Dale también tu capa

Hoy sales a mi encuentro Señor de una manera inesperada, ando buscando por un lado y Tú me estás esperando por otro. Trato de encontrar respuestas a mis preguntas y Tú ya las tienes pero son respuestas que pacifican el alma, y no las que la inquietan. La Palabra de Dios siempre se adentra en el corazón y ahí esparce su mensaje de donde hará brotar algo nuevo en la medida que dejemos que actúe en nosotros.

Cuántas veces hemos escuchado un texto evangélico y nos quedamos con la misma frase. Así me ha sucedido con este texto del evangelio de San Mateo (Mt 5, 38-42 “…si uno te abofetea en la mejilla, preséntale la otra…”), es decir, ¿hasta dónde llega tu Amor? Poner la otra mejilla, es poner la capacidad de amar no en la finitud de mí misma sino en la infinitud de la gracia de Dios que se derrama día a día cuando el corazón está afinado por Él, cuando me dejo en sus manos para seguir afinando la vida desde Él.

Con esta lectura encontré una expresión que me habló desde lo que una vive en el momento en que está buscando al Señor a través de su Palabra y la que trataba de interiorizar me llevó a recibir en mí estas palabras “…al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también tu capa…”. ¡Qué fuerte! Ser capaz de darlo todo aunque duela, es entrega pero amando, acogiendo en la disponibilidad que no conoce de límites. Es darlo todo, desprenderse, entregar….es dar siempre un paso más.

Estoy ante Tu Palabra y me dices: lee, vuelve a leer, continúa leyendo… solo hay una opción, solo hay un camino, solo espero tu disponibilidad del corazón para andarlo contigo y para ello, ¡atrévete! ”dale también tu capa” porque “la fuerza de la caridad de Cristo, es decir, el amor con el que somos amados, suple nuestra desfalleciente capacidad de amar y servir”.

Leí una reflexión entorno al texto evangélico de Santa Teresa del Niño Jesús, y después de orarla no encontré muchas palabras sino ganas de buscar en el día a día, la luz para ser capaz de “Vivir de Amor es darse sin medida…”

Dale también tu capa
Vivir de Amor es darse sin medida
sin reclamar ningún salario aquí abajo.
¡Ah, doy sin contar, estando muy segura
de que cuando se ama no se calcula!
Al Divino Corazón, desbordante de ternura,
se lo he dado todo…corro ligera.
No me queda nada más que mi única riqueza:
vivir de Amor.

Vivir de Amor es expulsar todo temor,
todo recuerdo de las faltas pasadas.
De mis pecados no veo ninguna huella,
¡en un instante el amor lo ha quemado todo!
Llamarada divina, oh dulce hoguera,
en tu hogar he fijado mi estancia.
Es en tu fuego que yo canto a mi placer:
“¡Vivo de Amor!”

“Vivir de Amor, ¡qué extraña locura!”
El mundo me dice: “¡Ah, deja de cantar,
no pierdas tus perfumes, tu vida:
ve a emplearlas útilmente!”
Amarte, Jesús, ¡qué perdida tan fecunda!
Todos mis perfumes son tuyos para siempre.
Quiero cantar al salir de este mundo:
“¡Muero de Amor!”
Amar es darlo todo y darse a sí mismo.
(Santa Teresa del Niño Jesús)


Texto: Hna. Ana Isabel Pérez.
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