En psicología se afirma que
ser sensible es estar abierto a todo cuanto sucede a nuestro alrededor en todos y cada uno de los momentos; y que la sensibilidad va muy unida a la meditación.
Saber captar la angustia, el sufrimiento, la necesidad del prójimo y ponerse a su lado para ayudarle, no es cuestión de dinero, sino de sensibilidad espiritual. Así lo atestiguan diariamente las personas entregadas al prójimo en cuerpo y alma.
La Madre Teresa de Calcuta decía que en nuestros días hay tanta carencia de amor y tanta pobreza porque
estamos faltos de sensibilidad espiritual, porque no estamos dispuestos a conocer lo que los otros necesitan.
Ser sensible espiritualmente:
es tener un alma grande,contemplativa y caritativa;
es vestirla de fiesta, por la oración;
es abrirla de par en par, como quien abre una ventana;
es ponerla a caminar por las calles de la vida a imitación de Jesucristo y de su Madre.
Texto: Magua.