siglos han vivido con un estilo de vida que ha permitido la conservación?”.

Los salesianos han acompañado esta región desde 1933, viendo la educación como cauce de evangelización, en “un proyecto de que los pueblos fueran asumiendo las riendas de su desarrollo y de su destino”, llegando a “una Iglesia mucho más corresponsable, que no es una Iglesia clerical, que ha tenido expresiones muy buenas de rostro amazónico”.

Monseñor Divasson ve necesaria una conversión pastoral, que nace de la escucha y de la conciencia de que vivimos en una sociedad que ya no es cristiana, que nos lleve a ofrecer el cristianismo como una propuesta. Junto con eso, destaca la propuesta de vivir con sencillez que propone el Papa Francisco, en una sociedad donde la gente es valorada por su capacidad para consumir.

En esa perspectiva, la Amazonía está amenazada por una sed de recursos que lleva a mucha gente y muchos gobiernos a pensar sólo en sí mismos y no en las generaciones futuras, una actitud que puede provocar una destrucción de consecuencias desastrosas. En ese punto, el Sínodo puede ser una importante llamada de atención que ayude a tomar conciencia de la situación de la Amazonía.

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¿Por qué es importante el Sínodo de la Amazonía?

La importancia del Sínodo está un poco en la percepción que el Papa tiene de lo que está pasando en el mundo, y de cómo hay unas orientaciones que se están imponiendo, se quiera o no se quiera. Hay quejas, hay reuniones como en los grandes encuentros internacionales que tienen que ver con el cambio climático, la explotación de la naturaleza, y hay intereses demasiado fuertes que se imponen sobre lo que mucha gente dice.

El Papa escribió la Encíclica Laudato Si, que pone los puntos en las ies, que dice la verdad. Una encíclica muy revolucionaria por el concepto de ecología integral, que se vuelve algo que mueve los cimientos y las excusas que muchos pueden sacar. No puede ser desarrollo aquello que acaba con la naturaleza, aquello que acaba con el hábitat de las generaciones que vienen. ¿Cómo puede ser desarrollo lo que acaba con las personas que por siglos han vivido con un estilo de vida que ha permitido la conservación? Es una problemática que está presente desde ese punto de vista.

El Sínodo es para la Iglesia, pero nosotros, con la responsabilidad que nos toca, ante esta realidad de gritos de las poblaciones, de problemas mundiales para todos, pero al mismo tiempo de intereses muy concretos de algunas personas, ¿qué hacemos nosotros? Ese es un punto de partida sobre la importancia.

El otro punto de partida del Sínodo es la atención pastoral a estos pueblos, qué tipo de Iglesia se ha ido creando en estos pueblos autóctonos. Uno percibe cómo hay una cierta colonización en cuanto a la cultura religiosa. En general, porque hay de todo, hay cosas muy interesantes que se vienen haciendo en muchas partes, hay un estilo de Iglesia que parece mucho más occidental que autóctona de aquí. El hacerse cristianos, para muchos era adoptar sin querer muchos elementos culturales de otras culturas, que no reflejan los sentimientos y la profundidad de la vivencia de los pueblos de aquí.

El Papa dice que la Iglesia tiene que verse moldeada por las culturas y por la vivencia de estos pueblos. En el Sínodo, la importancia la tiene en el título, Amazonía, es la primera vez que un sínodo habla de un lugar geográfico, con toda la repercusión que esto tiene, y nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral, es decir, para enfrentar estas dos situaciones, que nuevos caminos nos tenemos que proponer como Iglesia para luchar por esas realidades.

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Usted fue obispo en Puerto Ayacucho, Amazonía venezolana, durante veinte años. ¿Cómo evolucionó la situación religiosa y ecológica en ese tiempo?

