Estar con los que sufren

Hace unos días asistí a una cena solidaria organizada por un simpático pueblo cercano a Barcelona.Admiré la capacidad de entrega y entusiasmo de los organizadores y del pueblo entero que se volcó para que todo saliera lo mejor posible. Se iban a presentar tres proyectos: dos para África y otro para Oriente Medio. La presentación de los mismos corría a su cargo.

Al llegar a la sala del centro social del pueblo, nos encontramos con una inmensa mesa de doscientos puestos. Todo muy sencillo pero dispuesto con gusto y mucho cariño. Se ultimaban detalles. Llegaban señoras con postres hechos en casa, por su aspecto se veía la ilusión e interés con que los habían preparado, se comprobaba la megafonía, se revisaba que no faltara nada.

Se bendijo la mesa con un PowerPoint sobre el Padre nuestro que hizo uno de los grupos. Durante la cena el señor que tenía sentado a mi lado me contó que todo lo que comíamos lo habían ofrecido diversos comercios, de esta forma lo que se recogiera sería integro para los proyectos, no había gastos. La sala también nos acogía gratuitamente.

Fue un compartir rico con personas que saben pensar en los demás, que se reconocen privilegiados y que no quieren pasar por alto el dolor y sufrimiento de tantos pueblos postrados en la pobreza. Después de la cena hubo una rifa con objetos que diversas entidades les habían dado para esta ocasión. Una señora ofreció un hermoso cuadro, pintado por ella, un señor lo enmarcó. Varios restaurantes del lugar ofrecían una comida para dos personas. La participación fue masiva incluidas danzas y cantos. Terminó la fiesta con un bingo en un ambiente alegre y fraterno. Se notaba el cansancio de los organizadores al tiempo que expresaban su satisfacción.

Me acosté pensando en los que iban a recibir la ayuda y pedí al Señor bendijera a esta población de Corbera que desde los inicios de la guerra de Irak han aportado ayuda y cariño al pueblo iraquí.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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