Concluyen las Jornadas formativas desde Pastoral de la Salud en Vitoria José Carlos Bermejo: “Confío en que nos miremos todos como protagonistas de nuestro devenir y de nuestra esperanza, no solo víctimas de la pandemia”

José Carlos Bermejo: “Confío en que nos miremos todos como protagonistas de nuestro devenir y de nuestra esperanza, no solo víctimas de la pandemia”
José Carlos Bermejo: “Confío en que nos miremos todos como protagonistas de nuestro devenir y de nuestra esperanza, no solo víctimas de la pandemia” VLG

El director del Centro de Humanización de la Salud San Camilo ha cerrado el ciclo de charlas organizado por la Diócesis de Vitoria

"Nos hemos adaptado a las circunstancias y a las necesidades del momento histórico que estamos viviendo"

"Hemos de recuperar ese mundo de presencialidad y de ritos humanizadores y aprovechar, de paso, a humanizarlos"

El dominio de su correo electrónico es “humanizar.es”,, con ello ya se define una parte importante del perfil del usuario. José Carlos Bermejo ingresó en el seminario menor de los religiosos camilos de Navarrete (La Rioja), con tan solo once años, y su vida ha estado ligado siempre a esta orden. Actualmente dirige el Centro Asistencial San Camilo para personas mayores dependientes y enfermos al final de la vida, y el Centro de Humanización de la Salud. Todo ello lo compagina con la formación que imparte a través de cursos, charlas y una buena colección de publicaciones. 

Este viernes ha viajado hasta Vitoria-Gasteiz para cerrar un ciclo de charlas de formación organizadas por la Delegación de Pastoral de la Salud de la Diócesis, oportunidad que aprovechamos para charlar con quien es hoy un referente en España sobre temas como el acompañamiento en el duelo, un tema que con la pandemia ha adquirido un triste protagonismo. Repasando un poco su biografía parece ser que dedicar su tiempo a los demás, y de manera particular a los enfermos, ha sido una vocación presente en toda su trayectoria. 

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Ha venido a Vitoria a cerrar un ciclo de formación organizado por la Delegación de Pastoral de la Salud de la Diócesis. El título es la espiritualidad del agente de Pastoral de la Salud. ¿Qué papel juega lo espiritual en el mundo de la Sanidad, de la salud, tanto respecto de agentes, profesionales o sujetos pacientes?

En los últimos años está aumentando la conciencia de la importancia de lo espiritual en la salud. El mundo de los valores, de lo simbólico, de la trascendencia, así como el mundo religioso, tiene un importante papel en la salud de las personas. Por eso, se han introducido términos como bienestar espiritual, cuidado espiritual, sufrimiento espiritual, necesidades espirituales en la enfermedad y el duelo, competencia espiritual, inteligencia espiritual, diagnóstico espiritual, como categorías de interés entre los profesionales de la salud. Es obvio que la salud es una experiencia biográfica que está interconectada con todo; y, por tanto, también vinculada con la dimensión espiritual, tanto en el proceso de enfermar, como en el de recuperarse o paliar. Por eso, considerar la dimensión espiritual en los procesos de salud es un deber de profesionalidad, no solo un añadido de atención religiosa en los hospitales, sino un deber de atención integral, con diferentes niveles de especialización y de servicios.

Me consta que en el Centro de San Camilo que usted dirige, y que lleva por nombre Centro de Humanización de la Salud, están a tope. Los profesionales y voluntarios con formación que ustedes imparten no están dando a basto para atender las necesidades de acompañamiento en diversas realidades que, a raíz de la pandemia, se ha incrementado exponencialmente. Háganos una radiografía de la situación actual solo en el ámbito que ustedes controlan, y si sabe cómo está siendo la situación en otros lugares. 

La pandemia, en el mundo de la atención a los mayores, nos ha impactado de manera muy intensa y se han quedado muchos por el camino. Afortunadamente seguimos cuidando, tanto en la dependencia como al final de la vida, fieles a la misión del Centro San Camilo. En el mundo del duelo, se han producido grandes transformaciones, tanto en la experiencia de las personas que piden ayuda por duelo complicado, como en el modo de acompañar, durante tanto tiempo on-line. Nos hemos adaptado a las circunstancias y a las necesidades del momento histórico que estamos viviendo. También se han caído muchas fronteras, en cierto sentido, y estamos acompañando a muchos más grupos que antes en América Latina y otros lares, en clave de humanización de la atención sanitaria y del acompañamiento en duelo complicado.

Además de una amplia formación académica en todos los temas relacionados con la salud, el acompañamiento, el duelo, usted escribe e imparte cursos y charlas. ¿Dónde hace falta poner hoy el acento de la formación de profesionales para atender la pandemia psicológica sobrevenida por la pandemia vírica?

