La Iglesia de San Francisco renace esta Navidad

La parroquia de San Francisco de Asís, ubicada en el vitoriano barrio de Zaramaga, se transforma en un espacio con vocación pastoral centrada en el misterio de la Encarnación.
Tras la creación de la Unidad Pastoral Zaramaga a comienzos de este siglo, conformada por las parroquias de Nuestra Señora de Belén, Buen Pastor y San Francisco, el descenso en la feligresía, el envejecimiento de la población y la escasez de sacerdotes suscitó una preocupación en la comunidad cristiana de la zona que planeaba sobre el posible cierre de alguno de los templos o su destino para otros fines pastorales.



Paulatinamente la atención pastoral se fue centrando más en las parroquias de Belén y Buen Pastor, quedando San Francisco como la primera candidata a vivir una solución de cambio.

El hecho de ser una obra arquitectónica relevante, recordemos que este templo lleva la firma del arquitecto Luis Peña Ganchegui, era un dato que obligaba al obispado a medir con cautela la decisión sobre el futuro de esta iglesia. Entre las propuestas que se barajaban estaban las del simple cierre del templo como parroquia, la de abrir la iglesia para celebraciones puntuales, se barajó la idea de transformarla en un columbario adscrito al cercano cementerio de Santa Isabel, y también la idea de albergar un museo de la imaginería cristiana.

Al final el obispado ha optado por una decisión salomónica que abarca casi todas las opciones, dejando la puerta abierta en todo caso.

El vicario para la ciudad, Fernando Otaduy, matiza la decisión adoptada por el obispado: “la parroquia de San Francisco no se cierra, se hace uso de este espacio para seguir al servicio de toda la diócesis y no solo de la comunidad cristiana de Zaramaga. Por ello se ha decidido emplazar allí la Casa de la Palabra, que es el nombre elegido para el servicio diocesano de animación bíblica de la pastoral; se está estudiando dar uso de algunos espacios a la dimensión caritativa de la Iglesia y también se ha escogido San Francisco como lugar para acoger la colección de belenes donadas por D. Luis María Sánchez Íñigo.”

El obispo de la Diócesis, monseñor Asurmendi, presidirá la Eucaristía de la comunidad el próximo domingo día 30 y trasladará personalmente a los feligreses la decisión tomada desde el obispado.


Los belenes de D. Luis Mari.


Paralelamente a la reflexión diocesana discurría otra historia particular, la de Luis Mari Sánchez Iñigo, quien fuera director gerente de la Agencia de Renovación Urbana , y que además es un apasionado desde niño del belenismo. Tanto que a lo largo de sus 87 años ha ido conservando y atesorando una impresionante colección de belenes. Cuando ya no cabían en su casa una lonja en la calle Blas de Otero ha albergado hasta hace pocos días el legado que hoy es ya patrimonio de la diócesis de Vitoria. Luis Mari ha donado a la diócesis toda su colección de belenes para ser la primera piedra de un proyecto más ambicioso: “desde esta iglesia de san Francisco me gustaría se irradiase a toda la Diócesis ese espíritu navideño que yo recuerdo de mi ciudad cuando era pequeño.”

“El Niño Jesús era un chaval amigo mío”

Luis Mari recuerda cómo su madre le contaba historias del Niño Jesús, “se las inventaba. Durante mi infancia yo sentí que el Niño Jesús era un chaval amigo mío”. Si bien Sánchez Iñigo ha dejado en manos del obispado su colección y la gestión de este patrimonio y el proyecto que nazca a partir de él, también tiene su idea de cómo podría verse completado su sueño. “Yo deseo que esto sea un foco de irradiación de la Navidad. Este tendría que ser un espacio para acoger la Navidad todo el año. Donde se organicen conferencias, conciertos, exposiciones. Donde se ofrezca el pregón de Navidad. Desde donde se vuelvan a recuperar los concursos de belenes, donde se organice un taller de belenismo, donde se les enseñe a las nuevas generaciones la verdadera magia de la Navidad.”

La colección de belenes de Sánchez Íñigo supera la treintena, diez maquetas de gran tamaño y una veintena de diaporamas.


