Pescadores de hombres

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Jesús nos llama a seguirle para que seamos sus colaboradores; como antaño llamó a los apóstoles: “Jesús paseaba por la orilla del lago de Galilea cuando vio a dos hermanos: a Simón, también llamado Pedro, y a Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. Jesús les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres” (Mt 4,17).

Pedro, Andrés y otros apóstoles eran pescadores y Jesús no les cambia el oficio pero si la materia a pescar: de pescadores de peces pasan a ser pescadores de hombres. Pescar es lo que sabían hacer aquellos hombres y a pescar los manda y aunque el cambio es abismal, aquellos hombres corrieron tras Jesús y respondieron a su llamada. ¿Qué encontraron en su invitación a seguirle? Seguramente vieron en su invitación algo excepcional que los atrajo irresistiblemente, quedaron seducidos por la invitación. ¿No es lo que nos ha ocurrido a nosotros en el momento de nuestra elección a una vocación específica? Jesús de una forma u otra nos invitó y respondimos a su invitación. No nos pidió que cambiáramos nuestro modo de ser sino el querer seguirle con sinceridad y entusiasmo, no pidió, como se dice, peras al olmo. Con fidelidad a su querer intentamos ser fieles a su invitación, no somos ni súper hombres ni súper mujeres, somos lo que somos y con su gracia hacemos lo que sin su ayuda no seríamos capaces de hacer. Gracias sean dadas a Dios. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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