Temor a desaparecer

lourdes
Pilar Lara Alén, una de las cuatro mujeres auditoras en el sínodo de obispos de Oriente Medio, narra como todos los obispos de la zona están preocupados porque los cristianos de estos territorios se van reduciendo en número de día en día. Los cristianos no ven futuro en sus países por las dificultades existentes. Los mayores, los que quieren ser presencia entre un mundo musulmán, se desesperan al ver que sus hijos se van del país. Recuerdo muy bien el disgusto de un padre de una de nuestras hermanas iraquís, cuando uno de sus hijos dijo que se marchaba del país porque allí no había porvenir para los cristianos. El padre repuso que si todos hacían como él, los cristianos iban a desaparecer de la zona, siendo los cristianos mucho más antiguos en la región que los musulmanes.

Incluso en los países musulmanes más abiertos, los cristianos son siempre ciudadanos de segunda. Excepto el Líbano que siempre ha sido considerado como la puerta del cristianismo de Oriente Medio. Todos los libros cristianos editados en árabe son impresos en este país. Con todo el porcentaje de cristianos libaneses ha disminuido seriamente y han pasado a ser del 50% a un 35%.

El Santo Padre ha hecho una llamada a los cristianos de Oriente Medio a ser piedras vivas de la Iglesia. Pero para vivir entre un mundo musulmán se requiere una formación doctrinal, espiritual y social profunda de los fieles y de los sacerdotes. Viendo esta necesidad el antiguo arzobispo latino de Bagdad fundó una escuela de teología a la que acudían todos los lunes más de trescientos alumnos y entre ellos se encontraban nuestras hermanas de Bagdad y hasta un sacerdote nestoriano que acudía desde Mosul.

Se requiere además de una buena formación, un espíritu de sacrificio pues ser testigo de Jesús en un mundo musulmán integrista que suele ser hostil, es duro. Lo importante en estos ambientes es que vean en los cristianos gestos de bondad y acogida.

Un punto de encuentro entre cristianos y musulmanes es María a la cual éstos últimos le tienen una gran devoción. Cuantas veces no me encontré en mis estancias en Oriente Medio, especialmente en los aeropuertos y dentro de los aviones, señoras que se me acercaban pidiéndome una medalla de María Madre. Y cuantas veces no he visto a señoras y soldados rezando ante la imagen de Nuestra Señora de Lourdes en la gruta contigua a la iglesia que tenemos en Bagdad. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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