Reconocer su voz

Reconocer la voz del pastor, de aquel que nos quiere como nadie, del que habla sólo de amor y perdón, y ser conscientes de ello, es descubrir que Dios está presente y que hay una verdad en nosotros mismos. A veces es fácil dejarnos llevar por tantas “voces”, tantas cosas que nos rodean y que a veces ciegan nuestras ganas de luchar, e incluso ciegan nuestro corazón… que dejamos de reconocer la verdadera voz de Dios. Oír su voz nos abre las puertas de la propia vida, porque es ahí donde Dios nos está hablando, donde se comunica con cada uno. Por otra parte, Dios llama individualmente, nadie puede hacer nuestro trabajo, nadie puede responder por nosotros, es algo personal. Dios llama por nuestro nombre y sentirnos llamados es entrar… es abandonarnos a Él para vivir la vida con un verdadero compromiso. Aquel que llama, confía en que somos capaces, en nuestra misión, en nuestras capacidades… ¿confío yo en mis posibilidades? ¿tengo ganas de construir?.
Si seguimos a Jesús, al Evangelio, es porque hemos escuchado nuestro nombre, y eso no nos hace vacilar sino ser más fuertes. Seguir… sigue siendo compromiso; la fe no es simplemente creer algo sobre un tal Jesús sino que nuestra fe es algo más, sino no tendría sentido; la fe es creer en Jesús, en ese Jesús que me llama, que pronuncia mi nombre y que espera algo de mí. Texto: Hna. Conchi García.