Historia de salvación

Historia de la salvación
Los salmistas eran poetas del pueblo de Israel que narraban la historia de su pueblo como historia de salvación. No escondían ni los fracasos, ni los éxitos, ni sus infidelidades al Dios que los sacó de la esclavitud de Egipto.

El salmo 77, es un largo salmo que consta 72 versículos, cuenta la historia del pueblo de Israel en su camino hacia la tierra prometida y es narrada para que las generaciones futuras lo tengan presente: “Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, no lo ocultaremos a nuestros hijos” (v. 3-4).

La experiencia del desierto fue muy dura para ellos. ¿Cómo seguir el duro camino, sin agua, sin comida? Esta experiencia radical formó su fe a base de caídas, protestas, incertitudes. ¿Tendrían fuerza para continuar aquél camino tan rudo? Pero justamente este itinerario es el que les enseñaría a recibir la vida como un don. La falta de agua, de pan, los peligros les hizo descubrir que no “sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” como responderá Jesús en el desierto al tentador.

Pero comprender esta experiencia del desierto no es cosa fácil y así lo desglosa el autor del salmo. Es el duro combate contra el desanimo y la duda que les hacían olvidar los grandes prodigios realizados por Yahvé en Egipto: “No guardaron la alianza se olvidaron de cuanto él había hecho, de las maravillas que les mostró, Dios hizo maravillas delante de sus padre en la región de Soan, que está en Egipto cuando partió en dos el mar, y los hizo pasar por él deteniendo el agua como un muro” (v. 11-13).

Ante los lamentos del pueblo, Dios hizo brotar agua de la roca, les dio el pan cotidiano del maná y carne con las codornices pero todas estas maravillas quedaban pronto cubiertas en las arenas del olvido. “Con todo, volvieron a pecar y no dieron fe a sus milagros” (v. 32).

Este combate continuo, ¿no es también el de nuestra fe? ¡Cuántos prodigios no ha obrado Dios en el transcurso de nuestra vida! Y, ¿cuántas veces los hemos olvidado en los momentos de prueba? Falta de salud, de consideración, de justicia, de fuerza moral, de trabajo y de poder subsistir dignamente. Vivir es un duro combate pero en él la fe como un pequeño rayo de luz que se desliza en la profunda oscuridad nos abre a la confianza. Dios está ahí y nos sostiene como sostuvo a Abrahán fiado sólo en la palabra de Dios. Cada uno tiene su propia historia de salvación.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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