La festividad del apóstol
San Juan está muy bien situada en este contexto navideño, muy cerca del Nacimiento de Jesús. Juan estuvo con el Maestro desde el principio y hasta al final, al pie de la Cruz.
Juan era hijo de Zebedeo y de Salomé. Su nombre, típicamente hebreo, significa “
el Señor ha dado su gracia”. Con su hermano Santiago el Mayor forma parte del grupo restringido que Jesús lleva consigo en determinadas ocasiones. Con el tiempo será una de las “columnas” de la Iglesia, como señala San Pablo, y fue el último superviviente del colegio apostólico.
Uno de los hechos más notables de Juan es haber escrito un
evangelio, el apocalipsis y tres cartas. Tres estilos muy variados impregnados de una fina y profunda espiritualidad que enriquece el mensaje revelado.
Juan nos habla insistentemente del Amor y de la Verdad. El amor que Dios nos tiene y el que debemos tener entre nosotros. En su evangelio expresa el motivo de sus escritos: “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que
creyendo tengáis vida en su nombre”. (Juan 20,31)
Texto: Sor María Josefa Cases.