No soy feliz

A veces me encuentro con personas conocidas que sin demasiados preámbulos me dicen que no son felices, que la vida no les va por donde esperaban, que las cosas, en su ámbito, no funcionan y que en la sociedad todavía funcionan peor. Esta es una afirmación bien pesimista y pobre que no lleva a nada más que a sentirse cada vez peor y más triste. La vida, el mundo, desde la razón sola tiene poco arreglo.

Y es que a la vida no le podemos pedir más de lo que nos puede dar, si aprendemos a ver en cada acontecimiento no una fuente de felicidad sino una manifestación del amor que Dios nos tiene, seremos felices, aunque quizás no podremos evitar las lágrimas.

Pero esto no es una actitud pasiva, ni mucho menos, porque la meta a alcanzar es olvidarnos de nosotros mismos y de nuestras ideas, y procurar pensar siempre en los demás y en ofrecerles medios para que logren su felicidad, esto mismo nos hace felices, y nos acerca a Dios. Texto: Hna. Carmen Solé.
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