Tenemos un gran déficit en la formación en competencias blandas en los profesionales de la salud, y también en los profesionales de la atención espiritual. El desafío está en cultivar las competencias relacionales, éticas, espirituales, culturales, y no solo las competencias científico-técnicas en los profesionales del cuidado y de la atención en salud. Las facultades de medicina, teología, psicología, enfermería, deberían replantearse el modo como miramos a la persona que sufre, para humanizar la mirada y la atención, para no caer en veterinaria de cuerpos humanos, o en funcionariado de ritos, sino promover una verdadera cultura del encuentro, como sanadores heridos que somos. El impacto de la pandemia nos hace tomar conciencia de que la salud también depende de categorías como la responsabilidad; que la vida también depende del cuidado. Por eso, el desafío de humanizar el mundo de la salud, lo tenemos ante nosotros: una salud a la medida de la condición humana, que es más que biológica.

¿Hay perfiles definidos de los usuarios que acuden a su servicio?

A nuestro Centro acuden personas mayores dependientes, personas al final de la vida, personas en duelo complicado, así como profesionales que quieren cualificarse para un acompañamiento humanizado. Al máster en counselling, al máster en intervención en duelo, al posgrado en cuidados paliativos y al posgrado en pastoral de la salud, acuden profesionales que quieren ser líderes humanizadores, provocadores de un movimiento innovador de cuidados con H de humanizados, respetuosos de la sagrada dignidad de todo ser humano, personas apasionadas por aliviar un poco del sufrimiento evitable y acompañar el sufrimiento inevitable.

Hace un año usted mismo vivió en carne propia la enfermedad del coronavirus. ¿Siente que el haber pasado por una experiencia similar a la que algunas personas que hoy demandan ayuda para superar las secuelas vitales, le ha permitido enfocar la atención de otra manera?

La mirada desde la horizontal, desde el internamiento, desde la experiencia de ser cuidado, es una mirada complementaria a la realidad del sufrir. Hay una parte de la experiencia personal que es tan personal e intransferible que sólo se puede compartir en parte, o comprender en parte. De ahí la importancia de humanizar las relaciones para que el sufrimiento sea acompañado bien, consolado debidamente. En la pandemia, estamos masticando mucha incertidumbre, y también mucho sufrimiento asociado a lo desconocido, a las secuelas de diferente naturaleza, que controlamos poco y vamos conociendo al ver que se producen en diferentes individuos.

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Una de las consecuencias provocadas por la pandemia ha sido la paralización de los duelos, e incluso de las ceremonias de despedida. ¿Cómo se puede ayudar a las personas que tienen enquistado un duelo no realizado o realizado a medias?

La pérdida del acompañamiento al final y de los ritos fúnebres es un gran drama. Hay que comprenderlo, en parte, como medida de prevención y de cuidado de la salud pública, pero hay que ser muy conscientes de lo que significa retirar los ritos de la vida humana, particularmente los fúnebres. Con ellos comenzó la humanidad y en ellos nos definimos como tocados por la muerte, amantes que sufren al perder los vínculos significativos, humanos al hacernos preguntas por el sentido de la vida. Hemos de recuperar ese mundo de presencialidad y de ritos humanizadores y aprovechar, de paso, a humanizarlos.

Y para terminar cómo cree que ha quedado de tocada esta sociedad y especialmente las generaciones más jóvenes.

Hay muchas repercusiones. Vivimos fatiga pandémica, faltos de proximidad física, de abrazos, de socialización presencial de nuestra identidad humana, vivimos tocados a nivel económico y puede que con mucho ruido local y poca mirada universal. Esto es como un huracán que deja muchas huellas de haber pasado y algunas serán desafíos para la reconstrucción o para la construcción. Yo confío en que los jóvenes se miren a sí mismos como motores de resiliencia, de reconstrucción y crecimiento postraumático. Y que nos miremos todos como protagonistas de nuestro devenir y de nuestra esperanza, no solo víctimas de la pandemia.

Vídeo integro de la intervención de José Carlos Bermejo en Vitoria

Non solum sed etiam 

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Este viernes se ha cerrado una serie de charlas formativas, una de las iniciativas que la nueva delegada de pastoral de la Salud, la religiosa sanchina Daniuska, junto con su equipo, han puesto en marcha en esta etapa de la Delegación post pandemia:  “Las Jornadas formativas desde Pastoral de la Salud en este año 2020-2021 ha sido una experiencia de superación Pastoral. Los temas de formación a lo largo del año se han organizado de modo que aporten las herramientas propias del acompañamiento integral. Iniciando desde lo que es Pastoral de la Salud hasta la Espiritualidad del Agente de Pastoral de la Salud, acompañar en la Soledad, el duelo y relación y ayuda conforman toda la gama de temas propuestos de forma presencial. El objetivo principal ha estado orientado hacia el actualizar el ser y hacer de la Pastoral y a lo largo de un año me ha dejado una sensación de irse abriendo la puerta a un campo de misión Pastoral más amplio.”

La Diócesis está trabajando en la formación para dar mayor humanización a sus servicios. Un ejemplo es también el Centro de Escucha de Berakah ubicado en la cuesta de San Vicente.

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