Tras el Espíritu

Llamados a dar fruto y ser portadores de ello, a vivir dispuestos a dejarse transformar cada vez más por el Espíritu. Esos frutos son concretos y muy variados, como variadas son nuestras vivencias y realidades de vidas pero unidos en mucho desde la fe.
Ahora no nos quedemos pensando en que el Espíritu ya vino. Sí, Pentecostés lo hemos celebrado en el gozo y a la luz de la fe, ahora continuemos la tarea porque son muchos los frutos a dar. "El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí.
Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu" (Ga 5, 22-23a.25). Como nos dice la carta a los Gálatas, "marchemos tras el Espíritu", SÍ! Dejémosle enviar su aliento y recibir su luz en el corazón para ofrecer aquello de bueno que vamos recibiendo e ir aprovechando las manifestaciones del Espíritu en nuestras vidas y aprovechar todo aquello que nos hace crecer en la fe.
Elijamos el fruto que sabemos en nuestro interior que necesitamos más o deseamos pulir o tal vez quisiéramos vivir más intensamente en este tiempo de nuestra vida. ¿Eliges fruto?Texto: Hna. Ana Isabel Pérez.