Es algo interesante que uno entró en un proceso que ya venía. La labor de la Iglesia en la Amazonía venezolana, que es el Vicariato de Puerto Ayacucho, tuvo desde 1933, en que se empezó como Prefectura Apostólica, hasta el día de hoy, como etapas muy claras, donde ha habido un cambio. Una primera etapa era muy sacramentalista, poca valoración de la religiosidad de los pueblos y un gran valor en el esfuerzo. El gobierno le ofreció eso a la Iglesia para tutelar a los pueblos indígenas, y gracias a Dios, los primeros que fueron, con su mentalidad y todo lo que se quiera, la tutela la entendieron como educación, darles herramientas para que sean ellos.

Eso que fue, sin duda, una de las acciones principales, y que se fue aclarando la finalidad con los años, duró un tiempo. Luego hay una etapa de desarrollo y hay una etapa de ruptura muy clara, después del Vaticano II, en todos los sentidos. Todo el sentido de la realización que el Vaticano II, en los aportes posteriores de la Iglesia, fundamentalmente Medellín, la exhortación Evangelii Nuntiandi, de Pablo VI, y las demás que ha habido, hicieron un cambio profundo.

En todo Amazonas, en diferentes sitios, hubo mucha más claridad en cuanto al proyecto evangelizador, que seguía considerando la educación, pero centrándola en la educación intercultural bilingüe, seguía el proyecto de evangelización, pero partiendo mucho más de las creencias de los pueblos. Por lo tanto, un anuncio del Evangelio por la presencia de Jesús.

Hubo un proyecto de que los pueblos fueran asumiendo las riendas de su desarrollo y de su destino, y eso tuvo un momento económico, con creación de cooperativas de intercambio, de estimulación de producción para ser más autosuficientes, de promoción de la mujer en cuanto a algunas tareas que le pudieran dar una cierta solvencia económica, con lo cual empezaban a tomar otra posición diferente dentro de las comunidades y una posición de organización de estos pueblos para que fueran ellos adoptando las formas de orientación y organización que ellos querían.

Mision salesiana

Fue un proyecto que hubo un momento de muy buen funcionamiento, hubo algún momento de retroceso. Yo entré con ese proyecto hecho, de manera que la primera opción mía fue de continuación. Eso siento que se ha notado y se va notando. Dentro de todo eso, en la evaluación que se iba haciendo del proyecto, se van descubriendo limitaciones, aspectos donde se avanza más y menos, y dentro de todo esto se fueron dando toda una serie de orientaciones. La orientación fundamental que se tomó fue la formación de los laicos, que fueron asumiendo dentro de la Iglesia su puesto, que es el puesto que los documentos de la Iglesia les dan. No es que deben sustituir, no es que deben estar cuando no hay curas, sino que la vocación laical tiene una vocación eclesial y dentro de la sociedad que tienen que llevar ellos.

El crecimiento en esto fue el surgimiento de laicos catequistas, que se comprometían con las comunidades. Los indígenas comenzaron a tener una mayor palabra dentro de la sociedad. Todo eso ha avanzado, algunas cosas con muchas limitaciones. Uno tiene conciencia de que nuestro trabajo era endeble, vulnerable. Gente que nunca ha tenido nada y que le ofrecen algo, no es tan fácil decir, con una claridad ideológica y de principios, que renuncia a todo y sigue sin tener nada por amor a su pueblo. Había gente, pero otra mucha gente no.

El trabajo es algo que sigue adelante, pero con un proyecto y una orientación que uno se da cuenta que ha tenido frutos y una Iglesia mucho más corresponsable, que no es una Iglesia clerical, que ha tenido expresiones muy buenas de rostro amazónico. El proyecto con los yanomami fue positivo, muy positivo el proyecto con los ye´kuana, que llevaron las hermanas lauritas, el proyecto con los guaró, los bócija, que tienen diáconos ya de la etnia. Uno ve cómo ha ido creciendo todo eso, con momentos muy buenos de crecimiento y más débiles, con faltas, con problemas, muertes, envejecimientos. Pero en el conjunto, uno ve que ha sido un cambio muy positivo.

El Papa Francisco insiste mucho en escuchar a los pueblos amazónicos, ¿por qué cree usted que es importante esta escucha?

