El progresismo de mañana
El 44% de los europeos opina que: “el rol más importante de la mujer es cuidar de la casa y la familia”.
El último eurobarómetro que aporta datos de opinión sobre el tema de la igualdad de género aporta datos esperados y otros que mediáticamente son calificados como “aparentemente opuestos”.
En el informe publicado este lunes se muestra que “los ciudadanos de los Veintiocho, pese a la persistencia de muchos estereotipos, mantienen una rara unanimidad en torno a la condena de la brecha salarial entre hombres y mujeres. La Comisión Europea cifra la diferencia en el salario por hora medio bruto que ganan los hombres y el que ganan las mujeres en el desempeño de un mismo trabajo en el 16,3% —del 14,9% en España—. Un abismo que nueve de cada diez europeos califica de "inaceptable" y del que son conscientes en una gran mayoría de los casos. Además, cuatro de cada cinco consultados afirman que la igualdad de género "les importa personalmente".” (Texto extraído del Diario El País)
Este mismo diario califica de datos “aparentemente opuestos” el que el 44% de los europeos piense que “el rol más importante de la mujer es cuidar de la casa y la familia”. Esta opinión se reparte más concretamente en el 44% mujeres y el 43% hombres. Esas cifras se repiten entre quienes opinan que el papel más importante del hombre es ganar dinero.
La Comisión Europea de Igualdad de Género, presidida por Vera Jauroba, “ha mostrado este lunes su intención de actuar para acortar la brecha salarial. Su plan de acción contempla tres medidas todavía por concretar: fortalecer el principio de igualdad salarial reformando la directiva de Igualdad de Género, instar a la Eurocámara y a los Estados miembros a que adopten lo antes posible la propuesta de conciliación de vida laboral y personal, y financiar proyectos que promuevan la presencia de mujeres en altos puestos de dirección.”
Non solum sed etiam
Empecemos por las intenciones de la Comisión Europea: hablar de acortar la brecha salarial a estas alturas es una broma de mal gusto cuando las leyes europeas prohíben desde 1950 la discriminación salarial por razón de género. Esto ya tenía que ser una realidad.
Respecto al tema de la conciliación laboral y familiar podríamos decir que es un tema viciado de inicio, mantener la inserción laboral – ojo tal y como se entiende y promueve entenderse – y a la par subir los índices de natalidad de esta Europa envejecida, resulta difícilmente conciliable.
Y tercero, financiar proyectos que promuevan la presencia de mujeres en altos puestos de dirección podría sonar a un empoderamiento femenino por narices, y no por capacidad. Promuévanse proyectos para la presencia de personas altamente cualificadas, y con dos dedos de frente, en altos puestos de dirección, tanto en el mundo empresarial, político o social. ¡Esto si sería una medida de igualdad!
Pero vayamos a lo paradójico (¿?) de que casi la mitad de los europeos de ambos géneros opinen que “el rol más importante de la mujer es cuidar de la casa y la familia”.
Creo que no hay nada de datos opuestos creer que el salario ha de ser igual para las personas según su calificación y labor profesional, y para nada condicionado a una cuestión de género, y el opinar que una familia funciona mejor con mamá en casa. No es una cuestión de opinión sino de evidencias. Y de dignificación de la maternidad como contribución social.
Si hasta los presos cotizan a la seguridad social, porque es un derecho reconocido, ¿por qué no existe una cotización de las amas de casa a la seguridad social?
Una propuesta para quien quiera coger el guante, me da igual las siglas:
Prímense a las empresas que coticen a la seguridad social por su trabajador y su pareja, si esta se encarga de atender la casa y los hijos. Por supuesto el salario se ingresaría a nombre de ambos.
Y que cada familia valore si la casa funciona mejor con un miembro u otro de la pareja. A buen seguro un alto porcentaje volvería a ser la mujer la que atendería el hogar y los hijos, y no por motivos machistas ni feministas, sino por operatividad, resultados y consecuencias favorables para la familia heterosexual, o tradicional si se quiere. En otros modelos familiares cada cual tendría que elegir.
Centrándome solo en el modelo de familia tradicional, es muy probable que el regreso de la madre al hogar, con unas condiciones y reconocimientos justos dentro y fuera de la casa, incidiría en muchos problemas que padecen hoy muchos niños: bajarían los índices de malnutrición escolar; descendería el número de niños que son derivados a servicios de psiquiatría por desajustes varios del comportamiento; aumentaría el número de niños que van al colegio a estudiar y no a ser educados – la educación la llevarían de casa, como el almuerzo; los recursos familiares dedicados a la contratación de niñeras, trabajadoras del hogar, comedores escolares, extraescolares de recurso, o guarderías quedarían para gastos familiares; muchos abuelos recuperarían su vida privada y dedicar el tiempo que quisieran a disfrutar con los nietos, no a cuidar de ellos; y seguramente más cosas cambiarían.
Que nadie se alarme. Los comedores escolares tendría su razón de ser para atender a quienes no tuviesen otra alternativa (pienso en familias monoparentales, en tiempos de enfermedad o ausencia temporal de uno de los miembros de la pareja,…); tampoco las personas que se ganan la vida como trabajadores del hogar quedarían sin campo laboral: ancianos, enfermos, impedidos, …; y los abuelos, siempre tendrían la satisfacción de estar ahí, para una necesidad, pero no para una obligación.
La conciliación laboral/familiar no debe poner el acento en el acceso de la mujer a un puesto laboral para poder sacar su familia adelante, sino en que la mujer, el hombre, que lo desee, pueda sacar su familia adelante sin necesidad de sacrificar la atención a sus hijos y a su hogar. Pero esto es demasiado progresista como para pensar que los políticos de hoy piensen en ponerlo en práctica.