Disponibilidad

Los evangelios nos llevan a interrogarnos sobre nuestras actitudes. El capítulo 6 del evangelio de San Marcos me ha interpelado sobre mi disponibilidad.

“Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron lo que habían hecho y enseñado…” Jesús después de estas jornadas de misión, y ante el posible cansancio de sus discípulos les dice: “Venid vosotros solos a un lugar tranquilo a descansar un poco”.

Después de unos días de un trabajo intenso de misión, Jesús el maestro, comprende que los apóstoles tienen que descansar, les tiene que escuchar y se van con la barca a un lugar tranquilo. Pero la gente que los buscaba llega antes que ellos a dicho lugar. Al ver el gentío, Jesús no los despachó, sino todo lo contrario, tuvo lástima de ellos porque andaban como ovejas sin pastor. Y él, el buen pastor, se puso a enseñarlos. Así que el merecido descanso se fue al traste.

Muchas veces cuando termino cansada al fin de la jornada me digo por mis adentros: - “Y ahora que nadie me diga nada, que me dejen tranquila, ya basta por hoy”. Y claro esto muchas veces no sucede. ¿Se como Jesús tener compasión del que me viene a pedir un servicio a una hora inoportuna, se estar disponible no importa a qué hora?

Señor dame la capacidad de saber acoger al que recurre a mi para pedirme cualquier servicio en todo momento y que lo sepa hacer sin refunfuñar, con buena cara como tú hiciste con aquel gentío que acudió para oír tus enseñanzas, olvidando tu cansancio y exigiendo a los tuyos disponibilidad. Texto: Hna. María Nuria Gaza.Foto: Sor Gemma Morató.
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