Alertan sobre la degradación moral, social y política que atraviesa el país caribeño Obispos de Haití: "Nuestro país se hunde, tal es la magnitud del desastre"

Haití
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En su diagnóstico de la situación nacional, la CEH señala las causas estructurales y éticas del derrumbe: "Estamos asistiendo a un declive de la sociedad y a una decadencia de las instituciones que son sus pilares"

Denuncian un "Estado fallido, un territorio fragmentado y una población en fuga, 'herida en la carne y en el alma'"

Y cuestionan: "¿Por qué las autoridades estatales no hacen todo lo posible por proteger lo que queda de nuestro territorio y lo que debería ser inviolable, la vida, la libertad, la cultura y la memoria?"

La CEH también se pronuncia sobre el Proyecto de Constitución de 2025, reconociendo que se trata de "un momento significativo en nuestra vida nacional durante este período crítico", aunque hoy, la prioridad es la seguridad, la paz y la gobernanza para el bien del pueblo

(ADN Celam).- Ante la grave crisis que atraviesa Haití, la Conferencia Episcopal Haitiana (CEH) emitió un comunicado en el que denuncia el colapso del Estado, la violencia generalizada y las deficiencias del actual proceso constitucional promovido por el gobierno de transición. “Mientras nuestro país se hunde cada día más en el caos generalizado, y los pilares de la vida social y política se desmoronan uno a uno”, afirman los obispos, “sentimos más que nunca la urgencia de dirigir una palabra profética”.

Diagnóstico de la situación nacional

Los obispos haitianos alertan “sobre la magnitud del naufragio, denunciar lo que degrada la dignidad humana y proponer, a la luz del Evangelio, caminos de conversión, de justicia y de esperanza”.

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En su diagnóstico de la situación nacional, la CEH señala las causas estructurales y éticas del derrumbe: “Estamos asistiendo a un declive de la sociedad y a una decadencia de las instituciones que son sus pilares: un Estado fallido que ya no ofrece seguridad, justicia ni el mínimo indispensable para su pueblo; un territorio fragmentado, abandonado a la ley de las armas y al terror de las bandas armadas; una población en fuga, desplazada, humillada, empobrecida, herida en la carne y en el alma”.

A esta situación, se suma lo que los obispos llaman la “transgresión de lo sagrado” y la “trivialización de la vida”, evidenciada en ataques a lugares de culto, santuarios y símbolos culturales: “Estos ataques no solo destruyen piedras u objetos; golpean el corazón vivo de nuestro pueblo, su conciencia moral, su capacidad de esperanza”.

Constitución: avances y sombras

El comunicado denuncia que estas situaciones “son la señal de un pueblo que está perdiendo su sentido de Dios y, con él, su sentido de humanidad”. Y cuestiona “¿por qué las autoridades estatales no hacen todo lo posible por proteger lo que queda de nuestro territorio y lo que debería ser inviolable: la vida, la libertad, la cultura y la memoria?”.

La CEH también se pronuncia sobre el Proyecto de Constitución de 2025, reconociendo que se trata de “un momento significativo en nuestra vida nacional durante este período crítico”. Los obispos valoran algunos avances del texto, como “una clara voluntad de modernizar el Estado”, “la participación de mujeres y jóvenes”, y “el fortalecimiento de los derechos sociales fundamentales”. También saludan los mecanismos propuestos para “la lucha contra la corrupción y una representación más legítima de los partidos políticos”.

Sin embargo, advierten sobre deficiencias estructurales y de fondo que pueden comprometer el equilibrio democrático y la unidad nacional. Entre ellas, señalan: “un proceso poco inclusivo y elaborado, sin una Asamblea Constituyente elegida ni un auténtico debate ciudadano”; “un poder presidencial enormemente fortalecido”; “una peligrosa vaguedad en torno al modelo territorial”; y “la proclamación de derechos sociales sin mecanismos de recurso”. A todo esto, se suma “un modelo de gobernanza institucionalmente complejo que puede resultar difícil de aplicar en un país con capacidades administrativas y presupuestarias limitadas”.

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"No es el momento propicio"

Los obispos haitianos recuerdan que “la Constitución de un país es más que un texto legal: es un pacto social”, y que este requiere un amplio consenso nacional. En este sentido, declaran que “no es el momento propicio para el proceso que conduce a la adopción de una nueva Constitución. Hoy, la prioridad es la seguridad, la paz y la gobernanza para el bien del pueblo”.

La renovación de la Nación no surgirá de un texto, por bien escrito que esté, si no está impulsada por una conciencia cívica colectiva y renovada, un imperativo moral compartido y una cultura de diálogo y solidaridad”. Por ello, instan a trabajar “no en una Constitución de ruptura unilateral, sino una carta fundacional para el futuro común”.

A modo de exhortación final, la CEH llama a la ciudadanía a no caer en la resignación ni en la venganza: “A todos ustedes, hermanas y hermanos haitianos, les decimos que aún hay tiempo para evitar daños irreparables. Pero cada día de silencio, vacilación o duplicidad es demasiado. Se ha derramado demasiada sangre. Demasiadas familias han sido destruidas. Demasiados jóvenes han perdido la esperanza”.

Paz y recuperación

El comunicado concluye con una oración y un deseo de que “Él (el Señor) conmueva los corazones endurecidos, alivie a los humillados, bendiga a los pacificadores y, por intercesión de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, conceda a nuestro pueblo las gracias de la conversión, la paz y la recuperación”.

El mensaje fue firmado en Puerto Príncipe el 23 de julio del presente año, en la memoria litúrgica de santa Brígida, por los 12 obispos de la Conferencia Episcopal de Haití.

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