El Papa esto lo ha hecho en Puerto Maldonado, eso es una realidad, el Papa lo dice y lo hace. En la reunión que tuvimos del Consejo Pre sinodal, el Papa estuvo día y medio con nosotros y no dijo ni una palabra. Sólo habló al final, cuando se había acabado, cuando se había aprobado todo, con estas palabras, estoy muy contento de haber estado, esta ha sido mi forma de prepararme al Sínodo, escucharles a ustedes que están metidos en esos problemas, como pedimos también escuchar a los indígenas y demás.

Detrás de eso hay un cambio de sujeto histórico, porque quita esa iniciativa de uno. Escuchar es oír lo que los otros dicen, quien va a dar la orientación no es lo que yo veo, sino lo que ellos me dicen, cómo lo viven, ahí hay un cambio profundo. Esta actitud que el Papa dice, es una de las actitudes fundamentales, hay que escuchar y luego hay que discernirlo a la luz de la Palabra de Dios, del Evangelio, del Reino de Dios. Hay que discernirlo, que no significa que hay que echar encima de eso una doctrina que se impone a, cuando el discernimiento implica la doctrina, pero implica también la vivencia y las circunstancias concretas de la gente.

Esos dos verbos, escuchar y discernir, como dos elementos que matizan el ver, le dan al actuar una connotación muy especial. Actuar se convierte en acompañar críticamente, no en un plan de relativismo donde todo da igual, es acompañar desde el Evangelio, como no, pero acompañar, no imponer. Esa actitud de la Iglesia puede ayudar, eso es parte del camino sinodal que el Papa quiere que tengamos, una Iglesia sinodal, donde se camina juntos, porque la Iglesia somos todos.

El Vaticano II discutió mucho ese elemento, y en el Documento Preparatorio, después de la Introducción, se hablaba de la jerarquía, hasta que eso se cambió. Se hizo la introducción y en el capítulo primero se habló del Pueblo de Dios. Después la jerarquía es un servicio, pero es el pueblo de Dios el que tiene que caminar juntos, esa Iglesia sinodal que nos quita seguridades, que nos quita poder, pero que puede responder mucho más a las necesidades reales de las personas.

REPAM Venezuela

¿Esa constatación por parte del Papa Francisco, y que está ayudando a descubrir todavía más este proceso sinodal, no nos lleva a afirmar que la Iglesia, en cierta medida, está caminando por caminos paralelos, por una parte la jerarquía y por otra parte el Pueblo de Dios, inclusive, en ocasiones, por caminos opuestos?

En eso que dice el Papa de caminar, entra muchísima jerarquía. El Documento de Aparecida está todo en esta línea, fundamentalmente en esta línea. Habrá, a lo mejor, personas, yo no atrevo a decir episcopados, no conozco, pero habrá grupos dentro de la Iglesia que se sienten implicados, aunque esto no les haga necesariamente caminar por caminos paralelos. La palabra que viene es convertirse, la conversión pastoral que es uno de los principios de Aparecida, y algo que el Papa constantemente nos dice, es que tenemos que convertirnos al Evangelio. Lo que hay que preguntarse es, si evidentemente el paso del paso del tiempo y el paso de los años en nuestra situación, esclerotiza muchas posiciones, y hasta nos hace caer en la cuenta si una doctrina ortodoxa clara se impone, pero ver si esa doctrina ortodoxa clara, responde a la realidad concreta que la gente vive.

No relativismo que da todo igual, pero hay que ver con que fuerza se imponen las cosas, se orienta. El cristianismo es una propuesta, no una imposición, es una propuesta que uno puede hacer, y con esto el Papa nos está diciendo a todos los que somos cristianos, seamos obispos o seamos lo que seamos, laicos, sacerdotes o religiosos, nos está diciendo que la conversión al Evangelio es permanente, que está llegando el Reino de Dios, ya está aquí, y hay que hacer que venga cada día más, conviértanse y crean cada día más en esa Buena Palabra, así comienza el Evangelio de Marcos. Si hay paralelismo, tenemos que preguntarnos si el paralelismo nace de eso, porque si hay una meta que nos debe orientar a todos, es el Evangelio.  