El belenismo tiene como objeto instantáneas en tres dimensiones de pasajes de la Historia de Jesús de Nazaret. Desde la Anunciación hasta la huída a Egipto, la imaginería belenista representa en pequeñas tallas escenas ambientadas en la Judea del siglo I o recreadas en otros espacios y épocas. Así, entre los belenes que formarán parte de la exposición permanente y del legado que deja Sánchez Iñigo hay una “Plaza de la Virgen Blanca de 1854”.


“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”
Pero San Francisco no solo acogerá un espacio dedicado a los belenes, el templo dedicará la capilla y uno de los laterales de la entrada al Servicio Diocesano de Animación Bíblica de la Pastoral. En palabras de su responsable, José Antonio Badiola, “este pretende ser un espacio vivo, de acogida a todos aquellos que tengan inquietud por acercarse a La Palabra. Habrá un servicio de documentación, se darán charlas y cursos, y por supuesto también celebraciones, encuentros de oración en torno a La Palabra de Dios.” Se espera que a lo largo de este curso se realicen las obras necesarias y comience a darse el servicio en esta nueva ubicación que llevará por nombre La Casa de la Palabra.

En el proyecto inicial se contempló la posibilidad de que Cáritas hiciese uso de algunos de los locales, pero está opción fue al final desestimada. No obstante se mantiene el deseo del obispado de albergar espacios vinculados a la dimensión caritativa de la Iglesia.


La Asociación Belenista de Álava.

La tradición belenista en Álava es longeva, si nos remontamos podemos llegar hasta el siglo XVII época en la que se fecha el belén de Laguardia, y las manifestaciones del belenismo en nuestra ciudad han tenido su máximo exponente en la iglesia del Carmen, con el belén que se instala en una de las naves laterales del templo y con la tradicional exposición de belenes en el claustro de la comunidad carmelita; y con el Monumental Belén de La Florida, una recreación a tamaño natural que durante años fue el mayor belen de España.

Luis Mari Sánchez Íñigo fue presidente de esta asociación a comienzos de la década de los 90 y logró dar un impulso a las actividades belenistas. Entre algunos de sus logros se encuentra la realización del Pregón navideño en el Teatro Principal.


El actual presidente de la Asociación, Iñigo Bastida, ha manifestado lo siguiente respecto al a la ubicación de la colección de belenes de quien fuera presidente de esta asociación: “A fecha de hoy nadie nos ha invitado a participar en el proyecto de ninguna manera, ni el propio Luis Mari ni el obispado. No obstante, puedo decir que pueden contar con nosotros cuando quieran para dar vida a ese proyecto. Desde la Asociación se me ocurre así de pronto que podemos ofrecer material para exposiciones temporales, contactos para conferencias o belenistas para impartir talleres.”


San Francisco de Asís, el primer belenista.
En la Noche Buena de 1223 el santo de Asis, en una cueva próxima a la ermita de Greccio, recreó el Portal de Belén por primera vez y se convirtió en el precursor de una tradición que sigue vigente con fuerza hasta nuestros días.



Non solum sed etiam.


¡Qué mejor lugar! Cuando tuve conocimiento del proyecto de ubicar en la iglesia de San Francisco La Casa de la Palabra y una exposición de belenes solo pude alegrarme.
La parroquia de San Francisco fue uno de los templos con mayor tradición belenista de nuestra ciudad hasta hace unas décadas en la que se dejó de instalar el tradicional belén en el pasillo de la entrada que ocupaba varios metros. Con esta iniciativa San Francisco vuelve a tener no uno, sino muchos belenes.
Que además coincidan en el lugar el servicio de animación bíblica pues resulta hasta lógico: todo empezó cuando “la Palabra se hizo Carne”.
Y si además la Caridad, algo tan propio de la Iglesia, tan presente en el espíritu navideño, tiene su espacio, se completa una trilogía perfecta.
En esta ocasión con satisfacción felicito a quienes han sido los responsables de tomar la decisión para el futuro de un templo como la iglesia de San Francisco. Sin duda esta decisión está en la línea de la Iglesia de otro Francisco, una iglesia que mira más al frente que al pasado.
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