El camino se hace
Pero siempre el camino está por hacer, siempre puede torcerse, convertirse en abrupto, difícil, peligroso. Hay quien tiene la especialidad de complicar lo fácil y otros en cambio de simplificar lo difícil. Y es que siempre hay personalidades que tropiezan con piedras que se van haciendo grandes y pesadas, peligrosas, mientras otros que saben apartar o apartarse de lo que es peligroso y ayudan a los demás a hacer lo mismo.
El camino de cada uno se va abriendo a lo largo de los años, con las propias huellas, con el propio esfuerzo y el de los que nos acompañan en la vida, entre todos vamos haciendo camino, un camino que es tan efímero que nunca volveremos a pisar, nunca volveremos atrás, cuanto dejamos allí quedó, el bien o el mal que hayamos podido hacer nunca podrá ser reescrito, aunque siempre el camino nos parece muy importante, muy interesante.
Todo cuanto afirma Machado en este poema puede convertirse en oración si sabemos pedirle a Dios que nos ayude en nuestro caminar, que aparte de nuestro camino cuanto nosotros no podemos apartar y que nos separa de Él, que dirija nuestra vista, nuestra alma, siempre adelante, que no nos quedemos quietos en ningún lugar del camino porque nos pueda parecer hermoso o porque creemos que nos fallan las fuerzas, la gracia para continuar.
Siempre se hace camino al andar, siempre podremos gozar de nuevas luces en el camino si seguimos caminando hasta el definitivo encuentro con Dios. Texto: Hna. Carmen Solé.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
(Antonio Machado)