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En la vida del Papa Francisco hay una línea de continuidad, en la que están presentes Aparecida, de cuyo documento fue relator, la Evangelii Gaudium, Laudato Si, el Sínodo para la Amazonía como puntos importantes. ¿Estos son elementos que pueden marcar una nueva forma de entender el cristianismo y dar perspectivas para una nueva forma de ser Iglesia?

Yo creo que sí, porque estará más o menos pensado, pero el Espíritu direcciona, el Espíritu trabaja, sin la menor duda, y yo creo que éstas son expresiones del Espíritu que nos ayudan a todos a convertirnos. Cuando uno analiza las expresiones en muchos episcopados europeos, por ejemplo, en España hay una sociedad cada vez más alejada, se está perdiendo la fe. Hace más de 50 años, el arzobispo de Paris dijo que Francia era tierra de misión, como se entendía en aquel momento, no como ahora, tierra de casi primer anuncio, que la sociedad va por un lado y nosotros por otro, que se acabó ya una visión de cristiandad, es una sociedad mucho más plural, que hay que anunciar la Buena Noticia de Jesús y hay quien la aceptará y quien no, y habrá libertad, y en eso tenemos que estar.

Pero a mí me da la impresión que ese es un punto de convergencia, no veo que haya pelea. Hay movimientos dentro de la Iglesia que se oponen, como ha habido otros movimientos que han sido más encerrados en sí mismos, la palabra sectarios me parece muy fuerte, que han sido vistos en algunos casos como los buenos, los iluminados. Hay otros movimientos que nos dicen por aquí se va, y cómo está relacionado todo eso con el tema de la pobreza, la opción preferencial por los jóvenes y por los pobres.

Todo esto es un movimiento que ya no es sólo latinoamericano. Uno encuentra muchos grupos en otros ambientes que se identifican con ese nuevo movimiento que debe renovar a la Iglesia. Ecclesia semper reformanda, la Iglesia debe estar convirtiéndose permanentemente, todos.

El Papa Francisco, al principio de su pontificado dijo que quería una Iglesia pobre y para los pobres. Ahora está usando otra expresión que nos lleva un poco a pensar en el estilo de vida de las comunidades amazónicas, que es la sobriedad feliz, el aprender a ser feliz con poca cosa. ¿Qué significa todo eso para la vida de la Iglesia y del mundo?

Esto es parte, yo pienso, de atender a los pobres. Uno de los elementos interesantes que uno capta en la Laudato Si, es justamente este sentido de la sencillez, este sentido de la austeridad, en contraposición con un estilo que se está imponiendo, globalizador en todo el mundo, donde el eje del movimiento no es sólo el desarrollo, no es sólo la globalización, sino con demasiada frecuencia es el consumo. Una sociedad donde todo se mide, en la valoración de la gente, desde la capacidad que tiene de consumir. El Papa dice que eso no tiene futuro.

No se puede decir que soy más porque doy. Los muchachos cuando vienen lo que dicen es donde han veraneado, el tema es donde, lo más exótico, y desde ahí se vive. Ese es el pensamiento.

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En esa dimensión del consumo, la Amazonía está siendo vista, con el apoyo de los diferentes gobiernos, como un lugar donde conseguir recursos, donde extraer todo lo que se pueda. ¿Cómo puede ayudar el Sínodo a la humanidad a tomar conciencia sobre eso?

Creo que la celebración del Sínodo puede ser esto, el decir cómo se va a lograr uno no sabe, pero a mí me parece que el tema de la denuncia, el hecho de poner el tema de la Amazonía en la palestra mundial, como es hacer un sínodo en Roma, es poner en la mesa mundial el tema. Señores, esto va por aquí, esta es la situación y tenemos que hacer algo, este es el tema y este es el principio que tenemos nosotros.

