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Sínodo de Inglaterra y Gales: Piden que las mujeres “puedan predicar la homilía”
“Los sacerdotes sirven a la parroquia, y no al revés”, dicen los católicos
Los católicos de Inglaterra y Gales piden que la Iglesia sea más inclusiva, acabe con el clericalismo y utilice mejor los dones de las mujeres, según ha revelado un informe sinodal nacional de cara a la asamblea de 2023 en Roma
El documento, que sintetiza las conclusiones de los sínodos diocesanos, ha revelado una corriente de opinión para una Iglesia en la que los sacerdotes y los laicos colaboran y los creyentes ordinarios se formen como discípulos misioneros
El papel de las mujeres, incluyendo el “fracaso” en el "buen uso" de su contribución y su exclusión de los ministerios formales, fue descrito como un "tema constante" en los informes diocesanos elaborados en los últimos meses en la Iglesia de Inglaterra y Gales de cara al Sínodo sobre la sinodalidad de 2023.
“En general, las mujeres no eran consideradas una minoría marginada, sino una mayoría silenciada y no reconocida, cuyos dones yacen sin envolver e ignorados en el nártex de la parroquia”, asegura el informe, cuyas principales aportaciones ha recogido el semanario The Tablet.
En este sentido, se pide que se permita a las mujeres predicar la homilía durante la misa, mientras que “la tristeza y la frustración” de que las opiniones de las mujeres no se tomen en serio o se traten como de segunda clase, “impregnan todos los informes”.
La crisis de los abusos, "fuente de vergüenza"
En general, los católicos ingleses y galeses de a pie se sienten desprotegidos y alejados de los órganos oficiales de la Iglesia, mientras que la crisis de los abusos sexuales por parte del clero sigue siendo una “fuente de vergüenza y humillación”.
En cuanto al clericalismo, aparece identificado como una de las causas de la crisis de los abusos, ya que fomentó una actitud egoísta destinada a proteger a la institución, razón por la cual los católicos quieren ahora “una nueva forma de relación entre sacerdotes y laicos”, así como que se revise la formación de los sacerdotes. El documento afirma: "El clericalismo se invoca constantemente en los informes para describir una resistencia por parte de los sacerdotes “para que entiendan que sirven a la parroquia y no al revés".
A pesar de las críticas, muchos de los 30.000 católicos que participaron en el sínodo, este proceso sinodal fue descrito como una "revelación" y mostró la esperanza de “una Iglesia amorosa, misericordiosa, familiar y misionera en la que todos estén involucrados” y “abierta a la guía del Espíritu”.
En cuanto a los católicos LGBTQ+, el documento refleja cómo “los homosexuales son señalados o no son bienvenidos” y son “objeto de prejuicios y hostilidad”, entre “una serie de grupos marginados" entre los que se encuentran las mujeres, los jóvenes, los católicos divorciados y vueltos a casar, la comunidad itinerante, las personas con necesidades adicionales, las personas de color y los tradicionalistas.
