Nace Marc Chagall en Vitebsk (Bielorrusia) en 1887, primogénito de una modesta familia de nueve hijos, de devota fe jasídica. Superando enormes dificultades, consigue en 1910 el mecenazgo del abogado judío Max Vinaver que le facilita billete a París y le provee de un subsidio mensual para su formación artística. Inspirado, sobre todo, por los recuerdos de su aldea, trabaja intensamente en París, y llega a exponer individualmente en Berlínen 1914. Pero estalla la Guerra y se refugia, de momento, en el hogar familiar de Vitebsk.
Celebrará esponsales, en su aldea natal, con su novia Bella Rosenfeld,naciendo del matrimonio, en 1916, la pequeña Ida.Pero le sacude un nuevo sobresalto, cuando estalla en su país la Revolución en Octubre de 1917. No pensemos que el nuevo orden amenazase de negros nubarrones el día a día del gueto judío. Más bien lo contrario: se empezaría a despejar el horizonte de humillación, y se anunciaba un nuevo tiempo de libertad. En esa admósfera de equidad y esperanza, monta su caballete el pintor treinteañero y sorprende a todos con la disparatada fantasía que se presenta ya en el post:
EL PASEO, 1917
Nos hemos acostumbrado a que en las figuraciones de Chagall la gente, sobre todo los enamorados, vuele, y los animales convivan, como si fueran personas, con los humanos. En "El cumpleaños" (1915) es el novio quien vuela. En el paseo de hoy es ella quien, como una cometa, asciende. Uno se imagina que del brazo izquierdo de Bella una invisible mano (¿un ángel?) está tironeando hacia arriba. Claro que Marc está bien fijo en la masa de color del mantel de picnic. Por cierto, que se observa en el bodegón del almuerzo, una jarrita de cristal con vino. Y desde luego al pintor se le adivina alegre.
El edificio religioso del fondo, en rosa pálido, hace juego con el vestido rosa de la enamorada. Todo, en ese lado, ligero asciende. No olvidemos que, para la familia jasídica, una chispa del espíritu de Dios está dentro de todos los seres humanos y en todo lo creado. Que se le puede adorar en diferentes formas: con el trabajo, con una sonrisa que viene del corazón, con la oración y con el silencio, con las buenas acciones, y especialmente con el espíritu alegre...
Desde su partida de Rusia en 1922, no regresará Chagall hasta medio siglo después, en 1973. Invitado por el Ministerio de Cultura Soviético inaugurará, en la Galería Tretrikov de Moscú, una gran exposición de su obra. Y firmará los murales de la decoración del teatro de arte judío.No visita su pueblo de Vitebsk, destruido durante la guerra y reconstruido sin alma. Refiriéndose al cementerio declara:
Incluso las lápidas ya no están en pie después de la guerra. Si las tumbas estuvieran todavía allí, hubiera ido...
Y en otro momento:
Hubiera sufrido mucho al no reconocer mi ciudad. Y en todo caso la he llevado siempre en mi corazón.
El óleo, 162x122 cm., fue realizado emocionadamente tres años después de la visita, a sus 89 años. Regresa en imagen al Vitebsk que conoció, y se reconcilia con su padre, que como fervoroso judío, no veía con buenos ojos, por el peligro de idolatría, la representación de imágenes. Y pide disculpas a los vecinos por no haberlos visitado en su fulgurante presencia en el país. Pero veamos ya el maravilloso abrazo del hijo que regresa... Este cuadro puede visitarse en la exposición de Madrid.
EL HIJO PRÓDIGO, 1976
Para la fiesta del regreso ha creado Marc Chagall un clima espiritual luminoso: amanece, y nos llega cacareando la aurora en la garganta de un gallo muy rojo.El padre y el hijo se dan el abrazo que tantas veces hemos visto reproducido en escenas de amantes. Un pasillo central muy abierto respeta la intimidad de ambos protagonistas, que parecieran iniciar tímidos pasos de danza, tan valorada en el jainismo. Al fondo, más clara, la catedral ortodoxa. Y, frente a ella, la casa con tres ventanas de la familia del pintor.
Aquí, como en la parábola bíblica, se organiza una gran fiesta con la participación de todos. Hasta se ven músicos: un violinista con los brazos abiertos y un vecino soplando el sofar, trompeta de cuerno de carnero. A la izquierda, con ramo de flores, una muchacha nos invita a participar. Acaso dibujó Chagall una amiga de escuela, y quedó reflejada en su retina y en su pincel la pureza de aquel rostro. La roja falda sugiere alegría y acaso primeros amores.
Finalmente, a la derecha, el joven pintor que era entonces Chagall, acompañado, mejilla con mejilla, de uno de sus personajes entrañables -asno, vaca...- que humanizan su pintura. No volverá el artista a su aldea natal, y fallecerá, nueve años después, en Francia, su segunda patria, donde habrá residido casi sesenta años de su fecunda y amorosa existencia. (Si queréis disfrutar de una imagen de "El hijo pródigo" con mejor calidad, podéis pulsar aquí.)
"SÓLO ES MÍO", POEMA
"El pintor errante" Marc Chagall también fue poeta. Me han llegado unos versos suyos,dramáticos y tristes pero lúcidamente hermosos. Su mundo interior es un salón con mesa camilla, un jardín, una ciudad, un país... En él habita gente que un día se amó y se sigue amando hoy:
Sólo es mío
el país que se encuentra en mi alma.
Entro en él sin pasaporte
como en mi casa.
Ve mi tristeza y mi soledad
me hace dormir
y me cubre con una piedra perfumada.
En mí florecen jardines
mis flores son inventadas.
Las calles me pertenecen.
Pero no hay casas.
Han sido destruidas desde la infancia.
Los habitantes vagabundean en el aire
en busca de un albergue.
Habitan en mi alma.
Por esto es por lo que sonrío
cuando apenas brilla el sol.
O lloro como una leve lluvia en la noche...