¿Cómo lo va lograr?, no sé, pero el hacerlo puede ser un medio para que eso se logre. Hay mucho movimiento de base, yo puedo ver lo de Venezuela, que no es lo peor, vas a ver los proyectos hidroeléctricos y de deforestación que hay en Brasil, el arco minero en Venezuela, la destrucción que está sucediendo por el desastre espantoso que están haciendo. Y la razón es que necesitamos dinero, para hoy, para nosotros, no se piensa en otras generaciones, no se piensa en los habitantes, no se piensa en las consecuencias fatales.

Están tocando en Venezuela las fuentes de agua, con lo cual va a ser un problema gravísimo en no mucho tiempo para la misma nación. No hay conciencia, porque hay un interés inmediato delante, que es necesitamos dinero para mantenernos en el poder, que ya el petróleo no nos da. Tenemos un esquema de desarrollo para el cual se necesita un dinero, y si el petróleo ya no nos da lo suficiente, ante lo que la solución sería, vamos a cambiar nuestro modelo, eso no se cambia, vamos a destruir y a sacar dinero como sea del arco minero. Ciento doce mil kilómetros cuadrados, casi todos de parques nacionales, de áreas exclusivas, de régimen especial, que se destruya.

Se niega, eso no se habla, y que los indígenas ojalá que se vayan de ahí. Yo creo que el Sínodo no tiene las herramientas para parar eso, en absoluto, pero puede ser un elemento muy importante, que aglutine a mucha gente inquieta, de eso yo sí estoy convencido. La respuesta que la REPAM dio en Venezuela en una rueda de prensa en que mostraba la posición sobre el tema, la cantidad de repercusiones que tuvo entre la gente de todo tipo, de estudios, de universidades, ambientalistas, y demás, ese es un elemento fundamental.

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Usted habla del trabajo de base y ahora ha hablado de la REPAM, la Red Eclesial Pan Amazónica. ¿Cómo la REPAM puede ayudar en ese trabajo de base, no sólo de cara al Sínodo, sino también de cara al futuro de la vida de la Iglesia en la Pan Amazonía?

La REPAM no se dirige al Sínodo, el Santo Padre le ha dado una tarea en eso, pero, como tú dices, la visión de la REPAM es más allá, en el Pre-sínodo, Sínodo y Post-Sínodo. Lo que interesa es saber que tarea puede tener, y la REPAM ahí, yo hablo desde Venezuela, la REPAM puede tener dos orientaciones diferentes. Por un lado, la orientación puede ser atar todo lo que existe, que la gente no se quede sola. Eso se está haciendo, en eso hay un trabajo, el trabajo de la REPAM se divide en ocho grandes ejes, que un poco recogen toda la problemática, y muchos de esos ejes están interconectados. Derechos humanos, pueblos indígenas, están muy unidos. Buen vivir con derechos humanos, con la situación de pueblos indígenas, está todo muy conectado. La comunicación con la formación, pero son como áreas. El hecho de que se vaya promoviendo en cada sitio ese trabajo, es algo realmente positivo.

Pero hay un segundo aspecto, que es que en algún sitio, el trabajo de la Iglesia en la Amazonía, no es lo suficientemente claro, ni lo suficientemente desarrollado. Donde ya ha sido desarrollado, hacer la labor de enlace, de conexión, de red, la haga quien la haga, si hay otras redes que lo hagan bien, pero la REPAM tiene que ver como sumamos esto. Pero donde no hay un trabajo de base suficientemente desarrollado, suficientemente sostenido, con suficiente claridad, yo creo que el trabajo de la REPAM será colaboración con las Iglesias locales a ver como eso se puede ir multiplicando. Eso puede permitir que la REPAM, con otras instituciones de la Iglesia, hagan algo que nos permita que en todas partes haya esa conciencia y ese trabajo. Porque es desde ese trabajo de base desde donde van a poder salir proyectos y decisiones que, con la ayuda de todos los demás, pueden tener muchísima más resonancia.

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