Pequeños inconvenientes

Llamada
Oía el otro día el comentario entre dos personas no muy mayores acerca de la trascendencia que pueden tener los pequeños inconvenientes en el día a día de quien no sabe vivir con serenidad. En ocasiones esos pequeños inconvenientes se nos convierten en una fuente de cansancio que nos parece superar nuestras posibilidades.

Empecé a pensar cuan cierta es la afirmación y a prestar mayor atención para distinguir esos pequeños inconvenientes y la importancia que les concedo, por las veces que pierdo la paciencia ante mis propias limitaciones y por las veces que doy excesiva importancia a esos inconvenientes.

Una llamada de teléfono que juzgo importuna puede complicarme el día, tanto por su contenido como por el momento en que he recibido la llamada. Un pequeño problema de salud, un resfriado, un pequeño dolor de muelas o cualquier molestia leve, pueden llevarme a un estado de ánimo que se convierte en especialmente desagradable para los demás.

Y en el fondo es a que la mayoría nos cuesta objetivar los acontecimientos, nos sentimos incómodos cuando los acontecimientos del día no se presentan como nos hubiera gustado, nos cuesta aceptarlos del modo como se van presentando.

Perder la serenidad, mostrar impaciencia complica mi propia vida y la de los que están a mi lado. Reconocer esos situaciones y convertirlos en oración de ofrenda, ayuda a todos a reencontrar la alegría que había quedado como empañada por un pequeño y seguramente inofensivo inconveniente. Texto: Hna. Carmen Solé.
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